¿Un avión comercial con tecnología militar? El Falcon 20G estaba equipado con un postquemador para alcanzar velocidades increíbles, pero el elevado consumo de combustible y los costes prohibitivos llevaron a la cancelación del proyecto.
La aviación siempre está buscando la innovación, pero algunas ideas terminan siendo exageradas. En la década de 80, la Guardia Costera de Estados Unidos intentó algo inusual: instalar un sistema de postcombustión en un avión comercial. El objetivo era aumentar la velocidad y mejorar la respuesta a emergencias. ¿El resultado? Un avión rápido, pero con un coste tan elevado que el proyecto fue cancelado.
La loca idea de turboalimentar un avión ejecutivo
El postquemador Es una tecnología común en combatientes militares. Inyecta combustible adicional en el escape del motor, aumentando la potencia y permitiendo una aceleración instantánea. La idea de utilizarlo en un avión comercial parecía prometedora. El avión podría alcanzar misiones de búsqueda, rescate e interceptación de objetivos sospechosos más rápidamente.
Pero en la práctica, no fue tan sencillo.
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El Falcon 20 – El avión comercial elegido para el experimento
El modelo elegido fue el Falcon 20, un avión ejecutivo francés de Dassault. Ya fue un éxito en la aviación corporativa e incluso fue utilizado por FedEx para transportar carga.
- Velocidad máxima: 862 km / h
- Rango: 3.350 km
- Capacidad: 10 pasajeros
La estructura del Falcon 20 era fuerte, lo que lo convertía en un buen candidato para motores más potentes.
¿Cómo se modificó el avión comercial?
Para apoyar el postquemador, la Guardia Costera hizo varios cambios en el avión:
- Se reemplazaron los motores por versiones más potentes.
- Se añadió un escudo térmico de titanio al fuselaje para soportar el calor.
- Se ajustaron los sistemas de combustible para soportar el mayor consumo.
Las pruebas fueron exitosas. El avión ganó velocidad y llegó a su destino mucho más rápido.
La causa del fracaso: un consumo absurdo de combustible
A pesar del buen desempeño, el proyecto no siguió adelante. El postquemador quemó tanto combustible que redujo drásticamente la autonomía del avión ejecutivo. Costos de mantenimiento Eran extremadamente altos. Al final los beneficios no valieron la pena.
En 1988, el proyecto fue cancelado oficialmente.
862 kilómetros por hora, ¡todos los aviones actuales pueden incluso superar esa velocidad sin postcombustión!