La toma de posesión de Donald Trump como presidente número 47 de Estados Unidos, prevista para el 20 de enero de 2025, sorprende al invitar selectivamente a líderes de derecha, entre ellos el presidente argentino Javier Milei. Luiz Inácio Lula da Silva no fue invitado, manteniendo la tradición de no convocar a líderes extranjeros. Jair Bolsonaro intentó recuperar su pasaporte para presentarse, pero el STF se lo negó, alegando riesgo de fuga.
En uno de los acontecimientos más esperados de la política internacional, Donald Trump asume su segundo mandato como presidente de Estados Unidos el 20 de enero de 2025.
Su toma de posesión, además de ser un hito histórico, atrae la atención mundial por decisiones que desafían los protocolos tradicionales y traen implicaciones significativas para las relaciones internacionales.
Entre ellas se encuentran invitaciones selectivas a líderes extranjeros, que solo incluyeron figuras alineadas con su ideología política, mientras que otros, como el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quedaron fuera.
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Seleccionar invitados y estrategia política
Rompiendo la tradición de no invitar a jefes de Estado extranjeros a las ceremonias de toma de posesión presidencial, Trump adoptó un enfoque sin precedentes en 2025.
Entre los líderes internacionales confirmados se encuentran Javier Milei, presidente de Argentina, famoso por su postura ultraliberal, y Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, que comparte ideales conservadores con Trump.
También fueron invitados Nayib Bukele, presidente de El Salvador, y Daniel Noboa, de Ecuador, lo que refuerza la predilección de Trump por los líderes de derecha.
Esta cuidadosa selección de invitados señala una estrategia de fortalecer los vínculos con gobiernos ideológicamente alineados, excluyendo al mismo tiempo a líderes cuyas políticas divergen de su visión.
Según los analistas, la elección refleja el deseo de Trump de construir una coalición internacional con valores conservadores y pro mercado, priorizando intereses estratégicos alineados con su administración.
La exclusión de Lula y su impacto diplomático
Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, no fue invitado a la ceremonia, decisión que generó repercusiones en el escenario diplomático.
Tradicionalmente, Estados Unidos no envía invitaciones formales a líderes extranjeros para las tomas de posesión presidenciales, salvo raras excepciones.
Sin embargo, la inclusión de algunos líderes en este evento específico resalta la exclusión del jefe de Estado brasileño.
Los expertos estiman que la ausencia de Lula de la lista de invitados podría indicar tensiones diplomáticas entre las dos naciones, especialmente después de declaraciones públicas divergentes entre los dos presidentes sobre temas como el medio ambiente, la democracia y la economía global.
La decisión de Trump refuerza los desafíos que Brasil puede enfrentar para mantener relaciones amistosas y productivas con Estados Unidos durante este nuevo gobierno.
Jair Bolsonaro: intento fallido de asistir
Si bien Lula no fue invitado, el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro afirmó haber recibido una invitación a la toma de posesión de Trump.
Sin embargo, su intento de asistir al evento fue bloqueado por el Supremo Tribunal Federal (STF).
Bolsonaro había solicitado la devolución de su pasaporte, que estaba retenido desde febrero de 2024 debido a investigaciones relacionadas con un presunto intento de golpe de Estado.
La solicitud fue denegada por el ministro Alexandre de Moraes, quien justificó la decisión por el riesgo de fuga del ex presidente.
Moraes también destacó que Bolsonaro no ocupa un cargo oficial que justifique su presencia en el evento y que la invitación presentada no tenía prueba formal.
El desmentido resalta las dificultades jurídicas que enfrenta el expresidente y su búsqueda de protagonismo político internacional, incluso frente a las restricciones impuestas por el sistema de justicia brasileño.
Representación brasileña garantizada por el embajador
A pesar de las controversias que involucran a Lula y Bolsonaro, Brasil estará representado en la toma de posesión de Trump por la embajadora Maria Luiza Viotti, jefa de la misión diplomática brasileña en Washington.
Esta práctica sigue el protocolo habitual, asegurando que el país mantenga una presencia institucional en eventos internacionales, incluso en ausencia de su jefe de Estado.
La participación de Viotti refuerza el compromiso de Brasil de preservar sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos, independientemente de circunstancias políticas que puedan afectar directamente a ambos gobiernos.
Implicaciones para la política exterior brasileña
La ausencia de Lula y el intento frustrado de Bolsonaro de asistir a la toma de posesión de Trump tienen implicaciones significativas para la política exterior brasileña.
El evento destaca el desafío de Brasil al navegar por complejas dinámicas diplomáticas globales en un escenario marcado por la polarización ideológica.
Los expertos señalan que la nueva administración Trump debería priorizar las alianzas con gobiernos conservadores, lo que puede requerir ajustes en la estrategia diplomática de Brasil para asegurar una relación equilibrada y fructífera con Estados Unidos.
Esta dinámica resalta la importancia de una política exterior pragmática, capaz de superar las diferencias ideológicas y promover los intereses nacionales.
Desafíos globales y el papel de Estados Unidos bajo Trump
La toma de posesión de Trump llega en un momento crítico para la escena internacional, con desafíos como la guerra en Ucrania, las tensiones en Medio Oriente y el cambio climático que exigen atención urgente.
La postura del nuevo gobierno sobre estos temas debería influir directamente en la geopolítica global.
Con su política de “Estados Unidos primero”, Trump debería adoptar un enfoque más aislacionista, priorizando los intereses internos sobre los compromisos multilaterales.
Este cambio podría impactar no sólo a los países aliados, sino también a los adversarios estratégicos, redefiniendo el papel de Estados Unidos como líder global.
Consideraciones finales
La ceremonia de toma de posesión de Donald Trump en 2025 no es sólo un evento formal, sino también una indicación de las prioridades y lineamientos que guiarán su administración en los próximos años.
La elección selectiva de invitados, combinada con la exclusión de líderes como Lula, refleja una estrategia política calculada, con posibles consecuencias para la diplomacia global.
Mientras tanto, Brasil enfrenta el desafío de ajustar su política exterior a un contexto internacional cambiante, reafirmar su posición en el escenario global y promover sus intereses de manera estratégica.
El evento, por tanto, simboliza no sólo el inicio de un nuevo mandato presidencial en Estados Unidos, sino también la complejidad de las relaciones internacionales en un mundo cada vez más polarizado.
¿Y cree que el segundo mandato de Trump tendrá un impacto significativo en las alianzas internacionales? ¡Deja tu opinión en los comentarios!