¡Olvídate de las prisas! Un tren centenario se convirtió en sensación mundial debido a su extrema lentitud. Entre montañas y exuberantes valles, el tren ofrece un viaje nostálgico e inmersivo. Descubra por qué este recorrido de cinco horas se ha convertido en uno de los más populares del país y en un verdadero Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Ubicado entre exuberantes montañas y cubierto de densa vegetación, un tren centenario en la India ha estado atrayendo a miles de turistas de todo el mundo por una razón inusual: su velocidad extremadamente lenta.
A diferencia de los modernos trenes bala, que priorizan la velocidad y la eficiencia, este antiguo ferrocarril ofrece una experiencia nostálgica y contemplativa, transformando el viaje en una salida única y memorable.
Ubicado en la cordillera Nilgiri en el estado de Tamil Nadu, el ferrocarril de montaña Nilgiri conecta Mettupalayam, a 330 metros sobre el nivel del mar, con la ciudad de Ooty, ubicada a una altitud de 2,2 metros.
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Con una longitud de 46 kilómetros y un sinuoso recorrido, este ferrocarril destaca no sólo por sus espectaculares paisajes, sino también por el tiempo que toma recorrer el trayecto.
El viaje de subida dura casi cinco horas, mientras que el descenso es un poco más rápido, durando unas cuatro horas.
Un tren centenario y un sistema único
Inaugurado por los británicos en 1908, el ferrocarril de montaña Nilgiri es uno de los pocos ferrocarriles del mundo que utiliza un sistema de piñón y cremallera, esencial para subir secciones extremadamente empinadas.
Este mecanismo, que consiste en un carril dentado colocado entre los carriles principales, permite a la locomotora superar pendientes de hasta el 8,33%.
Con un trazado complejo y desafiante, la ruta incluye 16 túneles, 250 puentes y 208 curvas.
Durante el recorrido, el tren pasa por pequeñas estaciones históricas, como Coonoor, Wellington, Lovedale y Fern Hill, proporcionando a los pasajeros una vista privilegiada de las montañas y valles cubiertos de exuberante vegetación.
Sitio Patrimonio Mundial de la UNESCO
La relevancia histórica y cultural de este ferrocarril fue reconocida en 2005, cuando La UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad como parte de los “Ferrocarriles de Montaña de la India”., un conjunto de ferrocarriles de montaña históricos del país.
La conservación de este sistema ferroviario garantiza que su importancia se preserve para las generaciones futuras, manteniendo viva una parte significativa de la historia del transporte ferroviario en la India.
Históricamente, los británicos utilizaban este ferrocarril para escapar del intenso calor de las regiones bajas y encontrar refugio en las montañas.
La región de Ooty, apodada la “Suiza de la India”, siempre ha sido un destino popular para quienes buscan temperaturas suaves y paisajes naturales impresionantes.
La experiencia de viajar en el “tren de juguete”
A pesar de su baja velocidad, o quizás debido a ella, el ferrocarril de montaña Nilgiri se ha convertido en uno de los recorridos en tren más famosos de la India.
El tren de juguete, como se le llama popularmente, ofrece un viaje inmersivo, permitiendo a los pasajeros apreciar con calma las majestuosas montañas y la vegetación intacta a lo largo del camino.
Para aquellos que deseen embarcarse en esta experiencia, es muy recomendable reservar las entradas con antelación.
Los viajes se realizan a diario, pero los vagones son pequeños y la demanda es alta. Las reservas se pueden realizar a través del sitio web oficial de Indian Railway (www.irctc.co.in) o en persona, donde los turistas reciben los tradicionales billetes de papel, que se han convertido en objetos de colección.
Un tesoro ferroviario preservado
El ferrocarril de montaña Nilgiri representa un legado de la ingeniería ferroviaria británica y un testimonio de la relación entre la historia y la naturaleza.
A diferencia de los trenes modernos, que priorizan la velocidad, este tren nos recuerda que viajar también puede ser una experiencia de contemplación, de desaceleración y de conexión con el paisaje.
La preservación de este ferrocarril no sólo permite a los turistas de todo el mundo vivir esta experiencia nostálgica, sino que también impulsa la economía local, beneficiando a la región y garantizando la preservación de una de las rutas ferroviarias más emblemáticas de la India.
Si Brasil hubiera mantenido y modernizado sus ferrocarriles, podríamos tener un transporte más barato, eficiente y sostenible. Todavía hay tiempo para revertir esta situación, pero se necesitan inversiones y voluntad política.