En marzo de 2025, Brasil alcanzó un hito histórico en la transición energética. Según datos actualizados de Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel), el país superó la marca de 5 millones de propiedades con generación de energía solar distribuida conectado a la red eléctrica.
Esta cifra representa un salto significativo respecto a la realidad de hace poco más de una década, cuando se autorizaron los primeros sistemas de microgeneración en Brasil, allá por 2012. Desde entonces, los avances tecnológicos, la caída de los costos de instalación y los incentivos regulatorios han impulsado el sector rápidamente.
Minas Gerais lidera la expansión de la energía residencial
Aunque el crecimiento se produjo en todo el país, Minas Gerais sigue siendo el estado líder en número de conexiones, seguido de São Paulo, Rio Grande do Sul, Paraná e Mato Grosso.
Además, el avance de la generación distribuida se ha intensificado desde la entrada en vigor de la Marco Legal de Generación Distribuida, en 2022. Con ella, los consumidores disponen ahora de normas más claras para conectar sus sistemas a la red, lo que aumenta la seguridad jurídica y reduce la burocracia.
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En la actualidad, la mayor parte de las conexiones se producen en los hogares, aunque los comercios, industrias, fincas rurales y edificios públicos también han incrementado el uso de energía fotovoltaica en los últimos años.
Crecimiento de la generación solar y sus impactos en el sector eléctrico
Con más de 5 millones de unidades de consumo abastecida por generación propia, el país alcanzó una capacidad instalada de aproximadamente 22 gigavatios (GW) Sólo en generación distribuida.
Esta cifra equivale, por ejemplo, a toda la capacidad instalada de Usina de Itaipú, una de las centrales hidroeléctricas más grandes del mundo.
De esta manera, la generación solar distribuida comienza a jugar un papel estratégico en diversificación de la matriz energética brasileña, que tradicionalmente depende de fuentes de agua.
Por otra parte, los desafíos para el sector eléctrico también están aumentando. Con la creciente penetración de la energía solar en las redes de distribución, las empresas de servicios públicos necesitan invertir en tecnología, digitalización y almacenamiento para garantizar la estabilidad del suministro.
Además, la gestión del flujo de energía entre consumidores y generadores es cada vez más compleja y requiere nuevas soluciones de monitorización y automatización.
La energía fotovoltaica como motor de la economía verde
El crecimiento de la generación solar La distribución también impulsa otros sectores económicos. Según estimaciones del mercado, cada nuevo sistema instalado genera entre 3 a 4 empleos directos e indirectos.
De esta forma, el avance de la energía solar en Brasil contribuye no sólo a la descarbonización de la economía, sino también a la generación de renta, a la cualificación profesional y a la internalización de tecnologías limpias.
Otro factor relevante es el impacto en reducción de la factura de la luz de los consumidores. Quienes generan su propia energía pueden reducir significativamente sus costos de electricidad, especialmente en un escenario de aumento de tarifas y escasez de agua.
Perspectivas para los próximos años
Para los próximos años, el sector espera mantener su ritmo de crecimiento. Esto se debe a que Brasil tiene gran potencial solar, además de un mercado que aún está en expansión.
Con políticas públicas consistentes, líneas de financiamiento accesibles y mayor conciencia ambiental, millones de brasileños deberían abrazar la autogeneración de energía.
Además, la evolución de los sistemas de almacen de energia, como las baterías residenciales, deberían consolidar aún más el papel protagonista de la generación distribuida.
Así, la combinación de innovación tecnológica, regulación favorable y participación de la sociedad apunta a un futuro energético más sostenible, descentralizado y accesible.