Los investigadores estudian muestras de asteroides y revelan secretos sobre el Sistema Solar primitivo, arrojando luz sobre eventos cósmicos que ocurrieron hace miles de millones de años.
Los científicos han analizado granos del asteroide Ryugu y han descubierto evidencia de un campo magnético que puede haber influido en la formación del sistema solar exterior.
El descubrimiento proporciona pistas sobre cómo se formaron gigantes gaseosos como Júpiter y Neptuno. El estudio, publicado en la revista AGU Advances, involucró a investigadores del MIT, Caltech y Harvard.
Un asteroide como cápsula del tiempo
El asteroide Ryugu es un cuerpo celeste primitivo que se originó en los confines del sistema solar antes de ser capturado en el cinturón de asteroides entre Marte y la Tierra. En 2020, la misión Hayabusa2 de Japón trajo muestras de este asteroide a estudiar.
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Los científicos esperaban que estos granos contuvieran información sobre las condiciones tempranas del sistema solar.
El equipo buscó señales de campos magnéticos antiguos para comprender si existía un campo nebular más allá de 7 unidades astronómicas (UA) del Sol. Esta región es donde se formaron planetas gaseosos masivos.
Rastros de magnetismo en el sistema solar exterior
Investigaciones anteriores indican que el sistema solar interior tenía un fuerte campo magnético, que influyó en la formación de planetas como la Tierra, Venus y Marte. Sin embargo, no estaba claro si este efecto se extendía al sistema solar exterior.
Utilizando un magnetómetro, los científicos analizaron los granos de Ryugu para reconstruir su historia magnética. Descubrieron que si existía un campo magnético en la región donde se formaron los planetas gigantes, era débil (estimado en hasta 15 microteslas). A modo de comparación, el campo magnético de la Tierra hoy es de unos 50 microteslas.
Según Elias Mansbach, autor principal del estudio, este campo magnético nebular desapareció entre 3 y 4 millones de años después de la formación del sistema solar. Incluso débil, podría haber sido suficiente para atraer gases y polvo, contribuyendo a la formación de planetas como Júpiter y Saturno.
"Este campo nebular desapareció unos 3 a 4 millones de años después de la formación del sistema solar, y nos fascina el papel que desempeñó en la formación planetaria temprana.“, dijo Mansbach.
Comparación con otros meteoritos
El equipo también comparó los datos de Ryugu con los de otros meteoritos que se formaron en el sistema solar exterior. Uno de ellos, clasificado como condrita carbonácea no agrupada, presentó un campo magnético de unos 5 microtesla.
Esta similitud sugiere que incluso las regiones más distantes de la nebulosa solar tenían cierta influencia magnética.
Benjamin Weiss, científico planetario del MIT y coautor del estudio, destacó la importancia de este descubrimiento: “Estamos demostrando que dondequiera que miremos ahora, había algún tipo de campo magnético que era responsable de llevar masa al lugar donde se estaban formando el Sol y los planetas.."
El descubrimiento desafía los viejos modelos que sugerían la ausencia de actividad magnética significativa en el sistema solar exterior. Los datos indican que incluso en regiones alejadas del Sol, un campo magnético ayudó a dar forma a la formación de planetas gaseosos.
Los científicos planean continuar analizando los datos de Ryugu y compararlos con otras muestras espaciales. Esta información puede ayudarnos a comprender mejor cómo se organizó el sistema solar en su primer millón de años.
Con información de Daily Galaxy.