Grandes cráteres de metano están explotando y destruyendo Siberia; Los científicos finalmente entienden la causa.
En la helada inmensidad de la tundra siberiana, comenzó a surgir un misterio aterrador: Cráteres gigantes que explotan desde el propio suelo. Desde 2014, más de veinte de estas formaciones han sido descubrimientos, cada uno de cientos de metros de ancho, creando abismos oscuros y profundos en el permafrost del Ártico ruso.
Para muchos, los cráteres son obras de ciencia ficción o quizás incluso fuerzas extraterrestres. Pero ahora los científicos están empezando a comprender las verdaderas razones detrás de estas explosiones, y la respuesta puede estar en el calentamiento global.
El primer cráter fue descubierto en la península de Yamal en 2014, generando curiosidad y muchas teorías. Desde meteoritos hasta los pertinentes, se consideraron todas las posibilidades. Sin embargo, una respuesta plausible parece residir en los aportes de la propia tierra: el cambio climático en interacción con la singular geología siberiana.
- R$ 102 millones: Embraer firma contrato histórico con el Ejército Brasileño para el radar SABRE M200 Vigilante de última generación
- 7,5 mil satélites a la vista: ¡STARLINK de Musk apunta a Brasil y deja a Vivo, Oi, Claro, Tim y otros operadores en alerta máxima!
- Investigadores de Texas desarrollan un motor eléctrico de alta potencia, eliminando el uso de tierras raras, utilizando alternativas más sostenibles como el cobre
- Cada 2,4 millones de años, la gravedad de Marte ejerce suficiente fuerza sobre la Tierra como para provocar cambios significativos en el fondo del océano.
Un estudio publicado recientemente en Geophysical Research Letters sugiere que el aumento de las temperaturas está provocando la liberación explosiva de metano desde las profundidades del suelo helado. Este aspecto no es sólo una investigación geológica, sino un ejemplo alarmante de las consecuencias del cambio climático en zonas remotas y heladas del planeta.
Los hidratos de metano y la explosión subterránea de Siberia
Para entender lo que está pasando, necesitamos entender los hidratos de metano. Imaginemos metano solidificado, atrapado en hielo. Estas formaciones dan como resultado condiciones de alta presión y baja temperatura, al igual que el permafrost siberiano. Sin embargo, el calentamiento del suelo, aunque sea sutil, está desestabilizando estos hidratos.
Ana Morgado, ingeniera química de la Universidad de Cambridge, describe la situación como una “combinación perfecta” de factores, donde el permafrost, los hidratos de metano y una capa única de agua líquida y salada, llamada “criopeg”, forman una receta para un evento explosivo.
A medida que se calienta, las capas superiores de permafrost se derriten y el agua fluye hacia el criopeg, una capa de agua líquida salina que se encuentra debajo del suelo congelado. Esta infiltración genera una presión creciente bajo tierra, suficiente para agrietar las capas superiores de la tierra.
Cuando estas grietas llegan a la superficie, la presión cae significativamente, desestabilizando el metano. Y es en ese momento cuando se produce la explosión, liberando el gas violentamente y creando los cráteres que hoy intrigan a los científicos.
El impacto global de pequeñas explosiones locales
Estas explosiones no sólo afectan el paisaje y la seguridad de los habitantes locales, sino que tienen un impacto global. El metano es uno de los gases de efecto invernadero más potentes, con capacidad de retener calor hasta 80 veces más que el dióxido de carbono en períodos cortos.
Si bien los cráteres pueden parecer insignificantes en comparación con la escala global, son recordatorios de lo rápido que está cambiando el Ártico. Lauren Schurmeier, geofísica de la Universidad de Hawaii, señala que estos cráteres aparecen poco después de veranos particularmente calurosos. "Son una señal aterradora de que el Ártico está cambiando", afirmó.
Aunque la mayoría de los científicos coinciden en el papel del cambio climático, algunas voces plantean dudas. Evgeny Chuvilin, científico del Instituto Skolkovo de Ciencia y Tecnología de Moscú, se pregunta si el proceso es tan sencillo.
Para él, el metano podría acumularse en cavidades más cercanas a la superficie antes de caer, en lugar de ser el resultado de interacciones profundas con el criopeg. Aún así, la mayoría de los investigadores enfatizan que el cambio climático debilita el permafrost, haciéndolo más vulnerable a las emisiones de gas.
El futuro del Ártico y la ciencia climática
El aspecto de los cráteres es preocupante por varios motivos. En primer lugar, estas explosiones son peligrosas para las personas y la infraestructura de las zonas afectadas. Instituciones como el Instituto de Investigación de Petróleo y Gas de la Academia de Ciencias de Rusia ya vigilan los montículos cercanos a las aldeas, sabiendo que pueden producirse nuevas explosiones.
El segundo punto es que son una advertencia sobre el impacto de la actividad humana en el planeta. Como dijo Morgado, la velocidad a la que ocurren estos cambios es impresionante. No estamos hablando de milenios, sino de décadas.
Para los investigadores, predecir futuras explosiones es un desafío, pero también una necesidad. Comprender exactamente cómo y dónde se forman estos cráteres podría ayudar a salvar vidas y proteger la infraestructura crítica del Ártico. Además, es una oportunidad para concienciar a todo el mundo sobre la importancia de actuar frente al cambio climático.
Reflexión y conclusión
Pensar en los cráteres siberianos como consecuencia del cambio climático nos ayuda a ver el impacto global de nuestras acciones locales. A menudo asociamos el calentamiento global con fenómenos como huracanes, sequías y aumento del nivel del mar, pero el derretimiento del permafrost y la liberación de metano nos muestran que también adopta formas que no vemos, hasta que se abre un abismo en la tundra.
Los cráteres son un sombrío recordatorio de lo interconectado que está el planeta. Lo que suceda en un rincón remoto de Siberia podría eventualmente afectar el clima global y, con él, la vida de todos nosotros. El derretimiento del Ártico es más que un problema aislado.
Es una advertencia de que el tiempo está pasando y que, si queremos proteger nuestro futuro, debemos comprender y actuar en función de estas señales, antes de que se manifiesten otras manifestaciones aún más drásticas.