Con la victoria de Donald Trump, las amenazas económicas a China, con aranceles y sanciones que podrían impactar profundamente la economía china y global
Recientemente, Trump declaró que podría imponer aranceles de hasta el 60% a las importaciones de productos chinos. Con el Victoria de Donald Trump, la medida representa una presión significativa sobre la la economia china, el segundo más grande en Mundo, que se encuentra en un escenario de vulnerabilidad económica y enfrenta una serie de desafíos estructurales.
A continuación, exploramos las principales razones por las que esta amenaza podría afectar profundamente el crecimiento chino.
Crisis en el mercado inmobiliario de China
En 2018, el mercado inmobiliario de China jugó un papel crucial en la economía y representó aproximadamente una cuarta parte de la actividad económica del país.
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Este sector en auge proporcionó una importante fuente de ingresos para los gobiernos locales, que dependían de las subastas de tierras para financiar proyectos residenciales y mantener la salud financiera regional. Este escenario, sin embargo, empezó a cambiar en 2021, cuando el mercado inmobiliario entró en crisis.
Con el colapso de este sector, los ingresos de los gobiernos locales se han desplomado y las perspectivas de recuperación del mercado son sombrías.
La excesiva oferta de propiedades y la pérdida de confianza entre inversores y compradores indican que es posible que el sector inmobiliario nunca vuelva a desempeñar el mismo papel como motor de la economía china.
Esta situación aumenta la fragilidad del país ante nuevos shocks económicos, como los aranceles que puedan imponer Estados Unidos.
Deuda pública y privada
La crisis inmobiliaria también ha resultado en una carga de deuda para los gobiernos locales en China. La deuda de los gobiernos municipales y provinciales se ha vuelto insostenible, restringiendo la capacidad del país para responder a cualquier nueva crisis.
En el 2023 Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó la deuda total del sector gubernamental chino en alrededor de 147 billones de yuanes (aproximadamente 20,7 billones de dólares EE.UU.). Si se suman las deudas de familias y empresas, la cantidad supera los 350 billones de yuanes, un valor que representa alrededor de tres veces el tamaño de la economía china.
Para aliviar esta presión, el gobierno central de Beijing ya ha elaborado políticas de apoyo fiscal, pero la carga es enorme. La elevada deuda no sólo reduce la flexibilidad fiscal de China, sino que también limita su capacidad para implementar estímulos económicos que podrían compensar los impactos de los aranceles estadounidenses.
Débil demanda interna
Otro factor crítico es la debilidad de la demanda interna. La proporción del consumo de los hogares chinos en el PIB está por debajo del 40%, alrededor de 20 puntos porcentuales por detrás del promedio mundial.
Esta reducción del consumo se debe a una serie de factores, como salarios bajos, pensiones insuficientes, alto desempleo juvenil y una red de seguridad social débil. Como resultado, la economía china depende en gran medida de las exportaciones y, en consecuencia, es vulnerable a las fluctuaciones del comercio mundial.
Para fortalecer la demanda interna, se requeriría un esfuerzo considerable por parte del gobierno chino para reestructurar la distribución del ingreso nacional. Esto incluye promover reformas que reduzcan la carga fiscal sobre las familias y aumenten las inversiones en seguridad social, jubilación y salud.
Sin embargo, hasta la fecha, las autoridades se han centrado en modernizar el sector manufacturero orientado a la exportación, lo que ha propiciado avances, especialmente en la producción de vehículos eléctricos, energía solar y baterías.
Presiones deflacionarias
La crisis inmobiliaria, el aumento de la deuda y el bajo consumo alimentaron presiones deflacionarias en la economía china.
Desde que se implementó la política de redirigir recursos del sector inmobiliario al sector manufacturero, que muchos gobiernos occidentales ven como una estrategia para aumentar la capacidad industrial, la deflación se ha convertido en una preocupación.
Estas presiones deflacionarias se manifiestan tanto en la producción industrial como en los precios al consumidor. En 2018, la inflación de los precios al productor en China fue del 4,6%; sin embargo, en septiembre de 2024, esta cifra cayó al -2,8%.
Este escenario deflacionario amenaza el crecimiento económico, ya que desincentiva el consumo e impacta negativamente en la confianza empresarial.
Si los nuevos aranceles afectan la demanda externa de productos chinos, la situación podría empeorar aún más, amplificando el exceso de capacidad industrial.
Espacio limitado para la depreciación del yuan
Otro punto de vulnerabilidad es la limitada capacidad del gobierno chino para depreciar la moneda nacional, el yuan. En 2019, el yuan terminó el año aproximadamente un 10% más débil frente al dólar, lo que ayudó a compensar los aranceles impuestos por Trump durante su primer mandato.
Sin embargo, para neutralizar un posible arancel del 60%, el yuan necesitaría devaluarse alrededor del 18% frente al dólar, lo que lo llevaría a un tipo de cambio cercano a los 8,5 yuanes por dólar, un valor que no se ha visto desde la crisis financiera asiática. de los años 1990.
Además, las autoridades chinas han expresado preocupación por la posibilidad de salidas de capital. En 2024, las autoridades ya intentaron evitar que el yuan cayera por debajo de 7,3 por dólar, lo que indica la dificultad para implementar una depreciación total.
Esto deja a la economía china en una posición delicada, con poco espacio para amortiguar el impacto de los aranceles en el comercio exterior.
Otros factores que empeoran la situación de la economía china
Durante la pandemia de COVID-19, el gobierno de Estados Unidos inyectó billones de dólares en estímulos a la economía, lo que benefició indirectamente a China, ya que los consumidores estadounidenses gastaron una parte de esos recursos en productos chinos.
Además, la invasión rusa de Ucrania provocó que Moscú quedara excluida de los mercados occidentales, lo que aumentó la demanda de productos chinos.
Sin embargo, es poco probable que se repitan estos acontecimientos, que dieron un impulso temporal a China. La recuperación económica de los países occidentales tras la pandemia y la reestructuración de las cadenas de suministro para reducir la dependencia de los productos chinos indican que el escenario actual es menos favorable para Pekín.
La victoria de Donald Trump
A Victoria de Donald Trump, la amenaza de nuevos aranceles del 60% por parte de una de las partes plantea un desafío importante para China.
La segunda economía más grande del mundo, que ya enfrenta una crisis inmobiliaria, una elevada deuda, una débil demanda interna y presiones deflacionarias, podría ver su crecimiento aún más obstaculizado si los aranceles se implementan efectivamente. La victoria de Donald Trump podría ser un dolor de cabeza para China.