La fracturación hidráulica, también conocida como fracking, está en el centro del debate energético mundial. Esta técnica transformó la economía y la geopolítica de Estados Unidos, que pasó de ser un importador de petróleo a un líder en independencia energética. Este método permitió al país producir más del 70% de su petróleo y el 80% de su gas natural. Con ello, Estados Unidos no sólo redujo el déficit comercial, sino que también reforzó su posición estratégica en el suministro de energía a los países aliados, especialmente en tiempos de crisis, como la guerra en Ucrania.
En Brasil, el debate sobre el futuro de la energía brasileña y la adopción de la fracturación hidráulica aún es limitado, con algunas prohibiciones en ciertos estados y poca discusión con base científica. Aun así, Brasil consume combustibles derivados de este proceso, importando, por ejemplo, volúmenes cada vez mayores de diésel de EE.UU. y gas natural de Argentina. Para los expertos, es fundamental que el país invierta en investigación y tecnología, apuntando a una producción propia que pueda reducir la dependencia de las importaciones y generar empleos internamente.
Los beneficios económicos y geopolíticos de la fracturación hidráulica para la energía brasileña
En los Estados Unidos, la fracturación hidráulica cambió las reglas del juego. Según el experto Allan Kardec, ex director de la ANP y presidente de Gasmar, tecnología permitida que el país deje de ser el mayor importador de petróleo del mundo y se vuelva autosuficiente. Como resultado, la economía estadounidense se fortaleció, reduciendo significativamente el gasto en importaciones de petróleo.
Además, la fracturación hidráulica ha desempeñado un importante papel geopolítico. El gas natural licuado (GNL) producido en Estados Unidos se ha convertido en un recurso esencial para Europa, especialmente después de la destrucción del gasoducto Nord Stream, que interrumpió el suministro de gas ruso a Alemania. En este contexto, la fracturación era fundamental para garantizar la seguridad energética de los países europeos, poniendo de relieve la importancia estratégica de esta tecnología.
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Dependencia brasileña de combustibles importados
Aunque Brasil aún no utiliza ampliamente la fracturación hidráulica en su producción, el país es un gran consumidor de combustibles derivados de esta técnica. En 2022, las importaciones de diésel de EE. UU. alcanzaron aproximadamente mil millones de litros, lo que representa alrededor del 1% de las importaciones totales de diésel del país. Este crecimiento de las importaciones pone de relieve la dependencia de Brasil del combustible extranjero, incluso con restricciones a la práctica del fracking en algunas regiones de Brasil.
Otro ejemplo es el gas natural importado de Argentina, que también utiliza la fracturación hidráulica para su exploración. En 2020, Brasil importó alrededor de 12 mil millones de metros cúbicos de gas argentino, lo que representa aproximadamente el 30% de sus importaciones de gas ese año. Estas importaciones han sido cruciales, especialmente durante los meses más fríos, cuando la demanda aumenta considerablemente.
Desafíos y perspectivas para el futuro de la energía brasileña
A pesar de beneficios observados en otros países, la fracturación hidráulica enfrenta resistencia en Brasil. El debate suele estar marcado por cuestiones ideológicas y una falta de información científica. Algunos estados han prohibido el uso de la técnica, incluso mientras consumen derivados del fracking de otras naciones. Esta dependencia externa refuerza la necesidad de un debate más integral y de base técnica sobre el futuro de la energía brasileña.
Expertos como Daniel Soeder, autor de “Fracking and the Environment: A Scientific Assessment of the Environmental Risks from Hydraulic Fracturing and Fossil Fuels”, destacan la importancia de un análisis equilibrado de la fracturación hidráulica. Soeder aborda los riesgos ambientales potenciales, como la contaminación de los acuíferos y las emisiones de gases de efecto invernadero, y propone la adopción de prácticas y regulaciones seguras que equilibren el desarrollo energético con la protección del medio ambiente.
Para Brasil, la ciencia y la tecnología son fundamentales para que el país pueda explorar sus recursos de manera responsable. Invertir en investigación sobre fracturación hidráulica podría ser la forma de lograr la independencia energética, crear empleo y fortalecer la economía. Mientras tanto, el país continúa exportando ingresos y empleos a Estados Unidos y Argentina, mediante la importación de combustibles que podrían producirse localmente.
La adopción de la fracturación hidráulica en Brasil aún enfrenta barreras políticas e ideológicas
Sin embargo, mientras otros países demuestran los beneficios económicos y geopolíticos de esta tecnología, es importante que Brasil evalúe seriamente el futuro de la energía brasileña. Invertir en investigación científica, desarrollo tecnológico y regulación responsable puede abrir caminos para que el país explore la fracturación hidráulica de manera sostenible.
Por lo tanto, la fracturación hidráulica no es sólo una cuestión de independencia energía, sino una oportunidad para que Brasil tome el control de su futuro energético y promueva el desarrollo económico interno. En un escenario global competitivo y con tensiones geopolíticas crecientes, contar con producción propia de energía se vuelve esencial para el crecimiento sostenible del país.
método tan dañino y que se suma a la lista de amenazas ambientales y sociales que tiene nuestro país”, destaca el ingeniero Juliano Bueno de Araújo, fundador y director de la Coalición por el Fracking Brasil (COESUS).
Creemos que nuestra campaña gana mucho más fuerza con la participación popular y la comprensión de lo que es esta práctica. Por eso, invitamos a todos a participar, dialogar y sumarse a nuestras acciones contra esta práctica depredadora y devastadora que amenaza la vida humana, nuestras tierras y nuestro planeta.
https://arayara.org/por-que-voce-precisa-saber-o-que-e-fracking/