¡Trump ha vuelto, y con él, las polémicas! Para la industria petrolera, su presencia es a la vez una promesa y un riesgo. Por un lado, hay entusiasmo por su apoyo incondicional al petróleo barato y a la producción desenfrenada. Por otro, la sombra de un posible impacto negativo sobre los precios y la sostenibilidad del mercado. Al afirmar que “perforará tanto como sea posible” y que el “precio de la energía bajará”, el republicano dejó claro que pretende posicionar a Estados Unidos como líder de una nueva fase de la energía fósil, pero con impactos. que todavía son difíciles de predecir.
Las expectativas de la industria petrolera son altas. Durante la convención republicana, Trump prometió devolver la energía a precios bajos e impulsar la producción nacional de petróleo y gas. Representantes del sector, como Jeff Eshelman, director de la Asociación Independiente del Petróleo de América (Ipaa), expresaron su interés en trabajar junto a la administración Trump, si este regresa al poder, en busca de una “producción constante” para el país. Este escenario representa un alejamiento de las limitaciones impuestas por la administración Biden, que priorizó las políticas de transición energética y la regulación ambiental.
El aumento de la producción de petróleo y el papel de los accionistas en el regreso de Trump
Sin embargo, no todo es entusiasmo. El escenario actual del mercado muestra que las compañías petroleras han priorizado la valorización de los beneficios para los accionistas en lugar de aumentar su producción, como señala Bill O'Grady, de Confluence Investment Management. El analista destaca que, por mucho que Trump quiera “perforar tanto como sea posible”, la decisión final todavía depende del mercado y de los intereses financieros de las empresas.
Según Stewart Glickman de CFRA, la industria petrolera recuerda bien las secuelas del último gran aumento de la producción en Estados Unidos. En 2016, Arabia Saudita inundó el mercado en respuesta al petróleo de esquisto norteamericano, y el precio del barril de West Texas Intermediate (WTI) se desplomó a 26 dólares. Para muchos ejecutivos, la experiencia de quiebras de la industria debido a los altos costos de la exploración de esquisto en comparación con el petróleo convencional es todavía un recuerdo amargo.
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Impacto en los precios y la economía global
Ante la posibilidad de que Trump aumente los impuestos a los productos de los principales socios comerciales de Estados Unidos, como China, las consecuencias económicas son otra preocupación. Los analistas de Wood Mackenzie advierten que una medida de este tipo podría desacelerar el crecimiento económico mundial, reduciendo la demanda de productos refinados y ejerciendo presión a la baja sobre los precios del petróleo, exactamente lo contrario de lo que quiere la industria petrolera.
Por último, la política climática también entra en juego. Trump defiende la reversión de las políticas de transición energética de Biden, como recortes en las inversiones en energías renovables e incentivos al sector de los hidrocarburos. Glickman cree que este revés podría, a largo plazo, incluso impulsar los precios del petróleo debido a la caída de la inversión en energías alternativas.
Para la industria petrolera, Trump se posiciona como un defensor del petróleo barato y la libertad de exploración. Sin embargo, con la dependencia del sector En relación con la presión del mercado y de los accionistas, la capacidad de Trump para implementar sus promesas puede ser limitada. Como beneficio a medias para el sector, su posible regreso a la Casa Blanca plantea a la industria un dilema: aprovechar el apoyo político o arriesgarse a una nueva caída de precios y beneficios.