La situación es notable en Ceará, pero se extiende a otros estados de la región, generando preocupación entre empresarios y asociaciones profesionales.
El problema tiene raíces complejas, que involucran desde programas de asistencia social hasta cambios culturales y estructurales en el mercado laboral.
En las ciudades del interior de Ceará, es común escuchar frecuentes anuncios de empleos con contratos formales en las estaciones de radio locales.
La justificación, según ellos, es el miedo a perder la prestación social al incorporarse a puestos de trabajo registrados.
En las zonas rurales, la situación es aún más crítica.
como el ordeño manual, la limpieza de corrales y el manejo del ganado.
En una finca ubicada en el Litoral Norte de Ceará, que cultiva cocos y judías verdes durante todo el año,
una operación industrial de nueva implementación con tecnología Embrapa.
La falta de interés se ha atribuido, en parte, a la comodidad que ofrecen los beneficios sociales.
pero necesita ofrecer una puerta de salida.
Sin ella, Corremos el riesgo de convertir la adicción en una elección profesional.",
advierte un agricultor del Sertão Central, que, incluso con los esfuerzos recurrentes para atraer trabajadores,
No se pueden llenar las vacantes disponibles en su propiedad.
Las diferencias regionales resaltan el contraste en el mercado laboral
El problema, sin embargo, No se repite con la misma intensidad en otras regiones del país.
En el Centro-Oeste, por ejemplo, los municipios con una fuerte vocación agrícola —como los que producen soja, maíz y algodón—
han logrado mantener altos niveles de empleabilidad, con salarios competitivos y empleo formal garantizado mediante contrato de trabajo firmado.
En Ceará, incluso con los derechos garantizados por la Consolidación de las Leyes del Trabajo (CLT),
La escasez de profesionales es una realidad preocupante.
Un ejemplo emblemático proviene de Morada Nova, donde un productor de camarones, conocido como carcinicultor,
Tuvo que recurrir a su propio hijo y hermano para continuar la producción,
dada la completa falta de actores externos.
La industria también enfrenta obstáculos para mantener sus operaciones debido a la falta de mano de obra
La falta de profesionales cualificados no afecta sólo al campo.
La industria cearense también sufre la baja oferta de mano de obra técnica,
Incluso para puestos con salarios superiores a la media.
Ricard Pereira, empresario del sector metalúrgico y director de Indumetal,
reporta dificultades para encontrar operadores calificados para las máquinas recién adquiridas.
"La fuerza laboral existe, pero ya está plenamente empleada.
“Estoy considerando buscar profesionales en el sureste para cubrir esta demanda”, declaró.
Este fenómeno se ha convertido en un factor limitante para nuevas inversiones.
Según un agroindustrial de la región, La falta de disponibilidad de trabajadores hace que muchos empresarios lo piensen dos veces antes de invertir.,
lo que podría tener repercusiones negativas en el crecimiento económico del Nordeste.
Iniciativas intentan revertir el escenario, pero persisten desafíos
Ante este alarmante escenario, las instituciones vinculadas al sector agropecuario han estado buscando soluciones.
La Federación de Agricultura y Ganadería de Ceará (Faec), a través del Servicio Nacional de Aprendizaje Rural (Senar),
ha apostado por capacitación de pequeños productores y trabajadores rurales,
incluidos cursos centrados en la operación de drones, una tecnología cada vez más presente en el campo.
"La formación técnica es fundamental para integrar a los jóvenes al nuevo modelo de agronegocios,
lo que exige mayor preparación y dominio de las herramientas digitales”, explica Amílcar Silveira, presidente de Faec.
Todavía así, El desafío inmediato es revertir la percepción de que el trabajo formal representa una amenaza para los beneficios sociales.,
lo que requiere una revisión de las reglas y una mayor coordinación entre los programas de asistencia y el mercado laboral.
La polémica en el Congreso exacerba el debate sobre la productividad
Mientras el sector productivo busca soluciones, el Congreso Nacional analiza una propuesta que podría afectar aún más la productividad del país:
la reducción de la jornada laboral semanal de 44 a 40 horas.
La iniciativa genera alarma entre los empresarios, que ya enfrentan dificultades para mantener sus operaciones en marcha.
“Brasil a menudo parece penalizar a quienes trabajan y premiar a quienes no producen”,
comentó un empresario en tono crítico, reflejando la creciente frustración del sector productivo.
en vista de las distorsiones percibidas en la política económica y laboral.
Posibles caminos hacia una recuperación equilibrada
Expertos consultados por portales de economía y agronegocios señalan que,
Además de revisar los criterios para los programas sociales,
Es fundamental promover acciones que valoricen el trabajo rural e industrial.
ISO incluido Mejorar la infraestructura en zonas más remotas, ofrecer transporte decente a las sedes de las empresas.
e intensificar las campañas de concienciación sobre los beneficios del trabajo formal.
La combinación entre incentivos fiscales para empleadores, políticas públicas de movilización laboral y actualización tecnológica
Podría ser la manera de revertir la preocupante situación que se está perfilando en el Nordeste.
El impacto a largo plazo de la escasez de mano de obra
Si no hay un cambio estructural en este escenario,
El Nordeste corre el riesgo de enfrentarse a una desaceleración del desarrollo económico.
La falta de trabajadores podría comprometer la producción agrícola e industrial, reducir la competitividad regional y aumentar la dependencia de los programas federales.
A mediano y largo plazo, esto podría afectar a toda la economía brasileña, ya que el agronegocio en el Nordeste tiene un papel relevante en la balanza comercial y la seguridad alimentaria.
Y usted, ¿cree que es posible conciliar los programas sociales con el fomento del empleo formal? ¿Cómo resolver este dilema en el mercado de trabajo brasileño?