Con la cumbre de los BRICS en Brasil y la guerra comercial entre China y Estados Unidos, el petróleo brasileño podría ganar espacio como proveedor estratégico global. El país ya exporta 1,9 millones de barriles/día y tiene una calidad superior, bajo contenido de azufre y menores emisiones de CO2. ¿Es esta la oportunidad de dominar el mercado y fortalecer la economía?
La industria petrolera brasileña enfrenta un momento crucial. Con la cumbre de los BRICS acercándose y la disputa comercial entre China y Estados Unidos calentándose, las exportaciones de Brasil podrían ganar un nuevo impulso. Para el presidente del Instituto Brasileño de Petróleo y Gas (IBP), Roberto Ardenghy, este escenario abre espacio para que el país se consolide aún más como un proveedor estratégico en el mercado global.
¿Pero qué significa esto en la práctica? ¿Podría este movimiento realmente beneficiar a Brasil? Vamos a hacerlo paso a paso.
El papel de Brasil en la seguridad energética mundial
Aunque la mayoría de los principales productores de petróleo están ubicados en regiones marcadas por el conflicto y la inestabilidad política, Brasil surge como una alternativa confiable. Después de todo, no tenemos una guerra en nuestro patio trasero, estamos lejos de tensiones geopolíticas y todavía tenemos un Océano Atlántico abierto para transportar nuestra producción sin mayores riesgos.
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Hoy en día, Brasil exporta alrededor de 1,9 millones de barriles de petróleo por día, siendo China e India los principales compradores. Y, seamos sinceros, estos países necesitan cada vez más proveedores seguros, lo que coloca a Brasil en una posición difícil. una posición privilegiada.
Con la cumbre de los BRICS prevista para julio en Río de Janeiro, la expectativa es que Brasil fortalezca aún más sus relaciones comerciales con los otros diez miembros del bloque. Por cierto, vale la pena recordar que los BRICS hoy incluyen 11 países y juntos producen 42 millones de barriles de petróleo por día, casi la mitad de la producción mundial.
China y la India todavía dependen en gran medida del carbón, que, admitámoslo, contamina mucho más que el petróleo. Si estos países empiezan a cambiar parte de su carbón por petróleo brasileño, el impacto en la descarbonización podría ser gigantesco.
La disputa comercial entre China y EEUU y su impacto en el petróleo brasileño
La disputa comercial entre China y Estados Unidos ganó recientemente otro capítulo: Beijing impuso un arancel del 10% al petróleo importado de Estados Unidos. Y entonces surge la pregunta: si China va a reducir sus compras de petróleo estadounidense, ¿a quién le comprará?
Bueno, alguien tendrá que satisfacer esta demanda, y Brasil tiene todo lo que necesita para llenar ese vacío. El consumo de petróleo no se detendrá sólo porque las dos economías más grandes del mundo estén intercambiando enfrentamientos.
Estados Unidos exporta grandes volúmenes de petróleo a China, pero ahora, con las barreras arancelarias, esta dinámica podría cambiar. Si Brasil lo sabe aprovecha la oportunidad, puede ampliar significativamente su participación en este mercado.
¿En breve? Brasil tiene petróleo, China necesita comprarlo y Estados Unidos tiene dificultades para venderlo. La cuenta se cierra.
El petróleo brasileño y la transición energética global
Si todavía hay espacio para el petróleo en la transición energética, y todo indica que lo hay, el petróleo brasileño tiene que estar en el juego. ¿La razón? Sencillo: es de alta calidad, tiene bajo contenido de azufre y emite menos CO2 en comparación con otros tipos de petróleo.
El IBP refuerza que, dado que el mundo no se librará del petróleo en un futuro próximo, lo más lógico sería priorizar aquello que cause menor impacto ambiental. Y ahí es donde Brasil tiene una ventaja.
La COP30, que tendrá lugar en 2025 en Belém, será una oportunidad más para defender la importancia del petróleo brasileño en la matriz energética mundial. El IBP, junto con consultoras especializadas, quiere demostrar que el sector puede, de hecho, ser sostenible y seguir siendo relevante en la economía global.
La cuestión aquí no es simplemente dejar de explorar en busca de petróleo, sino entender cómo hacerlo de forma estratégica, eficiente y menos contaminante.
Exploración de nuevas fronteras petroleras: una necesidad estratégica
Si Brasil quiere mantener su posición destacada en el sector, necesita encontrar nuevas reservas. El presal aún tiene potencial, pero la exploración en regiones como el Margen Ecuatorial y la Cuenca de Pelotas ya está en el radar para garantizar el futuro de la producción.
Sin nuevos descubrimientos, la producción podría disminuir en las próximas décadas, lo que debilitaría al país en el escenario mundial. Y nadie quiere perder relevancia en este juego, ¿verdad?
La industria petrolera se está reinventando, y esto no es sólo una declaración de intenciones. Ya existen tecnologías para reducir la huella de carbono del sector, como la captura y almacenamiento de CO2 (CCUS), el hidrógeno y la electrificación de plataformas.
Según Eixos, Brasil tiene una matriz energética limpia y puede aprovecharla al combinar la extracción eficiente de petróleo con prácticas más sostenibles.
El futuro de la energía: integración entre petróleo y renovables
El sector del petróleo y el gas puede y debe avanzar junto con las energías renovables. La idea de instalar turbinas eólicas marinas en zonas donde ya hay plataformas petrolíferas podría ser una solución inteligente y rentable.
Las plataformas antiguas, que de otro modo serían retiradas, se pueden reutilizar para generar energía eólica, reduciendo los costos y haciendo que la Brasil aún más competitivo en el sector energético.
Y hay más: en países como Noruega ya es común electrificar plataformas activas con energía eólica marina, reduciendo drásticamente las emisiones del sector del petróleo y el gas.