Sam Altman, el excéntrico CEO de OpenAI, hizo algo increíble: ¡pagó para que su cerebro fuera preservado digitalmente después de su muerte! La apuesta audaz involucra a la empresa Nectome, que promete la inmortalidad digital, pero exige un precio impensable: la muerte del cliente. ¡Un procedimiento controvertido y futurista que podría redefinir la ciencia y la ética de la vida humana!
Sam Altman, excéntrico multimillonario y director ejecutivo de OpenAI, puede ser un nombre familiar debido al éxito de la empresa responsable del desarrollo de ChatGPT. Sin embargo, mucho antes de ser conocido mundialmente, Altman estuvo involucrado en una curiosa y audaz inversión en el campo de la tecnología. En 2018, realizó un pago importante para garantizar que después de su muerte su cerebro fuera preservado digitalmente, como parte de un proceso pionero y controvertido.
La inusual inversión de Sam Altman en 2018
Altman pagó alrededor de 10 dólares para entrar en la lista de espera de Nectome, una empresa centrada en la preservación digital del cerebro.
Según la propuesta de Nectome, el cerebro digitalizado de un individuo podría eventualmente ser "reanimado" o transferido a un nuevo cuerpo, permitiendo una forma de inmortalidad digital.
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Aunque el concepto suena como sacado de una película de ciencia ficción, en 2018, el CEO de OpenAI creyó que esta posibilidad podría convertirse en realidad en el futuro.
La propuesta de la empresa Nectome generó polémica, pues se trata de un procedimiento que, si bien legal, es profundamente controversial.
Para preservar el cerebro, la empresa básicamente necesita “matar” al paciente. Según Robert McIntyre, cofundador de Nectome, el proceso se considera “100% fatal”.
En una entrevista con MIT Technology Review, explicó que la experiencia es similar al suicidio asistido por un médico.
Esto se debe a que el procedimiento de preservación del cerebro sólo puede iniciarse inmediatamente después de la muerte.
¿Qué se necesita para volverse inmortal?
Nectome ofrece un servicio de preservación cerebral que, en términos simples, tiene como objetivo mantener el cerebro de una persona intacto hasta que la tecnología necesaria para “revivirlo” esté disponible.
El procedimiento requiere que el cerebro sea extraído del cuerpo poco después de la muerte y tratado con productos químicos y técnicas criogénicas. Esto tiene como objetivo garantizar que el cerebro y sus conexiones neuronales se preserven de una manera que permita su posible “carga” a un sistema digital en el futuro.
El proceso descrito por Nectome implica el uso de una máquina para reemplazar la sangre con líquidos de embalsamamiento que preservan la estructura cerebral.
McIntyre afirmó que este proceso es una versión avanzada del embalsamamiento, capaz de preservar no sólo los detalles visibles externamente, sino también las conexiones internas del cerebro, es decir, las conexiones neuronales.
Controversias legales y éticas en torno al procedimiento
Aunque el proceso ha sido calificado de innovador, no está exento de controversia. Dado que el procedimiento requiere la muerte del paciente para comenzar, muchos cuestionan la ética y legalidad de esta práctica.
Sin embargo, bajo la ley de California, donde tiene su sede la empresa, el suicidio asistido por un médico está permitido en casos de enfermedad terminal, lo que le da a Nectome respaldo legal para realizar la técnica de preservación del cerebro, siempre que el paciente sea consciente de su elección.
Aun así, el procedimiento plantea cuestiones morales y éticas. Abogados consultados por la empresa confirmaron que el proceso es legal, pero también advirtieron de la complejidad de los aspectos éticos, especialmente en lo que respecta al consentimiento informado y la vulnerabilidad de los pacientes.
Inversiones y reconocimiento de Nectome
Nectome no es una empresa cualquiera del sector tecnológico. Fue seleccionada para formar parte del acelerador de startups Y Combinator, conocido por financiar ideas innovadoras y audaces.
Este apoyo se tradujo en una inversión de 120 dólares y tres meses de mentoría, lo que ayudó a consolidar la posición de la empresa en el mercado.
Además, Nectome recibió una subvención de 80 dólares de la Brain Preservation Foundation, una organización dedicada a la preservación del cerebro.
El premio fue otorgado a McIntyre y su socio Greg Fahy por su investigación sobre la preservación del cerebro. Su investigación consistió en preservar el cerebro de un cerdo, con resultados impresionantes.
La conservación fue tan exitosa que los científicos pudieron observar las sinapsis del cerebro con un microscopio electrónico, un gran logro en este campo.
Esto demuestra que Nectome tiene un enfoque científico sólido en sus prácticas, aunque su aplicación en humanos todavía está muy lejos.
El futuro de la preservación del cerebro
En 2018, Sam Altman expresó su confianza en que algún día sería posible cargar un cerebro humano en un sistema digital.
Él creía que en el futuro su cerebro, preservado en Nectome, podría ser transferido a la “nube” y posiblemente reanimado o de alguna manera devuelto a la vida.
Sin embargo, el concepto de preservar un cerebro humano para una futura reencarnación digital todavía es muy especulativo.
Nectome actualmente no ofrece una “carga” real del cerebro, pero trabaja con tecnología avanzada de preservación del cerebro.
El objetivo de la empresa es garantizar que, si este tipo de tecnología se vuelve viable en el futuro, los cerebros preservados estén listos para la reinterpretación digital.
Esto plantea una pregunta importante: ¿qué pasaría con la mente humana después de un proceso tan complejo de escaneo cerebral?
La respuesta a esta pregunta sigue siendo desconocida, pero la idea de preservar la memoria y la identidad está generando discusiones filosóficas y científicas.
Críticas y preocupaciones sobre la técnica
Ken Hayworth, presidente de la Fundación para la Preservación del Cerebro, dijo que la técnica de Nectome tiene potencial pero también plantea preocupaciones.
Él cree que, si bien la preservación del cerebro es válida, el proceso de crear un “mapa conectómico” del cerebro (mapear las conexiones neuronales) sería extremadamente complejo y actualmente imposible de lograr.
Esta complejidad plantea dudas sobre si la técnica puede realmente permitir una verdadera reinterpretación de la conciencia humana.
Además, Hayworth advierte que la compañía podría comenzar a vender el procedimiento de preservación del cerebro antes de que se alcance un consenso ético y médico.
La preocupación central es que Nectome podría alentar a personas vulnerables a elegir este proceso sin una discusión ética adecuada, considerando los riesgos del suicidio asistido para preservar la mente.
El futuro de la inmortalidad digital
Si bien el procedimiento de preservación del cerebro propuesto por Nectome es fascinante e implica tecnologías prometedoras, todavía hay muchas preguntas sin resolver.
Sam Altman, como uno de los primeros inversores en entrar en este campo, demuestra la confianza que algunos tienen en el potencial de esta innovación. Sin embargo, la realidad de alcanzar la “inmortalidad digital” todavía parece lejana.
La preservación del cerebro, aunque es un área científica avanzada, aún necesita superar importantes desafíos técnicos y éticos.
Mientras tanto, el futuro de iniciativas como la de Nectome sigue planteando más preguntas que respuestas, dejando al mundo en suspenso sobre los límites de la ciencia y la conciencia humana.