La guerra arancelaria entre China y EE.UU. favorece a Brasil, que gana protagonismo en el sector agrícola con un aumento de las exportaciones y un creciente interés global.
La intensificación de la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China ha abierto una ventana de oportunidad para la agricultura brasileña, que se viene destacando como una alternativa estable y estratégica en el abastecimiento. global de alimentos.
Las crecientes tensiones entre las dos mayores economías del mundo ya están causando pérdidas para el sector agrícola estadounidense, mientras que los países sudamericanos, especialmente Brasil, están cosechando los beneficios de la creciente demanda asiática y europea de productos alimenticios.
Según un informe de Financial Times Publicada el domingo (13), la reciente decisión del gobierno estadounidense de aumentar los aranceles contra China hasta en un 145% refuerza aún más el liderazgo de Brasil en el escenario agroexportador.
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Para los expertos entrevistados por el diario británico, este movimiento supone un auténtico efecto bumerán para EE.UU., mientras que países como Brasil y Argentina son vistos como los principales beneficiarios de esta reconfiguración comercial.
Soja, carne y aves lideran el aumento de las exportaciones brasileñas
Los datos más recientes confirman la tendencia: solo en el primer trimestre de 2025, las exportaciones brasileñas de carne de vacuno a China crecieron un 33% en comparación con el mismo período del año anterior.
Las aves siguieron el mismo ritmo, con un aumento del 19%. La soja, producto estrella del sector agrícola, también registró un importante aumento en la demanda externa, superando los volúmenes exportados por Estados Unidos.
Según el analista agrícola Isham Bhanu, la guerra arancelaria funciona como una “bendición” para Brasil y sus vecinos sudamericanos.
“Los países asiáticos buscarán relaciones aún mejores con Sudamérica”, dijo Bhanu. FT.
Brasil consolida liderazgo ante China
El informe también destaca que Brasil ya se había consolidado como el principal proveedor de alimentos de Pekín tras la primera ronda de aranceles entre estadounidenses y chinos, durante el mandato de Donald Trump.
Con los recientes acontecimientos, este liderazgo se ha ampliado. En cifras, la participación de Brasil en las importaciones de alimentos de China aumentó del 17,2% en 2016 al 25,2% en 2023.
En Estados Unidos, su participación se desplomó del 20,7% a sólo el 13,5% en el mismo período.
Aurélio Pavinato, ejecutivo de SLC Agrícola, reforzó que el país está “en una posición privilegiada para capitalizar” esta disputa arancelaria.
“Con China buscando diversificar sus proveedores y Europa viendo a Brasil como una opción estable, estamos viendo un crecimiento en la demanda externa y un aumento significativo en los precios”, dijo.
Preocupaciones logísticas y nuevas inversiones en el horizonte
A pesar de los logros, Brasil aún enfrenta desafíos en su infraestructura logística. Según el Financial TimesLos cuellos de botella, como la limitada capacidad portuaria, dificultan el flujo eficiente de la producción.
Sin embargo, expertos señalan que el contexto actual de guerra arancelaria podría atraer inversión extranjera en logística, precisamente para hacer al país aún más competitivo en el comercio internacional.
La infraestructura estadounidense todavía representa una ventaja relevante, pero esto podría cambiar si Brasil logra modernizar sus corredores de exportación.
Además de China, Europa también está atenta al Mercosur
Otro punto destacado del informe es la expectativa en torno a la ratificación del acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea. Para Europa, la búsqueda de alternativas a los productos norteamericanos también pasa por fortalecer los lazos con el sector agrícola brasileño.
Pedro Cordero, representante de la Federación Europea de Fabricantes de Alimentos, destacó FT que la competencia entre Europa, China y otros países por los mismos productos brasileños podría ejercer aún más presión sobre los precios internacionales de los alimentos.
Si el país logra superar sus desafíos logísticos y mantener la calidad y la consistencia de la producción, el escenario es prometedor, tanto para el sector agrícola nacional como para la balanza comercial brasileña en su conjunto.