El primer depósito permanente de desechos nucleares, ubicado en una instalación de alta seguridad, se construyó con un costo de 4 mil millones de dólares para proteger el planeta durante siglos.
Finlandia está a punto de completar un hito histórico en la gestión de residuos nucleares. Situado a casi 450 metros bajo la superficie, el depósito Onkalo, valorado en 4 mil millones de dólares, quedará aislado de la presencia humana durante 100.000 años.
El proyecto representa una solución a largo plazo para el almacenamiento seguro de residuos radiactivos, colocando al país a la vanguardia mundial de la energía nuclear.
Una red de metro para el futuro
El proyecto Onkalo es una red de túneles subterráneos de casi 10 kilómetros de longitud, situados cerca de la central nuclear de Olkiluoto.
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Esta instalación fue diseñada para almacenar las 6.500 toneladas de residuos de uranio generados por los reactores nucleares del país. Con un factor de capacidad superior al 90%, Finlandia es un referente en eficiencia energética en el sector nuclear.
Desde 2019, la organización responsable de la gestión de residuos nucleares, Posiva, trabaja para hacer de Onkalo un depósito permanente. Para 2026, el plan es enterrar 3.250 contenedores de cobre, cada uno de unos cinco metros de largo y que contengan dos toneladas de combustible nuclear usado.
Almacenamiento seguro y permanente
Los contenedores de desechos están hechos de cobre de dos pulgadas de espesor y revestidos de arcilla de bentonita.
Esta combinación garantiza la contención de materiales radiactivos, que seguirán siendo peligrosos durante decenas de miles de años. El antiguo granito que constituye el lecho rocoso de la región proporciona protección adicional.
Cada túnel tiene alrededor de 30 a 40 perforaciones verticales donde se almacenarán los contenedores. Una vez llenos por completo los túneles, se sellarán con tapones de arcilla bentonítica para evitar cualquier contacto con el medio exterior.
“Incluso si una o más barreras fallan, garantizamos que no habrá riesgo de fuga de radiación al medio ambiente”, destacó Posiva.
Tecnología de vanguardia para el almacenamiento de residuos nucleares
Onkalo no es sólo un repositorio, sino también un ejemplo de ingeniería avanzada. El sistema fue diseñado para resistir terremotos, glaciaciones y otros cambios geológicos que pueden ocurrir durante miles o incluso millones de años.
Desde que comenzaron las pruebas en 2019, se han instalado sensores para monitorear posibles fugas radiactivas. Los resultados confirmaron que el material permaneció contenido, allanando el camino para la construcción de túneles y áreas de eliminación.
El desafío de los residuos nucleares
Si bien muchos países tienen instalaciones para desechos nucleares de baja y media actividad, la eliminación segura del combustible nuclear de alta actividad es un desafío. Actualmente, la mayoría de los residuos se almacenan temporalmente en tanques o se vitrifican y entierran a menor profundidad.
Sin embargo, estos métodos no garantizan la seguridad a largo plazo debido a posibles cambios geológicos. Onkalo es el primer repositorio del mundo que ofrece una solución definitiva, diseñada para durar miles de generaciones.
Monitoreo y expansión continuos
Aunque el cierre inicial del túnel está programado pronto, Posiva continuará excavando nuevos túneles y áreas de eliminación hasta el año 2120. Cuando el trabajo esté completamente terminado, todas las conexiones de acceso a la superficie, como túneles y pozos para vehículos, también serán selladas.
Según Posiva, un año después de su eliminación, los niveles de radiación de los residuos caerán al 1% de su cantidad original. Aun así, una pequeña fracción de los materiales radiactivos tiene una vida útil extremadamente larga, lo que requiere una contención sólida.
"Nuestro objetivo es garantizar que el material esté aislado hasta que no represente ningún riesgo para el medio ambiente o las generaciones futuras", dijo la organización.
Un modelo para el mundo
La iniciativa finlandesa es un hito para la industria nuclear mundial. La tecnología, las pruebas rigurosas y el compromiso con la seguridad ambiental hacen de Onkalo un modelo para otros países que enfrentan desafíos similares.
El repositorio, si bien ofrece una solución práctica, plantea interrogantes sobre la responsabilidad intergeneracional y la importancia de una planificación cuidadoso. Para las próximas 4.000 generaciones, Onkalo será un recordatorio de cómo el pasado puede dar forma al futuro.
Cuando se selle el último túnel, Onkalo dejará de ser sólo una instalación y se convertirá en un monumento al compromiso de la humanidad con la seguridad y la sostenibilidad.