Con promesas de aranceles altísimos y recortes fiscales permanentes, Donald Trump regresa al poder en Estados Unidos con un plan económico que rompe las tradiciones de mercado y coloca al país en el centro de una nueva era de nacionalismo económico.
La retórica del “Estado mínimo”, que durante décadas fue uno de los pilares del liberalismo estadounidense, parece haber quedado de lado con el regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos. Las controvertidas propuestas económicas del nuevo presidente de Estados Unidos aportan un enfoque nacionalista que rompe con la ideología del libre mercado y adopta medidas intervencionistas, como mayores aranceles de importación, incentivos para la producción nacional y promesas de subsidios para las industrias estadounidenses.
Aranceles: ¿una barrera al comercio global?
Entre las propuestas más controvertidas de Trump se encuentra la creación de un arancel generalizado a los productos importados, que puede variar entre el 10% y el 20% para los socios comerciales habituales y hasta el 60% para los productos chinos. Trump también tenía la posibilidad de implementar tasas superiores al 100% en casos específicos. ¿El objetivo? Proteger la producción nacional, reducir la dependencia de las importaciones y alentar a las empresas estadounidenses a producir localmente.
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Sin embargo, los expertos advierten de los riesgos. Este tipo de medida podría desencadenar una guerra comercial y aumentar la inflación en EE.UU., ya que aumentar los aranceles encarecería los productos importados para los consumidores estadounidenses. “Esta política de aumentar los aranceles a las importaciones no es liberal. Va en contra del libre mercado y tiene un efecto inflacionario directo”, explica José Francisco de Lima Gonçalves, economista jefe del Banco Fator. “Si los consumidores no tienen alternativas de producción nacional para lo que antes se importaba, los precios subirán, y esto impacta directamente en la economía”.
Subsidios y exenciones fiscales: ¿populismo económico?
Además de los aranceles, Trump planea realizar recortes fiscales permanentes instituidos en su primer mandato, que debían expirar en 2025. Esta medida de alivio fiscal, junto con nuevos subsidios y exenciones para sectores estadounidenses, fue una promesa que agradó al electorado. pero generó preocupación entre los economistas. “Estados Unidos no está acostumbrado a este tipo de beneficio fiscal a largo plazo. Por aquí es común que un recorte fiscal temporal se convierta en permanente, como vimos con la desgravación del impuesto sobre la nómina en Brasil, que se creó como medida provisional y sigue vigente más de una década después”, dice Livio Ribeiro, de FGV.
Trump también promete exenciones fiscales para sectores como el de servicios, especialmente para las propinas de los trabajadores, lo que tendría un efecto limitado en la clase media y podría distorsionar el mercado laboral. “Eximir del impuesto a las propinas puede parecer una medida justa, pero en la práctica sólo beneficiará a una fracción de la fuerza laboral y creará una brecha en las políticas de ingresos”, añade Steven Kamin, investigador principal del American Enterprise Institute.
Expulsión de inmigrantes y su impacto en el mercado laboral
Otro punto controvertido en la agenda económica de Trump es su promesa de deportar a millones de inmigrantes indocumentados. Hoy en día, muchos sectores de la economía estadounidense, como la construcción y los servicios, dependen en gran medida de la mano de obra inmigrante. La retirada de esta fuerza laboral podría crear una escasez de trabajadores en áreas cruciales y aumentar los costos, lo que resultaría en un aumento de los precios.
Por lo tanto, la deportación masiva tendría un impacto directo en la economía. “Si eliminamos a millones de trabajadores, especialmente en los sectores de servicios y construcción, el mercado tendrá dificultades para encontrar reemplazos. Esto genera inflación al aumentar los costes operativos de las empresas, que eventualmente se trasladarán al consumidor final”, señala Kamin. La situación también podría empeorar la escasez de mano de obra en algunas regiones de EE.UU., complicando aún más el escenario.
Nacionalismo económico y ruptura con el liberalismo
Las controvertidas propuestas económicas del nuevo presidente de Estados Unidos marcó un alejamiento de la agenda liberal que tradicionalmente ha guiado las políticas económicas estadounidenses en las últimas décadas. En lugar de buscar abrir el mercado y promover la competencia global, Trump defiende un camino más nacionalista y proteccionista, centrándose en fortalecer las industrias y el mercado laboral interno. Armando Castelar, economista de la FGV, califica este enfoque como “una reinterpretación moderna del mercantilismo”. Explica que, al adoptar una agenda centrada en aranceles y subsidios, Trump busca reindustrializar el país y priorizar a los trabajadores estadounidenses, incluso si esto significa aumentar los precios para los consumidores.
“Las políticas de Trump no encajan en el liberalismo clásico, ni en el keynesianismo ni en ninguna otra teoría económica estándar. Es un modelo híbrido, con elementos de proteccionismo e intervencionismo, y está muy lejos de lo que se espera de una economía liberal”, afirma Castelar.
El impacto de las políticas de Trump en la economía global
El regreso de Trump a la presidencia de Estados Unidos representa un punto de inflexión no sólo para el país, sino también para la economía mundial. La propuesta de aumentar los aranceles de importación y estimular la producción nacional podría desencadenar una reacción en cadena, llevando a otras naciones a adoptar medidas proteccionistas para proteger sus economías. “El escenario que Trump quiere para los próximos años podría reducir el comercio global y afectar a las economías que dependen de las exportaciones a Estados Unidos”, afirma Francis Fukuyama, en un artículo para el Financial Times. Fukuyama también advierte que el movimiento nacionalista podría provocar una fragmentación del comercio internacional y aumentar el coste de vida en países que dependen de productos importados de EE.UU.
¿Una ruptura con el liberalismo estadounidense?
Las propuestas de Trump resaltaron un cambio en el escenario político y económico en Estados Unidos. Durante décadas, el país fue el abanderado del liberalismo económico y la globalización. Sin embargo, el discurso de Trump sugiere que el liberalismo, al menos tal como lo conocemos, está siendo reevaluado. “Trump es el símbolo de un momento en el que la globalización y el libre mercado están bajo control. Representa un cambio, y no sólo para Estados Unidos, sino para el mundo entero”, afirma Fukuyama.
Con estos cambios, los efectos se sentirán en todo el mundo, incluido Brasil. El proteccionismo estadounidense puede limitar el acceso de los productos brasileños al mercado estadounidense, además de cambiar la dinámica de precios y la competencia en el mercado internacional.
¿Marcará el regreso de Trump el comienzo de una nueva era económica? ¿Hasta dónde llevarán estas políticas nacionalistas e intervencionistas a Estados Unidos y al mundo?