Un país con una producción récord de energía solar se enfrenta a un desafío inesperado: su red eléctrica está al límite y corre el riesgo de colapsar por el exceso de generación.
A menudo se considera a Australia como una potencia mundial en energía renovable, especialmente en el sector de la energía solar.
Con la instalación de paneles solares en casi un tercio de los hogares, el país ha logrado cifras impresionantes de generación de energía verde.
Pero este avance ha traído una curiosa paradoja: la producción de energía solar se está convirtiendo en un problema para la red. eléctrico. Un problema que pocos esperaban.
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El 3 de octubre el país afrontaba un momento crítico. El Operador del Mercado Energético Australiano (AEMO) registró una demanda de electricidad extremadamente baja, lo que es preocupante para el sistema eléctrico.
Pero, contrariamente a la creencia popular, la caída de la demanda no se debió al ahorro en el consumo. El problema era la alta producción de energía solar residencial.
El estado de Victoria, uno de los más prósperos de Australia, tuvo un día despejado y soleado. La combinación perfecta para una generación solar récord, pero el desastre le siguió de cerca.
La red eléctrica de Victoria, diseñada para atender una demanda que oscila entre 1.865 y 10.000 megavatios, vio caer sus cifras a sólo 1.352 megavatios. Una cifra tan baja que ponía en riesgo la estabilidad de la red.
Soluciones de emergencia: apagar paneles para mantener el equilibrio
Para evitar una avería generalizada, AEMO se vio obligada a tomar medidas de emergencia. Una de ellas fue desconectar algunos paneles solares, una medida drástica pero necesaria para paliar el exceso de energía en la red.
Otras soluciones incluyeron activar líneas de transmisión que estaban caídas y pedir a las familias con sistemas de baterías en el hogar que dejaran los equipos vacíos. Esto ayudó a almacenar el excedente de energía generado.
Estas soluciones, aunque funcionales a corto plazo, muestran la magnitud del desafío que supone operar una red eléctrica basada en fuentes renovables. Si bien la energía solar ya representa más de 20 gigavatios de capacidad energética australiana, su naturaleza impredecible crea dificultades para equilibrar la producción y el consumo.
El cuello de botella del almacenamiento de energía
El mayor obstáculo para aprovechar todo el potencial de la energía solar es la falta de almacenamiento a gran escala.
La producción solar es intermitente y depende enteramente de las condiciones climáticas. Cuando hay exceso de producción y no hay forma de almacenarlo, la energía no utilizada se convierte en un problema más que en un beneficio.
La situación australiana no es única. Estados como California, en Estados Unidos, también enfrentan dificultades similares.
En momentos de alta producción solar, los sistemas de almacenamiento son insuficientes para gestionar el exceso de energía, comprometiendo la estabilidad de la red eléctrica.
Riesgos de un crecimiento desordenado de la energía solar
Con el rápido ritmo de instalación de nuevos paneles solares, Australia debe prepararse para enfrentar desequilibrios aún mayores. Los fines de semana, cuando el consumo de energía generalmente baja, los riesgos de sobreproducción aumentan considerablemente. Con cada panel solar instalado, la presión sobre la red se intensifica.
Este escenario pone de relieve la necesidad de medidas más estratégicas. Soluciones como ampliar el uso de baterías de alta capacidad, modernizar la infraestructura eléctrica y políticas que fomenten el uso racional de la energía solar ya se consideran esenciales. Algunos países, como Alemania y Japón, ofrecen ejemplos exitosos de cómo mitigar estos problemas.
Progreso con obstáculos evidentes
Si bien el liderazgo de Australia en el sector de las energías renovables es incuestionable, la situación actual refuerza las complejidades de esta transición. La dependencia de fuentes como la solar, aunque positiva para el medio ambiente, requiere una reestructuración completa de la forma en que se produce, almacena y distribuye la energía.
El auge solar es un hito importante, pero sin avances tecnológicos y políticas más sólidas, Australia corre el riesgo de convertir su progreso en un problema crónico. Con sistemas resilientes y modernos, el país puede seguir liderando el sector de las energías renovables, sin caer en las trampas del crecimiento desorganizado.
El desafío ahora es garantizar que la energía verde, en lugar de una complicación, se convierta en un activo aún más valioso para la sociedad australiana.
Es por esta y otras razones que muchos países no aceptan este modelo de capitalismo, donde, por ejemplo, el empresario quiere vender comida pero el cliente es quien paga el gas, las ollas, los empleados y el alquiler de el punto de venta... y el empresario entra sólo para gestionar la ganancia. ¡Qué picardía! Con la energía solar es el mismo modus operandi, es decir, todo lo paga el cliente y el cableado se hace con dinero público existente. ¡Se avergonzarán!