Presidente de EE.UU. prevé exigir firmemente a Lula en temas de interés bilateral y de política internacional
Con la elección de Donald Trump en Estados Unidos, el escenario de las relaciones internacionales en el Brasil del presidente Lula y en América Latina toma una nueva forma, especialmente con la Venezuela.
La administración Trump, que comienza en enero, ya ha señalado que está adoptando una postura más agresiva hacia el gobierno de Nicolás Maduro, priorizando una estrategia de “máxima presión” para aislar al régimen venezolano y contener su influencia en la región.
Según un artículo publicado en UOL por periodista jamil chad, el gobierno estadounidense buscará construir una coalición de países latinoamericanos con el objetivo de combatir el avance del comunismo y fortalecer su posición en el sector energético hemisférico.
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La nueva estrategia de política exterior estadounidense también pretende garantizar que el suministro de aceite para Estados Unidos, depender menos de regiones distantes y comenzar a centrarse en fuentes en el propio hemisferio, como Venezuela, Canadá y México.
Este nuevo enfoque coloca a Brasil en un papel relevante, al verse presionado a adoptar una postura más rígida en relación al gobierno de Maduro.
El escenario internacional y la relación entre Estados Unidos y Venezuela
El gobierno de Joe Biden ha adoptado un enfoque diferente hacia Venezuela, buscando una salida diplomática a la crisis política del país. La Casa Blanca mantuvo negociaciones con Maduro y la oposición, que culminaron con el acuerdo de Barbados, firmado en octubre de 2023, que preveía elecciones libres en Venezuela y el levantamiento gradual de las sanciones impuestas por Estados Unidos.
Sin embargo, los asesores de Trump y miembros del Partido Republicano creen que Biden fue “enganchado” por Maduro, ya que consideran que el presidente venezolano utilizó el acuerdo para ganar tiempo y evitar sanciones sin ceder efectivamente en cuestiones esenciales.
Para Trump, la solución no pasa por una estrategia de concesiones y negociaciones, sino de aumentar la presión y desmantelar la influencia del régimen de Maduro.
La política de “máxima presión” tendrá como objetivo aislar económicamente a Venezuela restringiendo el comercio y el acceso a los recursos. Internacional mientras construye una coalición entre países vecinos. El objetivo es limitar la dependencia del petróleo venezolano y garantizar que las relaciones comerciales estén alineadas con los intereses estadounidenses.
Proyecto 2025 y la estrategia de los republicanos
Un documento redactado por republicanos, conocido como Proyecto 2025, fue creado para servir como una especie de guía para la nueva administración Trump. Entre los responsables de su redacción se encuentra Kiron Skinner, exdirector de Planificación de Políticas del Departamento de Estado de Estados Unidos.
El proyecto describe a Venezuela como una amenaza para el hemisferio debido a su proximidad a potencias antiamericanas, como China e Irán, y sugiere que la próxima Gobierno de los Estados Unidos adoptar una postura más estricta para contener la expansión del comunismo en América Latina.
Según el documento, “la El liderazgo comunista (de Venezuela) se ha acercado a algunos de los mayores enemigos internacionales de Estados Unidos, incluidos China e Irán, que durante mucho tiempo han buscado un punto de apoyo en las Américas..
Esta proximidad es vista como una amenaza a la seguridad de Estados Unidos y sus aliados en la región. El Proyecto 2025 enfatiza la importancia de que la próxima administración estadounidense se posicione como líder de una coalición hemisférica, promueva políticas de seguridad y alinee la región con los intereses económicos de la EUA.
El Brasil del presidente Lula en el centro de la presión internacional
Para los republicanos, Brasil es un aliado estratégico en este contexto y se verá presionado para adoptar una posición clara en relación con el gobierno de Maduro.
Desde la elección de Lula, Brasil ha adoptado una postura de diálogo con Venezuela, lo que ha generado preocupación en Washington.
Sin embargo, la decisión del gobierno brasileño de no reconocer las elecciones de julio de 2023 en Venezuela fue vista como un paso positivo por los republicanos, quienes creen que esta postura allana el camino para una colaboración más estrecha.
En septiembre, una misión brasileña enviada para dialogar con representantes republicanos en Estados Unidos encontró una postura rígida y una clara voluntad de presionar a Brasil para que apoye la coalición contra Maduro.
La expectativa es que el gobierno de Lula tome medidas más incisivas, alineándose con la estrategia estadounidense de contener la influencia venezolana en la región.
La cuestión energética y el papel de Venezuela
El Proyecto 2025 también destaca el sector energético como una prioridad para la política exterior de Trump. Uno de los objetivos del nuevo gobierno estadounidense es reducir la dependencia del petróleo importado de lugares lejanos, prefiriendo fuentes más cercanas, como Venezuela, Canadá y México.
Para Estados Unidos, Venezuela representa una pieza importante en el reordenamiento del suministro energético, y una alianza con países del hemisferio permitiría una mayor autonomía energética y una reducción de los costos de transporte y logística.
El documento sostiene que Estados Unidos debería invertir en una política de integración energética regional que permita un libre flujo de recursos entre los países del hemisferio occidental.
Además, la colaboración en el sector energético ayudaría a consolidar el liderazgo de Estados Unidos en la región, manteniendo la seguridad energética y reduciendo la dependencia de fuentes distantes y potencialmente manipulables de combustibles fósiles.
Seguridad regional y colaboración internacional
Además de la cuestión energética, la estrategia estadounidense pasa por fortalecer la seguridad regional. Venezuela y otros países latinoamericanos, como Colombia, Ecuador y Guyana, son vistos como vulnerables a la influencia de potencias externas como China y Rusia.
En el Proyecto 2025, Estados Unidos reafirma su compromiso de liderar una coalición de países democráticos en el hemisferio, promover la seguridad y combatir las amenazas externas.
El documento advierte que el hemisferio occidental es cada vez más susceptible a los regímenes socialistas y progresistas, considerados una amenaza a la estabilidad y seguridad regionales.
Con esta preocupación en mente, la administración Trump pretende liderar una iniciativa de cooperación internacional que abarque seguridad, desarrollo económico y políticas para combatir la influencia extranjera.