¿Quién hubiera pensado que, después de décadas de silencio, Japón volvería a dominar los mares con portaaviones japoneses? Esta noticia está generando un intenso revuelo, especialmente en China, que ve en este movimiento una auténtica chispa para viejas rivalidades y tensiones estratégicas. Japón, que desde el final de la Segunda Guerra Mundial se había limitado a una política defensiva, ahora se está preparando para operar nuevos portaaviones, y China está observando, preocupada por lo que esto podría significar para el futuro de la seguridad en el Pacífico.
Japón, en los últimos años, ha ido cambiando lentamente su postura defensiva, marcada por una Constitución pacifista impuesta tras la Segunda Guerra Mundial. Durante el conflicto, los portaaviones japoneses fueron símbolos del poder naval y de una estrategia expansionista en el Pacífico. Sin embargo, después de la derrota, Japón se comprometió a mantener una fuerza militar restringida, centrándose exclusivamente en la autodefensa. Este escenario, sin embargo, empezó a cambiar con la modernización de sus equipos, incluidos los Kaga e Izumo, construidos inicialmente como “destructores de helicópteros”, pero que ahora están sufriendo adaptaciones para operar cazas F-35B.
Estos cambios han cobrado impulso principalmente debido a la creciente presión de las amenazas percibidas de China y Corea del Norte. El Kaga, que entró en servicio en 2017, ya tenía muchas características de un portaaviones tradicional, como una cubierta de vuelo continua y hangares para aviones. Pero no fue hasta 2018 que el gobierno japonés anunciado oficialmente que estos barcos se adaptarían para dar cabida a aviones de combate de despegue corto y aterrizaje vertical, adquiridos en los Estados Unidos.
Portaaviones japoneses autónomos
El proyecto de modernización está en marcha y se completará en dos fases, la primera centrada en la adaptación de la cabina de vuelo y la segunda centrada en la reconfiguración interna. Con esta mejora, los portaaviones japoneses obtendrán la capacidad de operar de forma autónoma en misiones de combate prolongadas, ampliando su presencia en el Pacífico, incluso en zonas en disputa como las Islas Senkaku, donde Japón mantiene una disputa territorial con China.
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Un retorno estratégico que preocupa a China
La decisión de Japón de reanudar las operaciones con portaaviones japoneses más allá de una simple renovación militar; Este es un movimiento estratégico que cambia el equilibrio de poder en Asia. Para China, esta expansión militar japonesa, con el apoyo de Estados Unidos, establece una red de contención que limita sus posibilidades de expansión en el Pacífico. Japón, junto con aliados como Estados Unidos, Australia y Corea del Sur, forma una alianza que tiene como objetivo contener la creciente influencia de China en la región.
Además de las disputas territoriales y el recuerdo de agresiones pasadas, el ascenso de Japón como potencia militar renovada puede recordarle a China un pasado doloroso, en el que Japón tenía ambiciones imperialistas. El resurgimiento de los portaaviones japoneses puede interpretarse como una indicación de que Japón está nuevamente abierto a ampliar sus capacidades militares.
La reacción global y sus implicaciones.
Este avance militar japonés es visto con aprensión no sólo por China, sino también por los países vecinos, que siguen de cerca cualquier cambio en las fuerzas de defensa japonesas. Para muchos analistas, el regreso de los portaaviones japoneses simboliza una postura más proactiva, que rompe con la política estrictamente defensiva del país.
Este cambio se alinea con la nueva Estrategia de Seguridad Nacional y el Programa de Fortalecimiento de la Defensa de Japón, ambos diseñados para brindar una respuesta más asertiva a posibles amenazas en la región.
La alianza militar entre Japón y Estados Unidos es esencial para este avance. Estados Unidos alienta a Japón a fortalecer sus capacidades militares como parte de una estrategia para contrarrestar la influencia de China. Este apoyo permite a Japón llevar a cabo modernizaciones con recursos tecnológicos y logísticos estadounidenses, creando una red de aliados en el Indo-Pacífico.
Regreso de portaaviones japoneses
El regreso de los portaaviones japoneses supone un trastorno en el equilibrio de poder en Asia, que reaviva rivalidades históricas y estrategias de contención. Para China, la creciente militarización de Japón, con el apoyo de Estados Unidos, es vista como una amenaza directa, no sólo territorial, sino también como un recordatorio de viejas heridas. Este nuevo escenario sitúa a Japón y China en una posición de alerta constante, donde cada uno El movimiento puede tener repercusiones. global.
En realidad es la expansión militar de China, ya con un tercer portaaviones, porque debido a Taiwán los chinos no quieren que los americanos instalen baterías, ya que según el tratado Japón tiene que devolver todo lo que no era suyo, la isla en disputa con Corea del Sur y China no les pertenecen, hasta el día de hoy en Japón intentan embellecer y moderar la historia de “invasión” y suavizar la masacre de millones de personas, mayoría civil, falta de disculpa oficial de Japón a los países invasores y compensación. para mujeres violadas Ahora que se une a equipos con EE. UU., ya sabe que lo será. utilizado como sustituto para la guerra con China, los chinos japoneses morirán pero Estados Unidos se enriquecerá vendiendo armas