Los estudios indican que las estufas de gas pueden ser más peligrosas de lo que cree. ¡Descubre cómo el uso frecuente puede afectar tu salud y las mejores prácticas para evitar riesgos!
La estufa de gas, presente en la mayoría de los hogares, está siendo identificada cada vez más como un villano para la salud pública. Un reciente estudio de investigadores españoles revela datos preocupantes: las estufas de gas liberan dióxido de nitrógeno (NO₂) y otros contaminantes que contribuyen a aproximadamente 40.000 Muertes prematuras por año en la Unión Europea (UE) y el Reino Unido (UK).
¿Es una estufa de gas un riesgo para la salud?
interpretado por Universidad Jaime I y universidad de valencia, el estudio estima que el uso constante de estufas de gas puede reducir en casi dos años la esperanza de vida media de sus usuarios. Estos dispositivos son comparables a los gases de escape de los vehículos y al humo de segunda mano en términos de riesgo para la salud.
En los años 1970, los científicos ya habían identificado altos niveles de NO₂ en cocinas con hornillos de gas. A medida que avanzaban las investigaciones, se descubrió que este contaminante se origina directamente dentro de nuestras cocinas, aspecto que había sido ignorado en favor de estudios centrados en la contaminación externa.
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Os investigadores concluyó que, especialmente en hogares con ventilación inadecuada, los niveles de NO₂ de las estufas de gas pueden exceder los límites de seguridad estipulados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La investigación analizó hogares de países europeos donde el uso de cocinas de gas es habitual, como Italia, Países Bajos y Reino Unido. Al comparar los niveles de NO₂ en interiores con los datos de contaminación exterior, el equipo de investigación estimó el impacto de las emisiones en la salud.
Resultado alarmante: Cada año, las cocinas de gas contribuyen a alrededor de 36.031 muertes prematuras en la UE y 3.928 en el Reino Unido.
¿Por qué ignoramos la contaminación interior?
Cuando pensamos en la contaminación, generalmente asociamos la imagen con las grandes fábricas, los coches o incluso los cigarrillos. Sin embargo, la contaminación interior es un problema creciente. Con un aislamiento mejorado en los edificios modernos, el aire circula menos, atrapando contaminantes en los ambientes interiores.
Por lo tanto, en los hogares que utilizan estufas de gas, los niveles de dióxido de nitrógeno pueden alcanzar rápidamente concentraciones dañinas, especialmente en cocinas mal ventiladas.
Se estima que más de un tercio de los hogares en Europa utilizan cocinas de gas. En países como Reino Unido, Países Bajos y Rumanía, más del 50% de las familias dependen de este tipo de utensilios de cocina. En comparación, la Unión Europea establece estándares estrictos para la calidad del aire exterior, pero no existen regulaciones similares para la calidad del aire dentro de los hogares.
Esta falta de regulación supone un mayor riesgo para los grupos vulnerables, como los niños y las personas con problemas respiratorios.
¿Cómo podemos reducir estos riesgos de las estufas de gas?
Para las familias preocupadas por los riesgos asociados con el uso de estufas de gas, la transición a estufas eléctricas es una de las soluciones más sencillas. Los estudios demuestran que las estufas eléctricas y de inducción no producen NO₂, benceno ni monóxido de carbono, lo que las hace mucho más seguras.
Juana María Delgado-Saborit, autora principal del estudio, comenta que está realizando este cambio en su propia casa, destacando los beneficios para la salud y el medio ambiente.
Sin embargo, este intercambio no es sencillo para muchas familias. La instalación de estufas eléctricas requiere una infraestructura eléctrica adecuada, lo que puede resultar costoso. Ante esto, se necesitan políticas de subsidios para ayudar a las familias de bajos ingresos en esta transición.
Algunos países de la Unión Europea ya están discutiendo nuevas regulaciones para reducir las emisiones de las estufas de gas, y pueden incluso sugerir la eliminación gradual de estos electrodomésticos en favor de alternativas más seguras.
Medidas a corto plazo para minimizar riesgos
Si no es posible reemplazarlas por estufas eléctricas de inmediato, algunas medidas pueden ayudar a reducir los impactos de las estufas de gas:
- Ventilación: Utilice extractores o ventiladores mientras cocina y mantenga las ventanas abiertas para que circule el aire.
- Mantenimiento regular: Realizar un mantenimiento periódico de los aparatos de gas puede ayudar a minimizar las fugas.
Estas prácticas, aunque no eliminan contaminantes, ayudan a reducir la concentración de NO₂ en las cocinas.
Un problema global
La preocupación por la contaminación por NO₂ no se limita a Europa. En Estados Unidos, una investigación similar encontró que las estufas de gas contribuyen a casi 19.000 muertes por año. Dado que alrededor del 35% de los hogares estadounidenses utilizan este tipo de cocina, algunas ciudades, como Nueva York y Berkeley, ya han tomado medidas para prohibir las conexiones de gas en los edificios nuevos, fomentando el uso de cocinas eléctricas.
Sin embargo, en Estados Unidos esta cuestión está bastante politizada y el Partido Republicano generalmente se opone a tales cambios.
En otras regiones, como partes de Asia y África, la contaminación por gases en interiores y otros combustibles sigue siendo un importante problema de salud pública y contribuye a altas tasas de enfermedades respiratorias.
Beneficios económicos y de salud pública
Reemplazar las cocinas de gas por cocinas eléctricas no sólo traería mejoras a la salud individual, sino también beneficios económicos para la sociedad. Reducir los niveles de NO₂ en interiores reduciría la carga sobre los sistemas de salud públicos, reduciendo los casos de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas.
Consejo importante: Si no puede reemplazar su estufa de gas ahora, invierta en una ventilación adecuada y evite permanecer en la cocina mientras la estufa esté en uso.
Me gustaría saber si el gas afecta a los alimentos horneados en el horno.