La asociación entre Brasil y China, que inicialmente fue un reflejo de las necesidades estratégicas y económicas del siglo pasado, se ha transformado ahora en una de las relaciones comerciales más importantes del mundo.
El día 15 de este mes, Brasil y China celebrar 50 años de relaciones diplomáticas, un hito histórico que no sólo solidificó los vínculos comerciales, sino que también reconfiguró el papel de Brasil en el escenario global.
Desde el restablecimiento de relaciones en 1974, durante el gobierno de Ernesto Geisel, hasta la actualidad, esta alianza ha estado marcada por una serie de cambios y desafíos.
Actualmente, El comercio bilateral supera la impresionante cifra de 800 mil millones de reales., con productos como la soja, el petróleo y el mineral de hierro dominando las exportaciones brasileñas. Pero, ¿cómo ha evolucionado esta relación y qué nos depara el futuro?
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El comienzo de una alianza estratégica
En 1974, Brasil y China comenzaron oficialmente a reconstruir sus relaciones diplomáticas. En ese momento, China estaba saliendo del aislamiento internacional, mientras que Brasil, en medio de una dictadura militar, buscaba afirmar su autonomía global.
Según el profesor Renato Ungaretti, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFGRS), este fue un momento crucial en el que ambos países vieron la alianza como una oportunidad para enfrentar los desafíos globales de la época. Según él, el pragmatismo del gobierno brasileño fue fundamental para superar las diferencias ideológicas y consolidar esa alianza.
En los años siguientes, la relación se fortaleció, especialmente con la creación de la Comisión de Alto Nivel Sino-Brasileña para la Concertación y la Cooperación (Cosban) y la firma de varios acuerdos bilaterales. La entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 marcó un importante punto de inflexión, expandiendo el comercio entre los dos países.
El auge comercial entre Brasil y China de 2004 a 2014
Marina Moreno, especialista en relaciones internacionales y residente del think tank Observa China, destaca que fue entre 2004 y 2014 que las relaciones comerciales entre Brasil y China alcanzaron un nuevo nivel.
Durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), especialmente bajo el liderazgo de Luiz Inácio Lula da Silva, el comercio y la inversión bilaterales se expandieron de una manera sin precedentes.
Según Moreno, además de los intercambios comerciales, hubo un enfoque más estratégico, con la creación de mecanismos como Cosban y la participación conjunta en foros internacionales como el G20 y BRICS.
Durante la crisis financiera mundial de 2008, mientras gran parte del mundo sufrió los impactos económicos, China siguió creciendo, impulsada por un modelo de desarrollo impulsado por la inversión.
Brasil, como uno de los principales proveedores de materias primas a China, se benefició enormemente de esta fase de expansión económica china. Actualmente, el comercio bilateral entre los dos países supera los 150 mil millones de dólares, con Brasil consolidándose como uno de los principales socios comerciales de China.
Desafíos y oportunidades futuros
A pesar de las impresionantes cifras, Renato Ungaretti advierte sobre la necesidad de diversificar las exportaciones brasileñas.
Actualmente, productos como la soja, el petróleo y el mineral de hierro dominan las ventas a China, creando una dependencia riesgosa de unas pocas materias primas. Ungaretti sostiene que Brasil debería buscar formas de agregar más valor a sus exportaciones, explorando otros sectores de la economía.
Otro punto de discusión es la adhesión de Brasil a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, conocida como Nueva Ruta de la Seda. Hasta la fecha, Brasil todavía está evaluando los pros y los contras de esta membresía.
Si bien existen ventajas potenciales, como inversiones en infraestructura, también existen riesgos relacionados con la percepción geopolítica y la efectividad de los compromisos que Brasil podría asumir, como destacó Ungaretti.
Influencia cultural y primeros contactos
La influencia cultural china en Brasil aún es limitada, en gran parte debido a la distancia geográfica y las barreras lingüísticas.
Sin embargo, Ungaretti cree que la creciente interacción económica entre los dos países podría fortalecer estos lazos culturales en el futuro.
Recuerda también los primeros contactos entre Brasil y China en los años 1960, antes del restablecimiento formal de las relaciones. Según él, estos contactos se vieron limitados por el aislamiento de China y las políticas anticomunistas de la Guerra Fría.
Brasil y China: ¿quién depende de quién?
Moreno sostiene que Brasil depende mucho más de China que al revés. Destaca que, aunque Brasil registra superávits comerciales en términos de valores, China está mucho mejor posicionada en las cadenas de valor globales.
El experto señala que la importancia de Brasil para China se debe, en parte, a la necesidad de China de garantizar el suministro de productos de socios confiables, especialmente en un contexto donde las relaciones entre China y Estados Unidos siguen siendo tensas.
Esta dependencia, según Moreno, probablemente continuará, especialmente si Brasil no avanza en áreas como la transferencia de tecnología y el desarrollo técnico. Advierte que Brasil corre el riesgo de quedar atrapado en un modelo exportador basado en commodities, lo que podría limitar el crecimiento económico del país en el largo plazo.
¿Qué esperar de los próximos 50 años?
De cara al futuro, Moreno apuesta a que la agenda de sostenibilidad gane protagonismo en las relaciones entre Brasil y China. A transición energética, la restauración de la biodiversidad y la responsabilidad de los países más ricos en la contaminación global son temas que ya están siendo abordados por ambos países.
Ella cree que China, con su enfoque en el desarrollo verde, y Brasil, con su vasta biodiversidad, pueden liderar una nueva fase de cooperación internacional en este sentido.
Además, las exportaciones brasileñas de productos básicos a China deberían seguir siendo una parte importante de la relación comercial entre los dos países.
Sin embargo, también se están importando cada vez más desde China sectores más tecnológicos y de mayor valor agregado, especialmente para apoyar la transición energética en Brasil.
Dada la creciente dependencia de Brasil de China, ¿cree que nuestro país está tomando las decisiones correctas para asegurar un crecimiento sostenible? ¿Qué se puede hacer para diversificar nuestras exportaciones y reducir esta dependencia?