Hace medio año perdimos un submarino autónomo en aguas antárticas. Ahora sabemos lo que vio antes de hundirse.
Hace medio año, el mundo de la ciencia sufrió una pérdida significativa cuando un submarino autónomo, operado por la Universidad de Gotemburgo, desapareció en las heladas profundidades de la Antártida. El vehículo, valorado en 3,4 millones de euros, tenía una misión crucial: Explora el lado oculto del temido Glaciar Doomsday, también conocido como Thwaites. Ahora finalmente tenemos acceso a los datos que el submarino autónomo recopiló antes de su trágico hundimiento, y los resultados son alarmantes, por decir lo menos.
Durante 27 días de intensa operación, el submarino autónomo Ran navegó por las traicioneras aguas debajo de la plataforma de hielo Dotson, una extensión del glaciar Doomsday. Recorrió más de 1.000 kilómetros, alcanzando unos impresionantes 17 kilómetros en la cavidad subglacial. La misión era arriesgada y, lamentablemente, el precio era alto. Sin embargo, los datos que Ran logró enviar antes de desaparecer trajeron revelaciones inquietantes.
Glaciar del Juicio Final
El Glaciar Doomsday, con sus 483 km³ de hielo, carga con el peso apocalíptico de poder elevar el nivel del mar en más de medio metro si se derrite por completo. Este gigante de hielo no es un glaciar cualquiera, ya que su masa se extiende hacia el océano, formando una plataforma de hielo que mezcla agua de mar con agua de glaciar, creando dinámicas complejas y peligrosas.
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Entre los descubrimientos realizados por el submarino autónomo destaca la confirmación de que corrientes submarinas más fuertes están erosionando la capa de hielo, acelerando el derretimiento del lado occidental de la plataforma Dotson. Esta erosión, provocada por el flujo de agua, contribuye significativamente al derretimiento del Glaciar Doomsday, un proceso que preocupa a científicos y ambientalistas de todo el mundo.
El submarino autónomo Ran registró la existencia de irregularidades en la superficie sumergida del glaciar
Sin embargo, no todo salió como se esperaba. El submarino autónomo Ran registró la existencia de irregularidades en la superficie sumergida del glaciar, que recuerdan a las dunas del desierto, un fenómeno que plantea nuevas preguntas sobre el comportamiento del hielo en contacto con las corrientes oceánicas. Estas formaciones intrigantes podrían revelar mucho sobre la futura estabilidad del glaciar y las posibles consecuencias globales de su acelerado derretimiento.
Anna Wåhlin, líder del estudio, comparó la experiencia de mapear el fondo del glaciar con “ver la parte posterior de la Luna”. Antes de esta misión, el estudio de Thwaites se basaba en datos satelitales y en la extracción de núcleos de hielo, métodos que no permitían una visión detallada de lo que realmente sucede en las profundidades del océano. Ahora, con la información obtenida por el submarino autónomo, los científicos tienen una comprensión más clara, pero también más preocupante, de lo que se esconde debajo del Glaciar Doomsday.
Nuevas preguntas
La pérdida del submarino autónomo es una tragedia que ha dejado un vacío en investigación científica, pero el sacrificio no fue en vano. Lo que Ran descubrió podría ser crucial para comprender el cambio climático que afecta a nuestro planeta. Sin embargo, los nuevos interrogantes que han surgido muestran que aún estamos lejos de comprender plenamente los procesos que amenazan la estabilidad de este glaciar y, en consecuencia, el futuro de nuestras costas.
En una época en la que el clima es cada vez más impredecible, saber que hay un “día del juicio final” helado acechando en las aguas de la Antártida es un duro recordatorio de que las respuestas que buscamos son a menudo tan frías e implacables como los propios glaciares que las ocultan.