Detrás de la cabeza de Abraham Lincoln en el Monte Rushmore, hay una cámara secreta llamada Salón de los Registros.
El Monumento Nacional Monte Rushmore es uno de los íconos más llamativos de la historia y la cultura estadounidenses. Estados Unidos. Ubicado en el Condado de Pennington, Dakota del Sur, el monumento fue autorizado el 3 de marzo de 1925.
Su construcción se inició en agosto de 1927, bajo la dirección del escultor Gutzon Borglum, y no se completó oficialmente hasta el 31 de octubre de 1941, unos meses después de la muerte de Borglum, el 6 de marzo de ese año.
Aunque la planificación inicial fue grandiosa, la obra se completó de forma más sencilla por falta de recursos.
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El monumento muestra los rostros gigantes de cuatro presidentes que marcaron la historia de Estados Unidos: George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln.
Washington, el primer presidente, jugó un papel decisivo en la creación de Constitución; Jefferson, autor de la Declaración de Independencia, simboliza la expansión territorial; Roosevelt, conocido por su política progresista, se destacó en la preservación ambiental; y Lincoln, responsable de la abolición de la esclavitud, representa la lucha por la unidad nacional.
Originalmente, Borglum planeó que las esculturas mostraran a los presidentes de cuerpo entero, pero las dificultades financieras y su temprana muerte limitaron el proyecto a los rostros.
Aún así, la grandeza y precisión de los detalles hacen que el Monte Rushmore uno de los mayores logros del arte escultórico del siglo XX.
El “Santuario de la Democracia”
Además del impacto visual, Borglum tuvo una visión más amplia para el Monte Rushmore. Lo imaginó como un “Santuario de la democracia“, un lugar que preservaría los valores y la historia estadounidenses para las generaciones futuras.
Parte de este plan incluía la Sala de Registros, una cámara secreta diseñada para almacenar documentos clave como el Constitución y Declaração de Independencia.
La idea era crear una galería de 24 metros de alto y 30 metros de largo, a la que se accede por una escalera de granito de más de 240 metros.
Las excavaciones del Salón de los Registros comenzaron en julio de 1938, pero poco más de un año después, el Congreso ordenó que la atención se centrara únicamente en la escultura de los presidentes, deteniendo las obras en 1939.
Aun así, se excavaron 21 pies, dejando una cámara sin terminar detrás de la cara de Lincoln.
Hoy en día, el Salón de los Registros no está abierto al público, pero aún contiene las marcas dejadas por los trabajadores en la década de 1930.
Fotos raras del Servicio de Parques Nacionales revelan el interior de la cámara, un espacio que mantiene la atmósfera casi mística del diseño original de Borglum.
logro póstumo
Décadas después de la muerte de Borglum el 9 de agosto de 1998, parte de su visión se hizo realidad. Se instaló un trastero a la entrada de la Sala de Registros.
Esta habitación contiene una caja fuerte de titanio protegida por una losa de granito, en la que está inscrita una frase del escultor:
"Coloquemos allí, talladas en lo alto, lo más cerca del cielo que podamos, las palabras de nuestros líderes, sus rostros, para mostrar a la posteridad qué clase de hombres eran."
En el interior de la caja fuerte se encuentran dieciséis paneles esmaltados en porcelana, que narran la historia del Monte Rushmore, el significado de los presidentes representados y una breve cronología de Estados Unidos.
Estos paneles fueron diseñados para resistir el paso del tiempo, preservando la memoria de la nación para las generaciones venideras.
Monte Rushmore: un monumento incompleto pero atemporal
Aunque el Monte Rushmore no se completó como soñaba Borglum, se convirtió en un símbolo perdurable de los valores estadounidenses.
El meticuloso trabajo de los escultores, combinado con la gran visión de Borglum, sigue atrayendo a millones de visitantes cada año. Incluso los aspectos menos conocidos, como el Salón de los Registros, aumentan el atractivo que rodea este monumento histórico.
Detrás de la monumental fachada de granito, hay más que arte y técnica; hay una narrativa de perseverancia, ambición y la búsqueda de dejar un legado que desafía el tiempo.