El regreso de Donald Trump y sus promesas de más petróleo sacuden la agenda climática global y podrían impactar directamente a Brasil.
Mientras el mundo intenta avanzar en el uso de energía renovable, Donald Trump, expresidente estadounidense y actual candidato, lanza una promesa controvertida y, para muchos, peligrosa: aumentar drásticamente la producción de petróleo para reducir los costes energéticos en Estados Unidos.
Esta posible escalada en la exploración petrolera no sólo reaviva las preocupaciones ambientales, sino que también tiene impactos directos en la estrategia energética global, con énfasis en Brasil.
Esta promesa puede transformar el escenario de transición energética en el país y requiere decisiones estratégicas que afectan la economía y el medio ambiente. Pero ¿hasta qué punto puede afectar a Brasil la nueva posición de Trump?
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El plan de Trump: priorizar los combustibles fósiles
Donald Trump quiere devolver a Estados Unidos al liderazgo mundial en energía barata.
Prometió reducir los costos de energía a cualquier precio, ignorando las emisiones de carbono y defendiendo una postura abiertamente pro-petróleo.
Durante su campaña, Trump no escatimó promesas: declaró que establecería un objetivo nacional para garantizar que Estados Unidos tuviera los costos energéticos más bajos entre los países industrializados.
Su frase “drill, baby, Drill” (algo así como “drill, baby, Drill”) resume su política de fomentar la perforación.
Según el diario El Globo, Estados Unidos ocupa el primer lugar en producción mundial de petróleo. con alrededor de 12,9 millones de barriles por día, seguido de Rusia y Arabia Saudita.
En los últimos quince años, el fracking -técnica que utiliza agua y productos químicos para extraer petróleo y gas de rocas subterráneas- se ha popularizado en Estados Unidos, aunque enfrenta una fuerte oposición de los ambientalistas que denuncian los riesgos de contaminación del suelo y el agua.
Consecuencias para el mercado global e impacto en Brasil
La promesa de Trump de ampliar la producción de petróleo impacta directamente en los precios internacionales.
Si Estados Unidos aumenta significativamente su oferta de petróleo, el precio del barril tenderá a bajar.
Esto no sólo afecta al sector en EE.UU., sino que también repercute en países productores como Brasil, que ocupa el octavo puesto mundial en producción, con 3,4 millones de barriles diarios, según el Instituto Brasileño del Petróleo (PIB).
Para Brasil, la cuestión es crítica. El gobierno Lula se ha centrado en la transición energética y prevé albergar la COP30 en 2025, además de estudiar proyectos de exploración en el Margen Ecuatorial, una zona sensible en la costa norte.
Este nuevo enfoque de Trump, con incentivos para el uso de combustibles fósiles, podría obligar a Brasil a reevaluar su estrategia e incluso posponer inversiones en energías renovables.
El estímulo petrolero y la amenaza a las fuentes renovables
La postura de Trump preocupa no sólo a los defensores del medio ambiente, sino también al sector de las energías renovables. Los expertos advierten que el nuevo gobierno puede reducir los incentivos a las energías limpias, como la solar y la eólica, lo que dificultará el desarrollo de estas tecnologías en Brasil y otros países. Según el consultor Simon Flowers, de Wood Mackenzie, “las expectativas de crecimiento a corto plazo para los vehículos eólicos, solares y eléctricos dependen de incentivos, que probablemente se eliminarán o modificarán”. Cree que el escenario para estos sectores se complicará con una posible nueva administración Trump.
En medio de esta perspectiva, Brasil tiene la ventaja de tener una de las matrices energéticas más limpias del mundo, pero esto no garantiza que el país sea inmune a los efectos de esta política.
Como el periódico El Globo, Brasil necesitará buscar formas de financiar su transición energética, evitando depender de decisiones tomadas por gobiernos extranjeros.
Además, una reducción global de los incentivos podría hacer que los proyectos renovables sean menos atractivos para los inversores, lo que representa un riesgo para el país.
Electricidad versus combustibles fósiles: el impacto en el sector del automóvil
La posible nueva administración Trump también podría cambiar los estándares de emisiones de los vehículos, afectando al sector automovilístico mundial.
Edmar Almeida, profesor del Instituto de Energía de la PUC-RJ, cree que la presión para adoptar vehículos eléctricos puede disminuir.
Para él, el escenario de los coches eléctricos será más desafiante si Trump flexibiliza los objetivos de emisiones, previstos para 2027.
La estrategia podría incentivar el consumo de derivados del petróleo en EE.UU. y, en consecuencia, obstaculizar la expansión de modelos eléctricos en mercados emergentes como Brasil.
Para Brasil, esta postura estadounidense implica desafíos adicionales. Reducir los subsidios a la electrificación podría afectar los precios de los autos eléctricos y, por tanto, inhibir la transición hacia una flota más limpia en el país.
En este escenario, la dependencia de los combustibles fósiles podría aumentar, dificultando el cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones de carbono.
El dilema brasileño: ¿expandir el petróleo o invertir en energías renovables?
Brasil enfrenta un dilema complejo: expandir el exploración de petróleo y gas o reforzar su política de energías renovables.
Roberto Ardenghy, presidente del Instituto Brasileño de Petróleo y Gas (IBP), recuerda que Brasil todavía importa una parte importante de energía, al igual que Estados Unidos.
En una entrevista con El Globo, Ardenghy señala que el aumento de la producción de petróleo en EE.UU. podría representar una oportunidad para que Brasil mejore su seguridad energética, pero también una presión para reducir los costos de sus propias operaciones.
Marcus D'Elia, de Leggio Consultoria, añade que, a pesar de los esfuerzos globales para reducir las emisiones, se espera que la demanda de petróleo se mantenga alta.
Aboga por que Brasil utilice sus reservas de manera responsable, asegurando que la producción sea sostenible y traiga beneficios al país.
El futuro de las energías limpias y el papel de Brasil
En el escenario actual, los expertos coinciden en que, si Trump gana las elecciones, La política climática global enfrentará nuevos obstáculos.
El incentivo para producción de petróleo en Estados Unidos podría obstaculizar el avance de las energías renovables, como la eólica y la solar, especialmente en países que dependen de asociaciones y subsidios internacionales.
Brasil, por otra parte, necesita decidir su papel en este contexto. El Margen Ecuatorial representa una posibilidad para ampliar la producción petrolera, pero la decisión de explorarlo requiere un debate público sobre los riesgos ambientales y las necesidades energéticas del país.
¿Cómo conciliar la producción de petróleo con la transición a fuentes más limpias? Para Marcus D'Elia, una planificación cuidadosa de las reservas brasileñas puede ayudar al país a equilibrar la seguridad energética y el compromiso ambiental.
Y tú, ¿qué opinas? ¿Debería Brasil invertir más en petróleo o intensificar la transición hacia energías limpias?