Agricultores, quilombolas e indígenas denuncian los impactos sociales y ambientales provocados por los parques eólicos y exigen leyes que garanticen una transición energética justa.
Comunidades rurales, quilombolas e indígenas del Nordeste intensifican su movilización contra el funcionamiento no regulado de parques eólicos en sus territorios. Aunque la energía eólica está entre las fuentes consideradas limpias y renovables, habitantes de las zonas afectadas advierten impactos sociales, ambientales y productivos.
La ausencia de una legislación federal específica que regule la instalación de turbinas eólicas en comunidades tradicionales exacerba los conflictos. Además, las empresas han avanzado rápidamente, a menudo sin consultas previas ni estudios detallados sobre los efectos locales.
Los residentes informan que se instalaron turbinas eólicas muy cerca de casas, zonas de pastoreo y plantaciones.
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Esto produce ruido constante, vibraciones en el suelo y cambios en el comportamiento de los animales. El ruido de las turbinas interfiere en el sueño y el bienestar emocional de las familias, lo que compromete su salud mental y física.
Efectos de la energía eólica en la agricultura y la vida cotidiana de las comunidades
Los productores rurales que dependen de la agricultura y la ganadería observan caídas importantes en su productividad, directamente vinculadas a los cambios en el medio ambiente.
Otro punto crítico son los contratos de arrendamiento. Muchos terratenientes firmaron documentos con valores simbólicos y sin orientación legal.
Como resultado, el sentimiento de injusticia crece. Los líderes comunitarios comenzaron a exigir no sólo una compensación, sino también apagado inmediato de Aerogeneradores que operan en contra de los intereses de las comunidades.
Según el sitio web Brasil de traje, publicado en 23 de marzo 2025Las organizaciones sociales y los agricultores han incrementado esta presión desde principios de 2024, cuando empezaron a reportarse públicamente los primeros impactos.
Desde entonces, las entidades vienen documentando casos y organizando acciones en diversas regiones del semiárido nordeste.
La falta de regulación fomenta conflictos y vulnera derechos
Este vacío legal permite a las empresas obtener aprobaciones rápidas, incluso en regiones que requieren mayor cuidado social y ambiental.
Por ello, entidades como Movimiento de Personas Afectadas por Represas (MAB) y Articulación Semiárida (ASA) Proponer una transición energética con participación popular y garantías jurídicas.
El objetivo no es frenar el crecimiento de las energías renovables, sino garantizar que este progreso no reproduzca desigualdades históricas.
Aunque la energía eólica no emite contaminantes durante su generación, los impactos sociales demuestran que no es socialmente neutral.
Para que la transición energética funcione de manera justa, es esencial respetar los territorios, las culturas y la autonomía de los pueblos tradicionales.
La transición energética debe incluir a los pueblos tradicionales
Los expertos en justicia climática refuerzan que el avance de la energía eólica debe ocurrir junto con... consultas previas, libres e informadas, según lo previsto en Convenio 169 de la OIT, ratificado por Brasil.
Sin este proceso participativo, aumentan los riesgos de acciones legales y conflictos. Por tanto, la regulación debe servir como herramienta de equilibrio y protección social.
Los investigadores y organizaciones proponen que los procesos de licenciamiento involucren a las comunidades desde el inicio, promoviendo gobernanza compartida.
Además, sugieren la adopción de modelos de Generación distribuida, en el que las propias comunidades operan sistemas de energía limpia, con apoyo técnico y financiamiento público.
Según el sitio web Brasil de traje, los primeros debates públicos sobre regulación tuvieron lugar en audiencias del Congreso entre Octubre y diciembre de 2024, pero no se tradujo en avances legislativos hasta marzo de 2025.
Caminos hacia un modelo justo y sostenible en Brasil
A partir de estas experiencias, Brasil puede liderar un transición energética verdaderamente justo. Sin embargo, esto requiere transparencia, voluntad política y un compromiso con la equidad.
La regulación puede garantizar que las comunidades tengan voz en los procesos de toma de decisiones y prevenir abusos. De esta manera, los proyectos podrán respetar el modo de vida local y compartir sus beneficios.
De esta forma, el país no sólo contará con turbinas generadoras de energía limpia, sino también con poblaciones respetadas e integradas a la construcción del futuro.
El Nordeste exige con razón no sólo energía limpia, sino también dignidad, justicia social y participación.