Angra 3 podría costar R$ 23 mil millones. Una decisión en diciembre definirá el futuro de uno de los mayores proyectos nucleares de Brasil.
El destino de Angra 3, uno de los proyectos de energía nuclear más grandes y controvertidos de Brasil, se decidirá el próximo mes.
El Consejo Nacional de Política Energética (CNPE) programó una reunión para el 4 de diciembre que podría determinar la continuidad de la planta, parada desde 2015.
Si se aprueba, la reanudación requerirá una inversión sólida de R $ 23 mil millones, pero también promete fortalecer la seguridad energética nacional.
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Según información recabada por el PetronoticiasEl 90% de este monto provendrá de financiamiento, tanto de bancos brasileños como de instituciones internacionales.
El presidente de Electronuclear, Raúl Lycurgo, defendió la finalización de la obra, argumentando que el costo de abandonarla sería casi tan alto como terminarla: R $ 21 mil millones, considerando los gastos ya incurridos y las pérdidas acumuladas.
Abandonar o concluir: un dilema de mil millones de dólares
Angra 3, diseñado para generar 1,4 GW de potencia firme, representa una parte clave del sistema eléctrico brasileño.
El estudio encargado al BNDES reveló que los costos de abandono de la obra alcanzarían R$ 21 mil millones, una cantidad casi equivalente a la necesaria para completarlo.
Para Lycurgo, abandonar el proyecto sería una derrota no sólo financiera, sino también estratégica, ya que Brasil perdería la posibilidad de fortalecer su matriz energética con una fuente de energía limpia y confiable.
La reanudación de la construcción de Angra 3 está sujeta a la aprobación del CNPE, lo que allanaría el camino para una licitación internacional en 2025.
Eletronuclear espera firmar el contrato con el consorcio ganador en el mismo año, iniciando las obras de inmediato.
Se espera que la planta comience a operar en 2031, agregando capacidad crucial al sistema eléctrico del país.
Por otro lado, dejar la planta sin terminar tendría graves consecuencias para la seguridad energética. En un escenario donde el cambio climático y la crisis hídrica desafían a las centrales hidroeléctricas, la energía nuclear emerge como una alternativa estratégica.
Además, la necesidad de compensar la pérdida de energía proveniente de fuentes más contaminantes podría aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero, contradiciendo los compromisos ambientales asumidos por Brasil.
Tecnología y modernidad en el punto de mira
Aunque el proyecto Angra 3 fue concebido hace décadas, Lycurgo aseguró que los equipos almacenados se encuentren en perfectas condiciones, gracias a un mantenimiento continuo.
Según él, más de 12 mil piezas ya están listos para ser instalados, mientras que los sistemas de control y monitoreo, que aún están por adquirir, utilizarán tecnologías modernas y actualizadas.
A pesar de las similitudes entre Angra 2 y Angra 3, especialmente en el diseño inicial, las diferencias en los sistemas operativos requerirán una formación específica para los futuros operadores de la nueva planta.
Eletronuclear pretende alinear las operaciones de las dos plantas en el largo plazo, optimizando procesos y aumentando la eficiencia energética.
Energía nuclear: el potencial estratégico de Brasil
La posible reanudación de Angra 3 refleja el potencial de Brasil para convertirse en protagonista del sector nuclear global.
Con una de las mayores reservas de uranio del mundo, el país tiene capacidad para exportar combustible nuclear y ampliar su relevancia internacional.
Sin embargo, la expansión de la energía nuclear en Brasil depende de cambios estructurales.
El Plan Energético Nacional (PNE) 2050 prevé la construcción de hasta 10 GW de nuevas centrales nucleares, lo que requerirá quintuplicar la capacidad actual.
Según Lycurgo, este avance sólo será posible con la creación de un nuevo marco regulatorio, lo que permite una mayor participación de inversores privados en el sector.
Además, los expertos advierten de la necesidad de una planificación estratégica y políticas públicas coherentes, para evitar que los objetivos del PNE 2050 se conviertan en meras promesas sobre el papel.
La finalización de Angra 3, por tanto, podría ser el primer paso hacia la consolidación de la energía nuclear como una solución viable y sostenible en Brasil.
Modernización en curso
Eletronuclear también trabaja en la renovación de su licencia de operación para cala 1, lo que le permitirá alargar su vida útil otros 20 años.
El proceso incluye actualizaciones escalonadas hasta 2028, y la nueva licencia podría emitirse ya en diciembre de este año.
Mientras tanto, continúan los preparativos para Angra 3. Los proyectos de convocatorias y contratos ya pasaron por una audiencia pública y ahora están a la espera de la aprobación del Tribunal Federal de Cuentas (TCU).
Una vez autorizados, se iniciarán los procesos de licitación que permitirán retomar las obras en 2025.
Impacto socioeconómico y ambiental
Además de garantizar energía limpia y estable, la finalización de Angra 3 puede impulsar la economía, generando empleos directos e indirectos en la construcción y operación de la planta.
Se estima que durante las obras se contratarán miles de trabajadores, beneficiando a la región de Angra dos Reis y sus alrededores.
Sin embargo, el proyecto también enfrenta críticas relacionadas con el impacto ambiental y los riesgos asociados con la energía nuclear.
Las organizaciones ecologistas destacan la necesidad de un plan sólido de gestión de residuos nucleares y seguridad de las instalaciones, especialmente en un país con un historial de retrasos y fallos en la ejecución de grandes obras.
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