El impasse con las tuberías de gas en el sitio del Gasómetro genera un costo de R$ 50 millones y intensifica los conflictos entre Flamengo, la alcaldía y el gobierno estatal, poniendo en riesgo el cronograma de construcción.
Cuando Flamengo anunció su deseo de construir su propio estadio, la afición aplaudió. Después de todo, nada más simbólico que una casa exclusiva para uno de los clubes más grandes de Brasil. Pero, como todo gran proyecto, pronto aparecieron desafíos que transformaron el sueño en un complejo rompecabezas. ¿Y la principal “pieza fuera de lugar”? Una tubería de gas.
El sueño del Flamengo: un estadio propio
Cualquiera que siga al Flamengo sabe que la idea de tener su propio estadio no es nada nuevo. Desde que el club empezó a soñar con independizarse del Maracaná, la búsqueda de un terreno adecuado se convirtió en una prioridad. Un estadio adecuado no es sólo cemento y gradas; Es símbolo de identidad, autonomía y, por supuesto, de recetas exclusivas.
Pero, como dice el refrán, “Soñar en grande requiere trabajo”. En el caso de Flamengo, la obra implica millones de reales, negociaciones políticas y numerosos estudios de viabilidad. El sitio del Gasómetro, en Río de Janeiro, parecía el lugar ideal, pero pronto surgió un problema literalmente enterrado.
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El terreno del Gasómetro y el gasoducto: el principal obstáculo
¿Te imaginas una tubería de gas de 3 metros cuadrados como villana de una obra? Bueno, eso es exactamente lo que sucede. El terreno elegido por Flamengo alberga una estructura de la Compañía Estatal de Gas (CEG), que deberá ser removida para que avance la construcción. Y entonces empiezan los problemas.
La reubicación del oleoducto tiene un costo estimado de R$ 50 millones, además de ser un desafío técnico que podría retrasar el cronograma. Mientras algunos sostienen que la retirada es factible y no perjudicará al proyecto, otros advierten sobre el impacto financiero y logístico. En medio de todo esto surge la gran pregunta: ¿quién pagará esta factura?
¿Quién paga la cuenta? Discusiones sobre R$ 50 millones
Aquí viene el clásico juego de empujar. Flamengo sostiene que el costo debería ser compartido entre el club, el ayuntamiento y el gobierno estatal. Del otro lado, figuras públicas como el alcalde Eduardo Paes y el diputado Pedro Paulo garantizan que el retiro del tubo no será un obstáculo para el cronograma ni el presupuesto.
Mientras tanto, los fanáticos siguen la telenovela con la esperanza de que la política no se interponga en el progreso. ¿Cómo se ve? un problema técnico rápidamente se convirtió en un concurso de narrativas, donde cada lado intenta convencer al público de que está haciendo su parte.
Estudios, plazos y el papel de la nueva dirección del Flamengo
Con tantos factores en juego, la nueva dirección del Flamengo decidió adoptar un enfoque cauteloso. Se encargó un estudio de viabilidad económica a la Fundação Getúlio Vargas (FGV) para evaluar el impacto financiero del proyecto. La expectativa es que, en abril, el club presente nuevas cifras sobre costos, plazos y planificación.
Por ahora, se ha pospuesto la firma del acuerdo definitivo de compra de terrenos. La estrategia es clara: evitar compromisos apresurados hasta que todas las variables estén mapeadas. Es un paso que puede retrasar el proyecto, pero también garantizar decisiones más seguras en el futuro.
Qué esperar del futuro del proyecto
Según NSC Total, el nuevo estadio del Flamengo sigue siendo un sueño posible, pero todavía rodeado de incertidumbre. Resolver el impasse del gasoducto cambiará las reglas del juego y el éxito dependerá de la capacidad del club para negociar y superar los desafíos técnicos.
En cualquier caso, la afición rojinegro puede estar segura de una cosa: cuando se marque el primer gol en el nuevo estadio, todo este esfuerzo habrá valido la pena. Al fin y al cabo, los grandes logros requieren valentía y perseverancia, dos cualidades que Flamengo tiene en abundancia.
El BAP tiene que asumir esta mierda, no quería ser presidente, ahora da la vuelta, paga y luego pasa la deuda a quienes tienen derecho a ella, de lo contrario el estadio no despegará.
No servirá de nada, equipo ****, solo encuentra ****, vete. Siguiendo sin estadio y sin techo jajaja equipo que sabe robar porque mulambos
Como aficionado del Flamengo no creo que este estadio sea viable, ¿cómo será la estación de autobuses de Novo Rio durante la temporada de partidos? Río de Janeiro ya es peligroso, imagínense cuando hay un partido del Flamengo.