Creada para construir 28 sondas para la capa presal, Sete Brasil acumuló miles de millones en deudas, no entregó ni el 20% de lo prometido y está cerrando sus puertas después de años de escándalos, frustraciones y un impacto directo en la industria naval y en la economía de Río de Janeiro.
El 17 de diciembre de 2024, el Tribunal de Río de Janeiro declaró en quiebra a Sete Brasil, empresa creada en 2010 para suministrar plataformas de perforación a Petrobras e impulsar la exploración del presal. Considerada uno de los mayores fracasos corporativos de la historia reciente de Brasil, Sete Brasil cesa oficialmente sus actividades después de años de escándalos de corrupción, retrasos, pérdidas financieras y promesas incumplidas. La información fue divulgada inicialmente por el portal Capitalist y confirmada por otras fuentes como CNN Brasil y Valor Econômico.
La quiebra de la empresa, que pretendía entregar 28 plataformas de perforación pero sólo logró completar cuatro unidades, expone las consecuencias de una mala gestión combinada con la falta de transparencia, en uno de los sectores más estratégicos de la economía nacional.
Sete Brasil: De una promesa de mil millones de dólares a un déficit irreversible
Fundada con el apoyo de grandes fondos de inversión y de Petrobras, Sete Brasil nació con la promesa de revolucionar la industria naval brasileña. En su apogeo, el proyecto preveía inversiones por 25 millones de dólares, con la construcción de 28 sondas para operar en la capa presal. La expectativa era de creación masiva de empleos y la reactivación de los astilleros nacionales, según una encuesta de 2013 de Valor Econômico.
Sin embargo, a partir de 2014, la empresa estuvo directamente involucrada en los escándalos revelados por la Operación Lava Jato, con denuncias de corrupción, sobrefacturación y contratos irregulares. El plan sacudió la confianza del mercado, ahuyentó a los inversores y congeló las transferencias financieras. Según un informe de Estadão, el déficit patrimonial de la empresa pasó de R$ 21,7 mil millones a R$ 36 mil millones entre 2016 y 2023.
Sin recursos y con proyectos paralizados, Sete Brasil entró en recuperación judicial en 2016, pero nunca logró recuperarse. De las 28 sondas previstas, sólo 4 se completaron parcialmente. En diciembre de 2024, después de ocho años de intentar reestructurar, el Tribunal de Justicia de Río concluyó que la única alternativa Fue una quiebra.
Impactos en la industria naval y la economía de Río
La quiebra de Sete Brasil deja un rastro de profundas consecuencias para la industria naval brasileña. Varios de los astilleros socios de la compañía, especialmente en Río de Janeiro, Bahía y Pernambuco, han reducido drásticamente sus operaciones tras la congelación de contratos. Muchos terminaron despidiendo a cientos de trabajadores o cerrando sus actividades, según informó Agência Brasil.
Empresas proveedoras de equipos, los servicios y el trabajo también se vieron afectados. La expectativa de reindustrialización de la cadena de petróleo y gas con base en pedidos de Sete Brasil nunca se materializó. La quiebra también comprometió la recaudación de regalías en los municipios donde serían operadas las sondas, lo que afectó directamente a las inversiones en salud, infraestructura y educación, especialmente en Río de Janeiro.