El avance mensual del Índice Nacional de Precios al Consumidor Amplio-15 (IPCA-15) con relación a agosto estima que la inflación volverá a ser negativa, cayendo el 0,73% y situando el resultado acumulado de los últimos 12 meses por debajo de los dos dígitos. Si bien este evento representa un cambio en los precios al consumidor, en teoría puede indicar, sin embargo, un posible estancamiento de la economía.
La inflación ya se había vuelto negativa durante el mes de julio, cayendo un 0,68% y siendo uno de los valores más bajos alcanzados desde 1998, incluso antes de que el gobierno del PT administrara el país. Según los expertos, a pesar de que la deflación ya es una realidad (IPCA negativo), los consumidores siguen pagando precios elevados por artículos básicos como la Leche Larga Vida, que aumentó más del 80% en solo un año. A pesar del aumento en los precios de los alimentos, luego del aumento en los precios de los combustibles que impactó directamente en los fletes, y el dólar alto, que hizo que muchos agricultores prefirieran exportar a recibir a través de divisas, la Petrobras anunció una breve reducción en los precios de la gasolina y el diésel para controlar los precios internos internos.
Sin embargo, esto no ha sido suficiente para el sector transporte y logística, con inflación acumulada del 10% el cual no fue trasladado a los consumidores finales, perjudicando drásticamente la utilidad anual de las instituciones privadas.
En Santa Catarina (SC), después de las reducciones en los precios de los combustibles, la gasolina se cuenta en alrededor de R$ 4,99, principalmente en algunas ciudades costeras y del Medio Oeste. Sin embargo, en Paraná (PR), estado vecino, hay gasolineras que cobran casi R$6, una diferencia de R$1 de un estado a otro. Analistas aseguran que esta diferencia de precios se debe principalmente a los impuestos ICMS que exigen los estados, que difieren en porcentaje.
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Miedo internacional, inseguridad, alta inflación… ¿qué ha estado impactando la economía en Brasil?
En el año 2022, la economía de Brasil se ha visto afectada por una serie de factores que inciden directamente en la inflación, como la dólar alto (R$ 5,11 en la última sesión bursátil) y el aumento de la tasa Selic, que es de dos dígitos y hace que los inversionistas prefieran retirar el dinero invertido en bolsa para invertir en el Tesoro Directo, reduciendo una parte de las inversiones en empresas y provocando el estancamiento del crecimiento del retail: gigantes como Magazine Luiza y Americanas son una Prueba además, ya que han bajado más de la mitad de su precio desde el inicio de la pandemia.
El aumento de los precios de las materias primas, productos que son el foco de la economía brasileña, también elevó la inflación interna, ya que la agroindustria prefirió exportar, a pesar de las cosechas récord, lo que resultó en una disminución de las existencias internas y aumentos de precios debido a la ley de la oferta y la demanda. Durante 2020, con el inicio de la pandemia, el arroz costaba más de R$ 35 en algunos mercados y la carne prácticamente se triplicó en la región Sur.
Las elecciones de 2022 intensifican los temores de los inversores y podrían moldear las actitudes de Petrobras
Las elecciones, previstas para el mes de octubre de 2022, intensifican el temor de los inversores debido a la polaridad encontrada entre los candidatos en foco en las intenciones de voto: Luiz Inácio Lula da Silva, elegido presidente de Brasil por dos años consecutivos, y jair Bolsonaro, actual Presidente de la República.
Los resultados obtenidos este año pueden determinar el rumbo de las políticas de precios de Petrobras entre octubre y diciembre, incluyendo un nuevo repunte en los precios de las gasolinas y el diésel, impactando en el sector de transporte y logística.