Un informe revela que Trump consideró utilizar el sistema de interceptación de barcos de la CIA para desactivar de forma no violenta los petroleros venezolanos.
Detrás de escena de la política exterior estadounidense Estados Unidos, especialmente durante la administración de Donald Trump, surgen detalles sobre tecnologías de espionaje y operaciones especiales que rara vez se discuten en público. Uno de los ejemplos más intrigantes involucra el CIA y un sistema secreto que, aparentemente, tiene la capacidad de inutilizar barcos de forma no violenta.
Se consideró el uso del sistema de la CIA contra los petroleros venezolanos que transportaban combustible a Cuba, como un intento de debilitar los regímenes de Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel en Cuba.
Según un informe publicado en la revista Con conexión de cable, la idea era interceptar o sabotear barcos de combustible venezolano que navegaban hacia Cuba, con el objetivo de socavar la relación de apoyo mutuo entre ambos países.
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Este plan no se concretó, ya que la CIA se negó a trasladar el sistema a la región de Sudamérica, indicando que el equipo estaba en otro hemisferio y no querían arriesgarse a su exposición.
Operación y especulación sobre la tecnología de la CIA.
El método específico de funcionamiento de este sistema de desactivación de barcos se mantiene en secreto, pero los expertos han planteado algunas posibilidades.
La primera hipótesis implica el uso de microondas de alta potencia (HPM) para interferir en los sistemas electrónicos de los barcos, provocando fallos en radares, sistemas de navegación, comunicaciones y motores, sin necesidad de acción directa sobre la tripulación ni la estructura física del barco. .
Las armas HPM emiten rayos de energía electromagnética, que pueden causar efectos temporales o permanentes en los dispositivos electrónicos, desde choques hasta daños físicos a los sistemas de control.
La Fuerza Aérea y la Armada de EE. UU. tienen programas como HiJENKS que exploran conjuntamente esta tecnología para uso militar. Una de sus aplicaciones, demostrada con éxito en las pruebas, es la destrucción de sistemas electrónicos a cierta distancia, lo que crea posibilidades de uso confidencial.
Otro posible mecanismo sería el uso de ciberataques o guerra electrónica. Este tipo de enfoque podría, por ejemplo, cegar los sensores o desactivar importantes sistemas de control industrial, obligando al barco a detenerse. Sin embargo, esto requeriría algún tipo de acceso a los sistemas digitales del buque.
Desafíos y limitaciones del sistema
A pesar de su potencial, el uso práctico de un sistema HPM para el desmantelamiento de buques enfrenta limitaciones.
La corta distancia requerida entre la fuente de emisión de microondas y el objetivo dificulta la realización de operaciones encubiertas, especialmente contra grandes embarcaciones en movimiento. Además, existen riesgos de exponer la fuente del ataque, como drones marítimos o aéreos disfrazados, que podrían comprometer la operación.
También existen métodos físicos que podrían usarse, como dispositivos que obstruyen la hélice de un barco para obligarlo a detenerse.
Sin embargo, este tipo de enfoque presenta mayores dificultades logísticas, ya que requiere una alta precisión y, en muchos casos, un contacto directo con el buque, lo que no encajaría bien en el contexto de una operación clandestina y no violenta.
Otros ejemplos y contexto histórico
Aunque el uso de HPM y tecnologías de guerra electrónica contra barcos es reciente, hay indicios de que Estados Unidos ha explorado alternativas incapacitantes no letales en otras situaciones. En 2011, surgieron rumores de que el gobierno estadounidense utilizó “bombas de choque” en Libia y “bombas eléctricas” en Siria en 2017.
Estos dispositivos supuestamente tenían la capacidad de neutralizar temporalmente los sistemas electrónicos, facilitando el avance de las tropas sin provocar destrucción directa ni bajas civiles.
Estas innovaciones reflejan la búsqueda constante de Estados Unidos de métodos de guerra asimétrica en los que pueda atacar a sus adversarios sin recurrir a armas letales.
Además de dificultar la detección y atribución de responsabilidad por las acciones, estos enfoques también ofrecen flexibilidad política, ya que limitan el impacto humanitario y reducen las consecuencias diplomáticas.
Implicaciones para el futuro de la inteligencia y la defensa
La existencia de sólo uno de estos sistemas, como menciona la CIA, plantea algunas dudas. La tecnología posiblemente sea experimental o tenga limitaciones en su desarrollo y aplicabilidad. Este hecho indica que, a pesar de ser prometedora, la capacidad de parada de buques todavía enfrenta desafíos para implementarla de manera más amplia.
La posibilidad de ampliar el inventario de sistemas HPM es algo que el gobierno estadounidense probablemente considere, especialmente para su uso en operaciones de alto riesgo o en regiones donde hay un gran movimiento de cargas útiles sensibles, como materiales nucleares o armas biológicas.
De hecho, la aplicación de estos sistemas no se limita a operaciones clandestinas: podrían utilizarse para planteamientos de seguridad en zonas de conflicto o en misiones de rescate, facilitando el control de embarcaciones sospechosas sin el uso de fuerza letal.
Finalmente, la capacidad de inutilizar una embarcación sin disparar un solo tiro ofrece una gran ventaja táctica en las operaciones de “Visita, Abordaje, Búsqueda y Aprovechamiento” (VBSS), que son comunes en las fuerzas de operaciones especiales.
En estos escenarios, la capacidad de detener rápidamente una embarcación y neutralizar sus sistemas de seguridad antes de embarcar permite completar la misión con menos riesgo para el equipo involucrado.
Conclusión
Aunque el informe de Wired proporciona información limitada sobre el sistema de desactivación de barcos de la CIA, ilustra la evolución de las estrategias militares estadounidenses hacia tácticas menos letales y más tecnológicas.
En un mundo donde la guerra cibernética y los ataques electrónicos son cada vez más relevantes, la capacidad de inutilizar una embarcación sin causar daños físicos ni alertar al enemigo puede ser una herramienta valiosa para las fuerzas de defensa e inteligencia de Estados Unidos.
La tecnología de microondas de alta potencia es una de las más prometedoras en este contexto, ya que permite desactivar temporalmente los sistemas electrónicos.
Sin embargo, la aplicación práctica de estos sistemas aún enfrenta obstáculos logísticos y de seguridad, pero es probable que el desarrollo continúe, ya que estas herramientas representan una nueva era de métodos de combate silenciosos y no letales.
El futuro puede deparar una sofisticación cada vez mayor de estos sistemas, que se convertirían en una opción viable para reducir el uso de la fuerza en operaciones militares, diplomáticas y de inteligencia, con impactos aún desconocidos en la geopolítica global.