El gobierno brasileño apuesta por las concesiones forestales para restaurar biomas y generar créditos de carbono, prometiendo ganancias multimillonarias. Sin embargo, desafíos logísticos y legales amenazan el éxito del modelo. La seguridad de las áreas y la sostenibilidad del proyecto son algunas de las mayores preocupaciones.
Brasil está a punto de implementar una propuesta que promete revolucionar el uso de los bosques deforestados.
O Gobierno federal y el estado de Pará están ultimando un plan que podría aportar beneficios multimillonarios a las empresas, al tiempo que buscan restaurar parte del bioma destruido.
Aunque la idea parece innovadora, conlleva desafíos logísticos y riesgos relacionados con la seguridad y la sostenibilidad.
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Comprender el proyecto de concesión forestal
Según información difundida por el Folha de S. Pablo, el gobierno planea otorgar áreas públicas deforestadas al sector privado con el objetivo de restaurar los bosques y generar créditos de carbono.
Estos créditos, equivalentes a una tonelada de carbono absorbida o no emitida, se venden principalmente a grandes corporaciones que buscan compensar sus emisiones, como empresas tecnológicas e industrias energéticas.
El proyecto prevé que las empresas interesadas en operar en estas zonas inviertan en la recuperación de la vegetación nativa y, a cambio, se beneficien de la venta de los créditos de carbono generados.
Para hacer más atractivo el modelo, parte de los ingresos obtenidos se transferirán a los gobiernos federal y estatal.
Áreas públicas en foco
En el estado de Pará, la Unidad de Recuperación Triunfo do Xingu (URTX), con un área de 10 mil hectáreas, está en el centro del proyecto.
El gobierno ha fijado como fecha límite marzo de 2025 para que las empresas interesadas presenten sus propuestas.
La licitación adjudicará la oferta de subvención variable más elevada, es decir, la que esté vinculada a los ingresos anuales de la empresa ganadora.
A nivel federal, el gobierno pretende otorgar 15 mil hectáreas del Bosque Nacional Bom Futuro, en Rondônia, en el primer semestre de 2025.
El objetivo es que, antes de fin de año, alrededor de 350 mil hectáreas de bosque público sean entregadas al sector privado.
¿Una apuesta arriesgada?
A pesar del potencial económico, el modelo enfrenta resistencia por parte de empresas especializadas en el mercado del carbono.
Según ejecutivos entrevistados por Folha de S. Pablo, los riesgos asociados con las concesiones son altos.
Muchas de las tierras ofrecidas están ubicadas en áreas remotas y frecuentemente son invadidas por acaparadores de tierras y madereros.
Además, existen preocupaciones sobre la capacidad de gobiernos para garantizar la seguridad y el mantenimiento de estas regiones.
Otro obstáculo es la legislación brasileña, que limita la duración de las concesiones forestales a 40 años, mientras que los créditos de carbono generalmente exigen garantías de que el carbono será retenido en el suelo durante al menos 100 años.
Aunque se han realizado cambios para aumentar la seguridad jurídica de los contratos, los inversores todavía consideran que este punto es sensible.
Complejidad logística
Además de los desafíos legales y de seguridad, los problemas logísticos complican aún más el proyecto. La URTX, en Pará, por ejemplo, está ubicada a 150 kilómetros del área urbana más cercana.
Según los expertos, en caso de incendio o emergencia, los bomberos podrían tardar hasta 10 horas en llegar al lugar.
También existen altos costos de limpieza y restauración de las áreas. En muchos casos, la deforestación es reciente y aún quedan grandes troncos esparcidos por el terreno, lo que aumenta los costos operativos para las empresas involucradas.
Potencial económico y modelos de ingresos.
Las estimaciones financieras del proyecto son sólidas. En Pará, la expectativa es que la concesionaria ganadora pueda ganar hasta R$ 143 millones por año a partir de 2042.
En el modelo federal, los dos lotes a negociar pueden generar ingresos de hasta R$ 1,2 mil millones.
Sin embargo, estas proyecciones dependen de condiciones económicas favorables y de la existencia de compradores de créditos de carbono.
Fabio Galindo, director ejecutivo de Future Carbon, aboga por que los gobiernos reduzcan los requisitos de subvenciones fijas y variables para atraer a más inversores.
Sugiere también que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) ofrezca líneas de financiación a las empresas ganadoras y actúe como intermediario en la compra de créditos.
Experiencia y próximos pasos
Según Nelson Barbosa, director de Planificación del BNDES, el banco está modelando el aviso federal y deberá enviar la propuesta final al Tribunal Federal de Cuentas (TCU) en febrero de 2025.
Luego de la aprobación, el gobierno podrá comenzar a publicar el aviso y formalizar las concesiones.
Renato Rosenberg, director del Servicio Forestal Brasileño, afirmó que el proceso de precio del carbono fue uno de los mayores desafíos del proyecto.
“Si bien este es el primer aviso de este tipo, ya hemos adquirido experiencia para expandir el modelo a otras zonas de la Amazonía”, afirmó.
Enfoque innovador
La concesión de bosques deforestados para su restauración representa un enfoque innovador, pero depende de políticas públicas sólidas, seguridad jurídica y apoyo financiero para tener éxito.
Si se implementa bien, el modelo puede contribuir a la recuperación ambiental y generar ganancias significativas.
Sin embargo, los riesgos involucrados muestran que aún queda un largo camino por recorrer para consolidar la iniciativa.
¿Cree que este modelo de concesión realmente puede proteger nuestros bosques o es sólo una estrategia económica con poco impacto ambiental? ¡Deja tu opinión en los comentarios!
Excelente 👍🏽 idea siempre que el área a recuperar pueda ir acompañada de un área equivalente con bosque intacto donde el concesionario pueda utilizar este bosque durante el período de concesión.
Mala idea, entregar tierras a empresas extranjeras para ganar más dinero, porque no ponen a los brasileños a trabajar allí, plantando bosques y les pagan un salario por hacerlo. Los incompetentes entregan todo lo que no pueden manejar. Entregaron ferrocarriles, carreteras y quieren entregar puertos y bosques. Un montón de bastardos e incompetentes. No pueden hacerse cargo de lo que queda y quieren entregar las tierras destruidas. Ahórrame tanta incompetencia. Políticos bastardos y incompetentes. Es cierto que estos políticos que están inventando esto recibieron en sus casas maletas llenas de dinero de las empresas. Políticos, dejen de vender a su país.