Brasil sorprende importando 28 mil toneladas de basura mientras sus cooperativas de reciclaje sufren. La práctica impacta la economía y el medio ambiente.
En una realidad que parece sacada de una película absurda, Brasil, conocido mundialmente por su riqueza ambiental y su biodiversidad, sorprendentemente aparece como uno de los países que más basura importa del exterior.
En apenas cinco meses de este año, el volumen de residuos importados superó las 28 mil toneladas, cifra que, de por sí, ya es alarmante.
Sin embargo, cuando profundizamos en el tema, las razones detrás de esta práctica inusual y sus consecuencias para la economía, la medio ambiente y las comunidades locales revelan un escenario aún más preocupante.
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Según el Ministerio de Fomento, Industria, Comercio y Servicios (MDIC), entre enero y mayo de 2024, Brasil importó exactamente 28,3 mil toneladas de residuos sólidos, como papel, plástico, aluminio y vidrio.
Estos materiales, que en su mayoría llegan de Estados Unidos y países latinoamericanos, han sido identificados como una opción económica para las empresas brasileñas, que prefieren comprar en el exterior en lugar de reciclar lo que se genera internamente.
El impacto medioambiental y económico de una elección controvertida
Aunque la práctica está respaldada por estándares internacionales, como el Convenio de Basilea, que regula el comercio de residuos, suscita intensos debates en Brasil.
Los expertos señalan que importar residuos en lugar de invertir en reciclaje local afecta negativamente tanto al medio ambiente como a la economía nacional.
Según la Universidad de São Paulo (USP), el país produce alrededor de 80 millones de toneladas de residuos sólidos anualmente, pero sólo el 4% de ese total se recicla. En otras palabras, la capacidad de reciclaje interno está enormemente infrautilizada.
Otro aspecto preocupante es el coste de esta práctica. Según datos del MDIC, las empresas brasileñas gastaron alrededor de 121,7 millones de dólares en importaciones de residuos en los primeros cinco meses de 2024.
Esta cantidad incluye 117,4 millones de dólares por 6,7 toneladas de aluminio, 2,5 millones de dólares por 11,5 toneladas de papel, 862 dólares por 2,2 toneladas de plástico y 1,2 millones de dólares por 7,9 mil toneladas de vidrio.
Estas cifras no sólo ilustran la magnitud de los gastos, sino que también revelan la falta de incentivos para que el reciclaje interno gane terreno en el mercado.
Vertederos, emisiones de carbono y falta de trazabilidad
Además del desperdicio económico, los residuos importados traen consigo problemas logísticos e impacto ambiental.
Como advierte Patrícia Iglesias, especialista en gestión ambiental de la USP, el transporte marítimo de residuos es una de las mayores preocupaciones.
“Esos materiales llegan a Brasil por barco, lo que contribuye a las emisiones de carbono, al riesgo de accidentes durante el transporte e incluso a la contaminación tóxica, además de la falta de una trazabilidad adecuada”, explica.
El problema se agrava cuando consideramos la precaria situación de la gestión de residuos en Brasil.
Segundo o Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), El 31,9% de los municipios aún utilizan los vertederos como principal método de eliminación de residuos sólidos.
En la Región Norte, la situación es crítica: el 73,8% de los municipios opera al menos un vertedero. Esto contrasta con el Sur, donde sólo el 5,7% enfrenta el mismo problema.
Proyectos de ley e iniciativas para frenar las importaciones
Ante este escenario, las iniciativas legislativas comienzan a ganar espacio en el debate público.
El 28 de noviembre, la Cámara de Diputados aprobó el Proyecto de Ley 3.944/24, del diputado federal Célio Silveira (MDB-GO), que propone prohibir la importación de residuos sólidos.
La propuesta, que ahora pasa al Senado, pretende proteger no sólo el medio ambiente, sino también a los trabajadores que dependen del reciclaje para sobrevivir.
“No hay justificación para importar residuos cuando tenemos cooperativas de reciclaje perjudicadas y materiales reciclables locales que acaban en los vertederos”, defendió Silveira.
La propuesta también busca corregir distorsiones históricas.
Durante el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro se redujo a cero el arancel a las importaciones de residuos, lo que contribuyó al importante aumento de las importaciones entre 2019 y 2022.
Ahora, con la tasa reajustada al 18%, el gobierno actual está tratando de desalentar la práctica, aunque los efectos aún son modestos.
La lucha de los recolectores de reciclaje
Para los recolectores de materiales reciclables, la lucha contra la importación de residuos es también una lucha por la dignidad y el aprecio.
Roberto Laureano, presidente de la Asociación Nacional de Recolectores (Ancat), denuncia que la práctica devalúa el trabajo de las cooperativas y favorece el vertido en vertederos y vertederos.
“Nuestro material acaba siendo desechado, mientras que los residuos extranjeros ocupan nuestro mercado”, lamenta.
Esta devaluación afecta directamente a los recolectores, quienes dependen de la venta de materiales reciclables para su subsistencia.
Según datos de la Cámara de Diputados, las grandes empresas suelen preferir importar materiales más baratos que comprarlos a cooperativas locales, intensificando las dificultades económicas que enfrentan estos trabajadores.
El futuro de la gestión de residuos en Brasil
Brasil enfrenta un dilema: si bien la importación de desechos sigue siendo una práctica controvertida, la infraestructura de reciclaje nacional todavía deja mucho que desear.
El desafío no es sólo ampliar el reciclaje, sino también eliminar los vertederos e implementar políticas públicas efectivas.
Según la Política Nacional de Residuos Sólidos (PNRS), los municipios de más de 50 mil habitantes deberían haber eliminado sus vertederos para agosto de 2023, pero la realidad es muy distinta.
Según el IBGE, El 21,5% de estos municipios todavía utilizan los vertederos como solución final.
La investigación también revela que el 39,5% de los municipios brasileños no cuentan con recolección selectiva, lo que representa un gran obstáculo para la gestión sostenible de residuos.
En el Norte, sólo el 33,5% de los municipios realizan esta práctica, mientras que en el Sur, el 81,9% se destaca por la separación de residuos.
¿Qué podemos hacer para cambiar esta realidad?
Ante este escenario surge la pregunta: ¿Está Brasil preparado para priorizar el reciclaje local y reducir su dependencia de los residuos importados? Sociedad, empresas y gobierno necesitan actuar juntos para revertir esta situación y garantizar un futuro más sostenible.
¿Me gustaría saber si estos valores presentados en el informe son correctos?
Vaya, quiero dejarlo muy claro, todo esto, si los diputados llegan juntos y, aportan con su mandato a favor de la política, sería, junto con los senadores, a favor del reciclaje 100% con enmienda Pix con transferencia a Los municipios brasileños y las cooperativas de reciclaje, muchos, lo agradecerían.
Debemos saber el origen y destino de estos Residuos, qué tipo de Residuos se están importando a Brasil, si son Residuos radiactivos pueden contaminar todo el medio ambiente, ¡se debe aprobar urgentemente una Ley para impedir el ingreso de Residuos a Brasil! 🚨