La intención de Trump de adquirir Groenlandia ha provocado debate e intriga global. Pero ¿cuáles son las razones estratégicas y políticas detrás de esta idea inusual?
Recientemente, el presidente Donald Trump volvió a sorprender al mundo al reafirmar su intención de adquirir Groenlandia. el presidente elegido de Estados Unidos declaró que esta medida sería “esencial para la seguridad nacional y la libertad global".
Aunque el interés por la isla no es nuevo, ya que se remonta a su primer mandato, la reacción internacional renueva la tensión en torno a la idea.
En ese momento, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, calificó el plan de “absurdo”, poniendo fin rápidamente al debate.
- Trump intensifica deportaciones, México fortalece frontera en medio de acuerdo político
- Trump y la Franja de Gaza: Estados Unidos propone cambios en territorio palestino
- Canal de Panamá bajo presión: conozca las alternativas que podrían transformar el comercio en el siglo XXI
- ¡La OTAN se ve obligada a actuar! Aviones F-35 despegan tras aproximación de avión ruso a la frontera
Ahora, sin embargo, incluso antes de asumir nuevamente el cargo, Trump está dando señales de que usaría influencia económica o incluso militar para poner a Groenlandia bajo control estadounidense.
La isla, ubicada geográficamente en América del Norte pero vinculada políticamente a Dinamarca, reaviva los debates sobre soberanía e intereses estratégicos globales.
Los líderes europeos reaccionaron con preocupación, señalando posibles paralelos con las recientes acciones rusas. El canciller alemán Olaf Scholz, sin citar directamente a Trump, subrayó: “El principio de inviolabilidad de las fronteras se aplica a todos los países, del Este al Oeste.."
Moscú y el reflejo de la amenaza estadounidense
Si bien la propuesta de Trump provocó indignación en Europa, Moscú aprovechó la oportunidad para justificar sus propias acciones en Ucrania.
Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, sugirió que se consultara a la población de Groenlandia, mencionando los referendos celebrados en las regiones ucranianas anexadas por Rusia, ampliamente condenados como fraudulentos por la comunidad internacional.
La reacción de Frederiksen esta vez fue más contenida. “Necesitamos una cooperación muy estrecha con los estadounidenses. Estados Unidos es nuestro aliado más cercano.“, dijo el primer ministro, tras una llamada telefónica con Trump.
La postura conciliadora refleja la compleja posición de Dinamarca, dividida entre preservar su soberanía y mantener relaciones estratégicas con Estados Unidos.
Un pueblo dividido: la identidad groenlandesa en juego
En Groenlandia el sentimiento de independencia es fuerte. Ulrik Pram Gad, experto del Instituto Danés de Estudios Internacionales, señala que las medidas de Trump están en línea con la Doctrina Monroe, que busca eliminar las influencias externas de Estados Unidos. “Quieren garantizar que ningún chino o ruso establezca presencia en Groenlandia“, explicó Gad.
Los vínculos históricos entre Dinamarca y Groenlandia son de larga data. Colonia danesa hasta 1953, la isla es hoy un territorio autónomo con derecho a la independencia mediante referéndum desde 2009.
Sin embargo, la dependencia de los fondos daneses y la pequeña población (alrededor de 57 habitantes) hacen de la independencia un desafío logístico y económico.
El primer ministro de Groenlandia, Mute Egede, defiende la independencia pero rechaza estar subordinado a ninguna nación. “No queremos ser daneses. No queremos ser estadounidenses. Queremos ser groenlandeses“, declaró, reiterando la necesidad de un futuro autosuficiente.
La joya del ártico
El interés por Groenlandia no se limita a su posición estratégica. La isla es rica en recursos naturales como petróleo, gas y tierras raras, esenciales para tecnologías como los automóviles eléctricos y las turbinas eólicas.
Actualmente, China domina la producción mundial de estos minerales, lo que aumenta el atractivo de Groenlandia como alternativa.
El derretimiento de los casquetes polares, provocado por el cambio climático, hace que estos depósitos sean más accesibles. Sin embargo, los problemas ambientales han dificultado la exploración. Hasta la fecha, el gobierno local ha bloqueado proyectos mineros para preservar el medio ambiente.
Además, la retirada del hielo abrió nuevas rutas marítimas, facilitando la navegación entre Europa y Asia. Estos cambios hacen que Groenlandia sea aún más codiciada, tanto por las potencias económicas como por las fuerzas militares. Rusia y China, por ejemplo, buscan ampliar su influencia en el Ártico, lo que genera preocupación entre los miembros de la OTAN.
presencia militar estadounidense
Estados Unidos ha mantenido una importante presencia militar en Groenlandia desde la Segunda Guerra Mundial. Cuando la Alemania nazi ocupó Dinamarca en 1940, los estadounidenses rápidamente enviaron tropas para evitar una invasión alemana de la isla. En 1946, Harry Truman ofreció 100 millones de dólares en oro para Groenlandia, pero Dinamarca se negó.
A pesar de esto, la base militar estadounidense permaneció. Hoy conocida como Base Espacial Pituffik, alberga sistemas avanzados de alerta de misiles, dada la proximidad estratégica entre Europa y América del Norte.
Trump y la tradición de adquisiciones territoriales
La propuesta de Trump de adquirir Groenlandia puede parecer excéntrica, pero tiene un precedente histórico. A lo largo del siglo XIX, Estados Unidos compró territorios como Luisiana (a Francia), Alaska (a Rusia) y Florida (a España).
Incluso Dinamarca ha vendido tierras a los estadounidenses, como las Islas Vírgenes, adquiridas en 1917 por 25 millones de dólares.
Sin embargo, Groenlandia no está a la venta. Mute Egede rechazó categóricamente la idea y afirmó: “Groenlandia es nuestra.
No estamos en venta y nunca lo estaremos”. Aun así, la dependencia financiera de Dinamarca arroja dudas sobre la capacidad de la isla para decidir plenamente su futuro.
Ulrik Pram Gad sugiere que Estados Unidos podría ofrecer mayores subsidios a Groenlandia a cambio de acuerdos de seguridad más ventajosos. Sin embargo, cree que es poco probable que Trump invierta en algo que ya está, hasta cierto punto, bajo control estadounidense debido a acuerdos militares existentes.
Dinamarca y la seguridad en el Ártico
Si la intención de Trump era presionar a Dinamarca para que reforzara su presencia en el Ártico, ya ha obtenido resultados.
El gobierno danés anunció un aumento de 1,5 millones de euros en el gasto militar para la región. Aunque el plan llevaba tiempo debatiéndose, el anuncio coincidió con las declaraciones de Trump, que muchos consideraron un “golpe de suerte”.
Además, Frederiksen ha demostrado un enfoque diplomático para evitar conflictos con el principal miembro de la OTAN. Para Dinamarca, mantener la alianza es crucial, especialmente ante las crecientes tensiones globales.
¿Qué está por venir?
Aunque Groenlandia no está en venta, Trump puede buscar otras formas de influencia. Los analistas creen que intentará garantizar que, incluso en caso de independencia, Groenlandia siga firmemente alineada con la OTAN y los intereses estadounidenses. Esto incluiría el compromiso de mantener bases militares estadounidenses en la isla.
Ulrik Pram Gad advierte que las acciones de Trump reflejan un patrón de comportamiento impredecible. “El problema al que nos enfrentaremos en los próximos años es que cada vez que diga algo, todos correremos de un lado a otro tratando de entender qué hay detrás. Tal vez ni siquiera lo sepa"Él concluyó.
Mientras tanto, Groenlandia sigue siendo la pieza central del tablero geopolítico. Sus riquezas naturales y su ubicación estratégica siguen atrayendo el interés de las principales potencias. Para los groenlandeses, sin embargo, la lucha por la autonomía sigue siendo una prioridad, incluso frente a disputas globales.