La Ley Rouanet y la Ley Paulo Gustavo destinaron miles de millones a la cultura, pero son temas controvertidos. El gobierno federal y el Ministerio de Cultura defienden las inversiones como esenciales para la economía y la ciudadanía. Los críticos ya se preguntan si este volumen de recursos está justificado.
En el escenario actual, una cantidad significativa llama la atención sobre la cultura brasileña, alimentando una discusión que dura décadas.
La inversión pública en cultura ha alcanzado valores históricosY Gobierno federal asigna miles de millones a través de leyes de incentivos, provocando diversas reacciones entre la población.
Para algunos, este es un apoyo esencial para la preservación de la identidad cultural brasileña.. Para otros, el volumen de estas transferencias plantea dudas sobre la necesidad real y el impacto de estas inversiones.
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En el Día Nacional de la Cultura, el 5 de noviembre, la Ministra de Cultura, Margareth Menezes, destacó las inversiones destinadas al sector, que totalizar R$ 15 mil millones hasta 2027 vía Política Nacional de Aldir Blanc.
En un comunicado oficial, Menezes destacó la importancia de este apoyo para fortalecer la diversidad cultural, apoyar a los profesionales y hacer que la cultura llegue a todos los rincones de Brasil.
También reforzó que la transferencia busca atender a estados y municipios con acciones variadas, incluyendo nuevos equipamientos culturales, programas de incentivos y convocatorias de proyectos.
Ley Paulo Gustavo: apoyo pospandemia
Una de las acciones recientes más impactantes fue la implementación de la Ley Paulo Gustavo, que destinó R$ 3,8 mil millones para apoyar a los profesionales de la cultura afectados por la pandemia.
El monto fue transferido a todos los estados y al 98% de los municipios brasileños, priorizando a los trabajadores cuyo desempeño se vio afectado por las restricciones sanitarias y la caída de eventos presenciales.
Según el gobierno, estos recursos apuntan a reactivar el sector, además de promover la creación y distribución de bienes culturales en diferentes regiones del país.
Para ampliar el alcance, el Ministerio de Cultura creó líneas especiales de patrocinio apoyar proyectos en regiones históricamente carentes de incentivos, como la periferia y el norte del país.
El objetivo es que cada localidad tenga acceso a producciones que representen su propia realidad y diversidad cultural.
Según el ministro, el foco es construir un escenario cultural democrático, que abarque a todos los brasileños.
Ley Rouanet: casi 30 mil millones de reales en proyectos desde 1992
Creado en 1992, el La Ley Rouanet se consolida como una de las principales herramientas de incentivo fiscal para la promoción de la cultura en Brasil.
Desde entonces, fueron incluidos más de 75 mil proyectos, con inversiones que ya superan los R$ 28,5 mil millones.
Sólo en 2024, el presupuesto para proyectos aprobados por Rouanet alcanzó los 3 mil millones de reales, destinados a iniciativas en áreas como artes visuales, música, teatro y cine.
La relevancia económica de estas inversiones también fue destacada por el Ministerio de Cultura, que estima que el La Ley Rouanet generó un impacto económico total de R$ 49,8 mil millones a lo largo de su existencia, considerando efectos directos e indirectos.
“La inversión en cultura es también una inversión en el crecimiento económico sostenible”, destacó el ministerio.
Pero la Ley Rouanet también es objeto de críticas. Muchos sostienen que las grandes corporaciones acaban siendo las principales beneficiarias del incentivo fiscal, patrocinando artistas y proyectos con fuerte atractivo comercial.
Por otro lado, los defensores afirman que la ley permite al sector privado dirigir parte del impuesto a la producción cultural, generando empleos y fortaleciendo la economía creativa en el país.
Ampliación del PAC y creación de empleo
El gobierno incluyó la cultura en el Nuevo Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), buscando promover un impacto social y económico aún mayor.
Según Margareth Menezes, el sector cultural representa más del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) brasileño y emplea alrededor de 7,5 millones de personas.
El plan del gobierno es seguir ampliando esta participación, especialmente en zonas menos favorecidas y regiones remotas.
Además del PAC, el Ministerio de Cultura anunció la construcción de 250 nuevos centros culturales, conocidos como CEU Culturales, en ciudades de distintos tamaños, priorizando aquellas donde hay mayor demanda y falta de infraestructuras.
Otra novedad es el equipamiento cultural itinerante, que acerca actividades y exposiciones a comunidades más pequeñas y aisladas, ampliando el acceso a la cultura de la población.
¿Inversión cultural o gasto excesivo?
Mientras el Ministerio de Cultura celebra las impresionantes cifras y avances del sector, Continúa el debate sobre la Ley Rouanet y otros incentivos culturales.
Los críticos afirman que el volumen de recursos invertidos podría destinarse a otras áreas prioritarias, como la salud y la educación, mientras que los defensores creen que la cultura tiene un papel crucial en el desarrollo de la sociedad y la promoción de la diversidad.
Con el volumen récord de R$ 3,8 mil millones ya aplicado por la Ley Paulo Gustavo y una inversión creciente de Rouanet, la discusión sobre los límites y los impactos de inversión pública en la cultura se intensifica.
Según el ministro, La cultura brasileña es una poderosa herramienta de ciudadanía, capaz de generar ingresos, empleos y fortalecer el sentido de pertenencia de las personas.
¿Pero es realmente necesario todo este dinero? ¿Está de acuerdo con estas inversiones bajo la Ley Rouanet? ¡Deja tu opinión en los comentarios!