Con 1.300 kilómetros de longitud y una inversión de 5 millones de dólares, el Corredor Lobito aparece como una alternativa estratégica para competir con la Nueva Ruta de la Seda de China.
La creciente influencia económica de China a través de la Nueva Ruta de la Seda en África Es una realidad que Estados Unidos ya no puede ignorar. Desde 2009, cuando China superó a Estados Unidos como principal socio comercial del continente africano, la disparidad económico entre las dos naciones sólo aumentó. Por eso los americanos apuestan por el Corredor Lobito.
Actualmente, el volumen comercial de China con África es cuatro veces mayor que el de Estados Unidos, lo que pone de relieve una brecha que preocupa a los estrategas y formuladores de políticas estadounidenses.
Para contrarrestar esta tendencia, Estados Unidos han intensificado sus esfuerzos para fortalecer los vínculos económicos con el continente africano.
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Un claro ejemplo de este intento es el Corredor Lobito, un ferrocarril de 1.300 kilómetros que atraviesa Angola, la República Democrática del Congo (RDC) y Zambia. Se espera una inversión de 5 mil millones de dólares, parte de la cual será financiada por Estados Unidos.
Anunciada en 2023, la iniciativa se considera un intento directo de competir con los poderosos. Nueva Ruta de la Seda.
Nueva Ruta de la Seda – La estrategia china y sus resultados en África
A Nueva Ruta de la Seda, lanzada en 2013, es una de las iniciativas de infraestructura y desarrollo económico más grandes del mundo.
Hasta ahora, 52 países africanos han firmado acuerdos con China, lo que ha resultado en miles de millones de dólares invertidos en la construcción de carreteras, puertos, ferrocarriles y otras infraestructuras esenciales.
En 2023, por ejemplo, la Nueva Ruta de la Seda asignará aproximadamente US $ 21,7 mil millones en préstamos para proyectos en el continente africano.
Estas inversiones, sin embargo, no son sólo económicas. China también ha asegurado acceso estratégico a los vastos recursos minerales de África.
En la República Democrática del Congo, las empresas chinas controlan alrededor del 72% de las minas de cobalto y cobre. En Guinea, el dominio chino sobre la bauxita y la mina de hierro Simandou refuerza aún más su posición como uno de los principales actores en la exploración de recursos naturales en el continente.
El corredor Lobito: una respuesta estratégica
El Corredor Lobito es un intento de Estados Unidos de competir con Nueva Ruta de la Seda en términos de relevancia e impacto económico.
Anunciado durante el Foro Global Gateway de la Unión Europea en octubre de 2023, el proyecto reúne esfuerzos del Banco Africano de Desarrollo (BAfD), la Corporación Financiera Africana (AFC), Estados Unidos y la Comisión Europea.
El objetivo es conectar el noroeste de Zambia con el puerto de Lobito en Angola, en el Océano Atlántico, a través de una red ferroviaria estratégica.
Estados Unidos ya ha asignado más de US $ 3 mil millones para financiar proyectos relacionados con la iniciativa, que abarquen sectores como transporte, logística, agricultura, energía limpia, salud y acceso digital. Gran parte de esta financiación proviene de Asociación para la Infraestructura Global (PGI), un consorcio de países del G7 creado para aumentar la presencia occidental en proyectos de infraestructura global.
Infraestructura e impacto económico
El Corredor Lobito prevé la construcción de 550 kilómetros de nuevas vías férreas en Zambia, que conecta Jimbe, en la frontera con Angola, con el cinturón cuprífero del país, situado en Chingola.
Esta nueva línea ferroviaria se integrará con las vías existentes en el lado angoleño de la frontera, formando una conexión con el ferrocarril de Benguela, ya en funcionamiento. Además, el proyecto incluye la construcción de 260 kilómetros de vías de acceso y reformas del antiguo ferrocarril de Benguela, con más de 120 años de historia.
El impacto esperado va más allá de la infraestructura. El corredor permitirá a Zambia, tradicionalmente dependiente de rutas de exportación orientadas al este, acceder al Océano Atlántico por primera vez.
Esto crea nuevas posibilidades comerciales y reduce la dependencia del puerto de Dar es Salaam en Tanzania, que históricamente ha sido la principal salida marítima para las exportaciones de cobre y otros metales.
Geopolítica y recursos naturales
Al igual que el Nueva Ruta de la Seda, el Corredor Lobito es más que un proyecto de infraestructura. También sirve a los intereses estratégicos y económicos de Occidente.
Al crear rutas comerciales hacia el Atlántico, el proyecto facilita el transporte de minerales y productos básicos esenciales para la transición energética, como el cobre y el cobalto, ambos abundantes en la República Democrática del Congo y Zambia.
El foco puesto en el cinturón cuprífero de Zambia es estratégico. Con la creciente demanda mundial de minerales esenciales para tecnologías verdes como baterías y energía renovable, el Corredor Lobito podría convertirse en una ruta crucial para abastecer a los mercados occidentales.
Además, la República Democrática del Congo, con sus vastas reservas de cobre y cobalto, desempeña un papel central en este plan, consolidando el corredor como una alternativa occidental a las rutas comerciales dominadas por China.
retos y perspectivas
Aunque prometedor, el proyecto enfrenta importantes desafíos. China ya ha establecido una sólida presencia en África, con décadas de compromiso económico y diplomático. EL Nueva Ruta de la Seda no sólo ha invertido miles de millones en infraestructura, sino que también ha creado asociaciones estratégicas a largo plazo con gobiernos africanos.
En comparación, el Corredor Lobito es todavía una iniciativa emergente, que necesitará tiempo para demostrar su impacto.
Además, la sostenibilidad financiera del proyecto es motivo de preocupación. Al igual que en Nueva Ruta de la Seda, las inversiones en infraestructura pueden no ser rentables de inmediato, pero apuntan a impulsar el crecimiento económico a largo plazo. Esto requerirá un compromiso continuo de los países involucrados, así como una colaboración efectiva entre los sectores público y privado.
Planes de expansión
Los planes para el Corredor Lobito dieron un nuevo giro en agosto de 2024, cuando Estados Unidos reveló intenciones de ampliar el proyecto a Tanzania, conectando el Océano Atlántico con el Océano Índico.
Helaina Matza, coordinadora especial de Asociación para la Infraestructura Global (PGI), destacó que esta ampliación busca transformar el corredor en una amplia conexión transafricana, reforzando el enfoque regional de Estados Unidos hacia el desarrollo del continente.
Matza también trajo buenas noticias sobre los avances en la primera fase del proyecto: la renovación del histórico ferrocarril de Benguela.
Ya se han realizado envíos de cobre desde la República Democrática del Congo (RDC) a Estados Unidos a través de esta ruta, lo que supone un importante avance logístico. La segunda fase, que incluye la construcción de un nuevo ferrocarril en Zambia, aún depende de la finalización de los estudios de viabilidad.
Conexión con el Océano Índico y el poder blando
Ampliar el Corredor Lobito a Tanzania puede parecer contradictorio desde un punto de vista geopolítico, ya que esta apertura facilita el comercio hacia el este, donde China ejerce una mayor influencia.
Sin embargo, la estrategia se alinea con el objetivo estadounidense de generar resiliencia en las cadenas de suministro globales. La conexión con la línea ferroviaria de Tazara -que ya conecta la ciudad portuaria de Dar es Salaam con el interior de Zambia- requiere la construcción de apenas 200 kilómetros de vías para integrar el corredor con las rutas comerciales en el Océano Índico.
Además, este enfoque refuerza las intenciones de Poder suave de Estados Unidos, promoviendo la buena gobernanza y el desarrollo regional en lugar de priorizar los beneficios económicos inmediatos.
Según Matza, el objetivo es garantizar que los minerales críticos fluyan eficientemente a los mercados globales, creando un sistema comercial resiliente y menos dependiente de acuerdos unilaterales o bloques económicos dominantes, como el promovido por Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China.
Desafíos para Estados Unidos en África
A pesar de las ambiciones, el momento de la participación estadounidense en África es delicado. La inversión extranjera directa (IED) china en el continente, aunque ha caído en los últimos años, sigue siendo mayor que la inversión occidental. Entre 2019 y 2021, la IED china alcanzó un promedio de 4 millones de dólares anuales, mientras que la IED estadounidense tuvo un desempeño negativo en algunos períodos.
Sin embargo, el escenario está cambiando. La desaceleración económica pospandémica de China y los desafíos para mantener altos niveles de endeudamiento han afectado el ritmo de la Nueva Ruta de la Seda.
La inversión de la iniciativa en África cayó de 16,5 mil millones de dólares en 2021 para 7,5 mil millones de dólares en 2023, una reducción del 55%. Además, las crecientes preocupaciones sobre el endeudamiento excesivo y la falta de transparencia en algunos contratos han generado descontento en varios países africanos.
Estos factores abren una ventana de oportunidad para iniciativas como el Corredor Lobito, que se presenta como una alternativa más transparente y multilateral, buscando el compromiso regional y global en sus operaciones.
La perspectiva multilateral
A diferencia del enfoque mayoritariamente unilateral de China, el Corredor Lobito prioriza las asociaciones con instituciones regionales e internacionales. Desde el inicio el proyecto contó con el apoyo de Banco Africano de Desarrollo (BAD), que juega un papel central en su ejecución. En 2023, el BAD ayudó a recaudar US $ 1,6 mil millones para financiar el proyecto.
Esta colaboración multilateral trae beneficios financieros y políticos. Financieramente, ayuda a compartir la carga de los proyectos a largo plazo y la baja rentabilidad inicial. Políticamente, reduce los temores de explotación neocolonial por parte de grandes potencias como Estados Unidos o China.
Otros actores globales también han mostrado interés en el Corredor Lobito. El Banco Mundial contribuyó $ 300 millones para una iniciativa local complementaria, lo que marca su primera inversión significativa en infraestructura africana desde 2002.
La Comisión Europea ya ha asumido la responsabilidad de realizar estudios de impacto ambiental y social para minimizar los daños a las comunidades vulnerables a lo largo de la ruta.
¿Muy poco y demasiado tarde?
La pregunta que queda es: ¿Estados Unidos podrá recuperar terreno en África con iniciativas como el Corredor Lobito? A pesar del avance de China en el continente, todavía hay margen para la participación occidental.
África es un continente diverso, con 54 países, cada uno con necesidades de desarrollo únicas y diferentes experiencias con socios internacionales.
La urgente necesidad de capital e infraestructura crea oportunidades para iniciativas occidentales que promuevan enfoques más inclusivos y transparentes. La competencia entre Estados Unidos y China podría beneficiar a los países africanos, permitiéndoles negociar mejores condiciones con ambas potencias.
El presidente Joe Biden viajó al país el 1 de diciembre para reforzar el apoyo a la mayor economía del mundo en el continente africano. Este es el primer viaje de Joe Biden a África.
Para apoyar a China y la Nueva Ruta de la Seda, Trump podría apoyar un proyecto en Angola
Aunque el viaje de Biden tiene lugar en los últimos días de su presidencia, parece que se espera que Donald Trump apoye el proyecto y seguirá siendo un socio cercano de Angola cuando vuelva a ocupar la Casa Blanca en enero, según fuentes que formaron parte de su primer término.
Tibor Nagy, exembajador y exenviado principal a África durante la administración Trump, destacó que el futuro presidente norteamericano probablemente tendrá dos prioridades en el continente: la competencia estratégica con China y Rusia, y la búsqueda de acceso a minerales críticos.
Si tiene éxito, el Corredor Lobito no sólo fortalecerá los lazos comerciales y diplomáticos de Estados Unidos con África, sino que también contribuirá a un modelo de desarrollo más sostenible y colaborativo.
Expandirse a Tanzania y crear un corredor transafricano son ambiciones que muestran que Estados Unidos está dispuesto a competir estratégicamente, conectando el continente con los mercados globales a través de rutas comerciales innovadoras. Con información de monitor geopolítico.
Sólo soy mecánico, sin título universitario, pero creo que quien confía en alguien siempre ha actuado como un verdugo. O es extremadamente infantil o es masoquista y se siente feliz con su propio sufrimiento.
Los europeos y los norteamericanos siempre han tratado a los países pobres como escoria y no se humanizarán ahora, ya que están preocupados por los africanos y los sudamericanos.
Pensé que Estados Unidos estaba más interesado en construir un tren de carga para cobalto y cobre que otro muro más en el sur.
¿Alguien cree en Papá Noel, ya sean exploradores norteamericanos o principalmente chinos?
Exactamente. Xi tocó al gigante dormido, es decir, somnoliento. Por lo que leí hace mucho tiempo, sabía que el tío San siempre vio a África como una reserva para el futuro.
Es evidente que el corredor de Lóbito constituye un proyecto de desarrollo de gran impacto para Angola, la región de África Austral y los países socios de desarrollo. Sin embargo, a pesar de los beneficios sociales y económicos, los líderes de los países africanos deben prestar mucha atención a los intereses contrastantes de potenciales globales como Estados Unidos y China, cuyas disputas geopolíticas y estratégicas podrían resultar en conflictos y guerras en la región.
La gran plaga. de los países pobres, es la corrupción endémica de sus gobiernos, además de los enfrentamientos internos, que a lo largo de los años siempre han estado presentes en los PAÍSES AFRICANOS. Los Campos de Exiliados, en la frontera de la RDC con KENIA, que albergan a nada menos que 175 personas, mantenidas desde hace años con fondos de entidades y países extranjeros, es sólo uno de los muchos problemas que allí existen con sus propios intereses, cada uno. país sacará el carbón para sus sardinas, y luego, si las autoridades de cada país en cuestión lo toman en serio, algo que creo que hoy en día es casi imposible en África. Será, por tanto, otra forma de colonialismo disfrazado que hasta hace unas décadas tantos daños causó a los africanos. Esperemos entonces, que todo vaya bien en este auspicioso Proyecto americano/chino, que todo vaya bien, y que los países africanos vengan y disfruten de su desarrollo, tan merecido y tardío. Así que esperemos.🙏🙏