Nuevas imágenes muestran trenes radiactivos en la estación Yaniv de Chernóbil, dentro de la zona de exclusión de accidentes nucleares
El desastre de Chernobyl, ocurrido el 26 de abril de 1986, es uno de los acontecimientos más trágicos de la historia de la energía nuclear. Situado en la entonces Unión Soviética, el accidente involucró al explosión del reactor número 4 de la central de Chernobyl, provocando una liberación masivo de radiación que afectó profundamente no sólo a la región, sino también a los países vecinos e incluso a zonas distantes de Europa. Una hermosa estación de tren local quedó completamente abandonada.
Hasta el día de hoy, las consecuencias son visibles en Ucrania y Bielorrusia, donde la zona de exclusión de Chernobyl es un testimonio inquietante de los acontecimientos de esa fatídica noche.
estación de tren fantasma
Cuando se habla de Chernobyl, es imposible no mencionar Pripyat, la ciudad planeada para albergar a los trabajadores de la planta y sus familias. La ciudad fue evacuada poco después del accidente, dejando tras de sí un escenario fantasmal, como una cápsula del tiempo. Hoy en día, Pripyat es una de las zonas más conocidas de la zona de exclusión y sigue atrayendo a turistas y curiosos.
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No muy lejos de allí, el estación de trenes El fantasma de Yaniv, fundado en 1925, también guarda profundos recuerdos. Mucho antes de que se estableciera Pripyat, Yaniv se utilizaba para transportar pasajeros y mercancías. Hoy en día es una estación prácticamente abandonada, con pocas vías aún en funcionamiento para ayudar a los equipos de construcción del nuevo sarcófago de Chernóbil.
Curiosamente, la electrificación de la estación sólo se produjo después del accidente, para facilitar el transporte de los llamados “liquidadores”, aquellos que trabajaron valientemente para contener los efectos del desastre. Estos trabajadores enfrentaron niveles mortales de radiación y, en muchos casos, sacrificaron sus vidas para minimizar el daño que el accidente causaría a la humanidad.
Impacto duradero: equipos radiactivos y el sarcófago de Chernobyl
El accidente de Chernóbil provocó la contaminación de diversos equipos y vehículos ferroviarios. Algunos de estos vagones de tren, locomotoras y material rodante todavía se encuentran en la estación de Yaniv, contaminados con suficiente radiación como para hacerlos inutilizables, pero no tanto como para quedar enterrados con otros desechos altamente radiactivos.
Entre los elementos más peligrosos se encuentra un vehículo de ingeniería IMR, utilizado por el ejército soviético para talar árboles en el famoso “bosque rojo“. Este vehículo, que todavía presenta altos niveles de radiactividad, es un sombrío recordatorio de los riesgos que enfrentan quienes se ocuparon directamente de la descontaminación de la zona.
El nuevo sarcófago de Chernobyl, una colosal estructura de acero construida para cubrir el reactor dañado, representa un esfuerzo monumental para contener los efectos del desastre.
En 2021, Energoatom, la empresa estatal de Ucrania, completó una nueva vía de 43 kilómetros entre Vilcha y Yaniv, que conecta la Zona de Exclusión con el sistema ferroviario ucraniano. Esta conexión facilita el transporte de residuos radiactivos, como parte de un esfuerzo continuo para gestionar las consecuencias del accidente.
Turismo en Chernóbil
La zona de exclusión de Chernóbil se ha convertido en un destino turístico único. La idea de explorar un lugar afectado por un desastre nuclear puede parecer extraña para algunos, pero para muchos es una oportunidad de presenciar un pedazo de historia moderna y reflexionar sobre las lecciones aprendidas del accidente.
Guías capacitados guían a los visitantes a través de áreas seguras, donde aún se puede ver el reactor, la ciudad de Pripyat e incluso la estación de Yaniv. Es un recorrido silencioso e introspectivo, donde las ruinas cuentan una historia poderosa.
Historia
La historia de Chernobyl se remonta al apogeo de la Guerra Fría, cuando la Unión Soviética estaba decidida a ampliar su capacidad de generación de energía nuclear. La construcción de la central nuclear de Chernobyl comenzó en la década de 1970 y el complejo fue diseñado para albergar cuatro reactores del tipo RBMK (Reaktor Bolshoy Moshchnosti Kanalnyy).
Estos reactores, diseñados en la Unión Soviética, eran conocidos por su eficiencia, pero también tenían algunas características de seguridad cuestionables, especialmente la falta de una contención robusta para el reactor, algo común en los diseños de reactores occidentales. En aquel momento, la prioridad era la eficiencia energética y no se tenían suficientemente en cuenta los riesgos de seguridad.
El día del accidente
La noche del 25 de abril de 1986, los ingenieros de Chernóbil realizaron una prueba de seguridad en el reactor 4, con el objetivo de evaluar cómo reaccionaría en una situación de corte de energía. Sin embargo, una serie de errores operativos y fallas de diseño del reactor provocaron un rápido aumento de la temperatura y la presión.
A la 1:23 de la madrugada del 26 de abril, la combinación de factores culminó en una explosión catastrófica. La tapa de acero y hormigón que cubría el reactor fue desechada, liberando una enorme cantidad de radiación a la atmósfera.
La explosión inicial fue tan fuerte que iluminó el cielo nocturno, y muchos vecinos de Pripyat, la ciudad cercana a la central, se despertaron y observaron las llamas sin saber la gravedad de lo sucedido.
En los días siguientes, la falta de información precisa sobre el peligro dejó a muchos en una situación de extrema vulnerabilidad. La evacuación de la ciudad no se ordenó hasta 36 horas después del accidente, momento en el que los residentes ya estaban expuestos a niveles peligrosos de radiación.