Estados Unidos e Israel han anunciado una asociación estratégica para desarrollar drones propulsados por hidrógeno capaces de realizar ataques desde hasta 290 kilómetros de distancia. La nueva tecnología busca combinar eficiencia energética y potencia ofensiva, con un rendimiento cercano al de los sistemas HIMARS
Mach Industries, con sede en California, se ha asociado con el fabricante israelí Heven Drones para desarrollar drones propulsados por hidrógeno para uso militar en los Estados Unidos.
El proyecto busca aumentar la autonomía y eficiencia de los equipos, además de reducir la dependencia de proveedores extranjeros en el sector.
Los drones estarán propulsados por pilas de combustible de hidrógeno, una tecnología que promete mejorar el rendimiento operativo y hacer que las operaciones sean más sostenibles. Según los expertos involucrados en el proyecto, esta innovación podría representar un avance importante en términos de estrategia militar.
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El nuevo dron H2D250 busca ampliar las capacidades operativas
El modelo H2D250, estrella de la colaboración, es un dron de alto rendimiento que puede alcanzar objetivos situados hasta 290 kilómetros de distancia y transportar una ojiva de hasta 10 kilos. Estas características lo hacen comparable a sistemas como HIMARS, utilizados para ataques de largo alcance.
Según Benzion Levinson, CEO de Heven Drones, la expectativa inicial es producir alrededor de 1.000 unidades al mes. Con la ampliación de la capacidad industrial, la compañía pretende alcanzar una escala de producción diaria de hasta 1.000 drones, un volumen que requerirá robustas inversiones y optimización de las líneas de montaje.
La iniciativa se basa en décadas de estudios sobre pilas de combustible de hidrógeno en Estados Unidos. En la década de 1990, la NASA realizó experimentos con aviones no tripulados propulsados por este tipo de energía.
Diseñados por AeroVironment, estos vehículos están destinados a la investigación atmosférica y a la transmisión de comunicaciones.
Investigación militar y ventajas estratégicas
Además de la NASA, la Oficina de Investigación Naval también se ha dedicado a estudiar las pilas de combustible de hidrógeno, explorando alternativas para las operaciones militares en ese campo.
La tecnología tiene ventajas estratégicas, especialmente en misiones que requieren sigilo, ya que genera menos ruido y reduce la firma térmica, lo que dificulta su detección por parte de los enemigos.
Otro beneficio destacado por los investigadores es el menor impacto ambiental. Dado que el único producto de desecho de la reacción electroquímica de las pilas de combustible es agua, los drones se alinean con los esfuerzos del Pentágono para reducir las emisiones de carbono.
Según Levinson, medio kilo de combustible de hidrógeno puede mantener un dron en vuelo durante unas 10 horas, un tiempo considerablemente mayor que el logrado por equipos alimentados por baterías tradicionales. Esta mayor autonomía puede ser un diferenciador importante en operaciones militares prolongadas.
Además, los recientes avances tecnológicos han permitido la integración de funciones de autonomía avanzadas en los drones. Esto permitirá que las aeronaves operen con menor necesidad de intervención humana, reduciendo el riesgo de ataques cibernéticos que comprometan la comunicación entre operadores y equipos en campo.
Desafíos en el suministro de componentes
A pesar del potencial de la nueva tecnología, todavía quedan desafíos por superar. China todavía domina la producción de componentes esenciales para baterías y pilas de combustible, lo que podría dificultar la producción a gran escala de nuevos drones en Estados Unidos.
La asociación entre Mach Industries y Heven Drones busca reducir esta dependencia creando una cadena de suministro más autónoma y confiable para la industria de defensa.
El objetivo es garantizar que el ejército estadounidense tenga acceso a equipos modernos sin tener que recurrir a suministros estratégicos de países competidores.
Otra iniciativa de Heven Drones para solucionar este problema es desarrollar estaciones móviles de repostaje de hidrógeno. Estos puntos pueden instalarse en ubicaciones remotas, facilitando la logística de suministro y haciendo que las operaciones sean menos vulnerables a posibles dificultades en la cadena de suministro.
El avance de los drones propulsados por hidrógeno podría transformar la forma en que se llevan a cabo las operaciones militares, ofreciendo mayor autonomía, sigilo y eficiencia energética.
Si la producción alcanza los volúmenes planificados, Estados Unidos podrá ampliar significativamente sus capacidades aéreas sin comprometer la seguridad energética del sector.
Con información de Interesting Engineering.