Un tesoro real desaparecido durante la Segunda Guerra Mundial fue encontrado en una catedral después de más de 80 años. ¿Qué contiene y cómo se descubrió? La historia detrás de este hallazgo es tan fascinante como las joyas que esconde.
Un tesoro perdido desde los días oscuros de Segunda Guerra Mundial finalmente fue develado. Oculto durante más de ocho décadas, el conjunto de insignias y coronas funerarias que pertenecieron a los monarcas polacos y lituanos fue descubierto en Catedral de Vilna, en Lituania.
El anuncio, realizado por la agencia Ir a Vilna, reveló que los artefactos fueron escondidos originalmente en 1939, cuando la guerra amenazaba con destruir o saquear sitios patrimoniales. histórico.
Entre los objetos se encuentra la corona de Alejandro Jagiellon, rey de Polonia y gran duque de Lituania, que vivió entre 1461 y 1506. El descubrimiento reaviva la conexión histórica de Lituania con la antigua unión entre los dos países.
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Los artefactos revelan el dominio medieval
Las insignias funerarias son un testimonio del alto nivel de habilidad de los artesanos medievales. Según Gintaras Grušas, arzobispo de Vilna, estos objetos refuerzan la importancia cultural y política de Lituania durante la Edad Media.
Entre los artefactos se encuentran coronas, cetros, orbes y placas de ataúd, hechos para simbolizar la grandeza de los gobernantes.
La colección también incluye piezas relacionadas con Isabel de Austria, esposa del rey Casimiro IV, y Bárbara Radziwiłł, que estuvo casada con Segismundo II Augusto.
Sin embargo, el propósito de estas joyas no era el uso cotidiano. Fueron creados exclusivamente para adornar las tumbas reales, una práctica común en los ritos funerarios europeos de aquella época.
Además de su relevancia histórica, los objetos son piezas únicas de arte sacro. Las coronas, hechas para el descanso eterno de los gobernantes, revelan detalles meticulosos y un rico simbolismo.
La catedral, que sirvió de necrópolis a la nobleza del Gran Ducado de Lituania, ha vuelto a convertirse en el centro de atención de los historiadores.
Misterio cerrado después de 85 años
La historia detrás de estos artefactos es tan intrigante como los propios objetos. En 1931, durante una limpieza de la catedral tras una inundación, se descubrió la cripta donde se escondían los tesoros.
Estuvieron expuestos durante un breve período, hasta que las incertidumbres provocadas por la guerra obligaron a ocultarlos.
Los esfuerzos para localizar el tesoro se reanudaron a mediados de la década de 2000. En diferentes búsquedas se utilizaron equipos modernos, como radares de penetración terrestre y detectores de metales.
Aun así, los resultados recién llegaron en septiembre del año pasado, cuando los investigadores, con autorización de la arquidiócesis, reanudaron las investigaciones en el lugar.
La reaparición de este tesoro es una victoria para la preservación del patrimonio histórico. Conecta el presente con un pasado marcado por la compleja historia de europa oriental, involucrando alianzas políticas, disputas y tradiciones que dieron forma a la identidad de la región.
Con el descubrimiento, la Catedral de Vilna reafirma su papel de guardiana de preciosas reliquias, y el misterio que duró casi un siglo finalmente encuentra su conclusión.