Con más de 100 horas perdidas anualmente en tráfico y 20 mil millones de dólares en pérdidas, Nueva York implementó un peaje urbano que redujo el flujo de vehículos en un 63% y aceleró el transporte público hasta un 28%.
¿Nueva York sin congestión? Parece un sueño lejano, pero la ciudad logró algo parecido en sólo dos semanas. Conocida por sus atascos históricos y sus calles abarrotadas, la “capital del mundo” decidió transformar el caos urbano en eficiencia con una solución audaz: el peaje urbano. Exploremos cómo sucedió esto y qué podría significar para otras ciudades importantes.
El caos urbano que paralizó a Nueva York
En lo que respecta al tráfico, Nueva York fue campeona mundial en congestión. Para 2023, los conductores pasarán la asombrosa cifra de 101 horas al año atrapados en el tráfico, especialmente en Manhattan. Esta cifra superó a ciudades como Londres y París, lo que muestra el impacto negativo en la productividad y humor de quienes necesitaban moverse por la zona.
Según el portal Xataka, estos atascos tuvieron un alto precio: US$ 20 mil millones en pérdida de productividad al año. Era más que un problema de movilidad; fue un “robo” del tiempo y el dinero de los neoyorquinos. Algo necesitaba cambiar.
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La solución revolucionaria: los peajes urbanos
El 5 de enero de 2025, Nueva York implementó un peaje urbano en la zona más congestionada de Manhattan, denominada Congestion Relief Zone. La idea es simple pero poderosa: cobrar una tarifa a cualquiera que ingrese a la zona delimitada. El precio varía entre 14,50 dólares para automóviles y más de 30 dólares para camiones, con descuentos para horas menos concurridas y para usuarios de E-ZPass.
¿El objetivo? Fomentar el uso del transporte público y aliviar el tráfico. Todo el dinero recaudado se destina directamente a mejoras del transporte público, como autobuses más rápidos y accesibles.
Resultados sorprendentes en tiempo récord
Los resultados aparecieron casi de inmediato en Nueva York. En las dos primeras semanas, el flujo de vehículos en la zona cayó drásticamente. Sólo en la primera semana circularon por la zona 273 coches menos. Esto resultó en calles más libres y velocidades hasta un 40% más altas en algunos puentes y túneles.
Los autobuses, que antes sufrían grandes retrasos, ahora son mucho más eficientes. La ruta SIM24, que conecta Manhattan con Staten Island, fue siete minutos más rápido, mientras que la B39 ahorró cuatro minutos en su recorrido. Para quienes dependen del transporte público, este fue un cambio transformador.
La reacción de la población y los desafíos del proyecto
No todo fueron elogios. A pesar de los beneficios obvios, el peaje enfrentó la resistencia de los residentes, las asociaciones e incluso el sindicato de docentes. Algunos argumentan que la medida perjudica a los trabajadores que necesitan desplazarse hasta Manhattan en coche, mientras que otros cuestionan su eficacia a largo plazo.
Hay desafíos legales en Nueva York. El proyecto de ley enfrenta demandas y críticas dentro del propio Partido Demócrata, especialmente de políticos de Nueva Jersey, que argumentan que la medida afecta afectar negativamente a los residentes del estado vecino.