La infraestructura es esencial para conectar a las comunidades aisladas, pero las soluciones alternativas no siempre son bien recibidas. En China, un residente decidió construir un puente flotante con su propio dinero para ayudar a su pueblo, pero terminó enfrentándose a multas e incluso a prisión por no tener autorización oficial.
Antes de 2005, la aldea Zhenlin, en la provincia de Jilin, en el norte de China, estaba aislada por el río Taoer. Los residentes tuvieron que viajar aproximadamente 70 kilómetros hasta el puente más cercano, lo que hizo que el viaje diario fuera un gran desafío.
La aldea dependía de la pesca y la agricultura, pero el acceso limitado dificultaba el comercio y el acceso a servicios básicos como la salud y la educación.
La situación comenzó a cambiar cuando Huang Deyi, uno de los residentes más activos del pueblo, decidió construir un puente improvisado.
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Él operaba un pequeño ferry para ayudar a los residentes a cruzar el río, pero descubrió que el cruce todavía era lento y limitado.
Decidido a mejorar las vidas de la comunidad, Huang decidió tomar una iniciativa más grande. Utilizando sus propios recursos, construyó un puente flotante rudimentario que rápidamente se volvió esencial para los lugareños.
La estructura fue bien recibida por la población. En lugar de viajar largas distancias, los residentes podrían pagar un pequeño peaje para cruzar el puente, garantizando un viaje más rápido y eficiente.
El costo fue mucho menor que el combustible y el tiempo empleado en utilizar el puente oficial.
Con el tiempo, el nuevo cruce se convirtió en parte fundamental de la vida cotidiana del pueblo, facilitando el transporte de mercancías y permitiendo que más personas accedieran a puestos de trabajo en otras ciudades.
Expansión y problemas con las autoridades
El negocio prosperó y en 2014, Huang, junto con otros 17 residentes, reforzó la estructura.
Soldaron 13 embarcaciones metálicas entre sí para aumentar la capacidad y permitir el paso de vehículos pesados. Con la mejora, el flujo de personas y mercancías aumentó considerablemente.
Los pequeños comerciantes comenzaron a utilizar el puente para llevar sus productos a mercados más grandes, fortaleciendo la economía local.
Sin embargo, en 2018, la Autoridad de Asuntos Hídricos de Taonan intervino.
Ordenó que se demoliera el puente y acusó a Huang de sacar provecho ilegal de la estructura. La decisión provocó indignación entre los residentes, que temían volver al aislamiento y perder la tranquilidad que habían ganado en los últimos años.
Al quitar el puente no se cerró la caja. En 2019, Huang y algunos miembros de su familia fueron detenidos.
Las autoridades afirmaron que había recaudado 44.000 yuanes (6.200 dólares) en peajes entre 2014 y 2018. Una investigación reveló que desde 2005, el monto total recaudado había superado los 52.000 yuanes (7.300 dólares).
Como resultado, fue condenado a dos años de prisión y dos años de libertad condicional.
Intento de defensa y recurso judicial
Huang no negó que el puente no tuviera autorización oficial. Afirmó que el objetivo era simplemente ayudar a la comunidad.
Respecto al cobro, dijo que el monto citado era exagerado y que los costos de construcción excedían los 130.000 yuanes (US$ 18.300). Además, destacó que el peaje es una forma de mantener el puente en buen estado, cubriendo costos de mantenimiento y seguridad.
El tribunal denegó la primera apelación en 2021. Apeló nuevamente en junio de 2023 ante el Tribunal Popular Intermedio de Baicheng. El caso aún está bajo análisis.
Mientras tanto, la historia ganó gran repercusión en las redes sociales chinas. El debate estuvo dividido. Por un lado, algunos afirman que Huang y su familia se beneficiaron indebidamente. Otros argumentan que prestó un servicio esencial, dada la inacción de las autoridades.
Un usuario de Weibo comentó: “No habría posibilidad de que Huang se beneficiara si ya hubiera un puente en su lugar”.. Otros señalaron que los residentes preferían pagar el peaje antes que afrontar un viaje mucho más largo.
Por otro lado, hay quienes cuestionan la seguridad de la estructura. Algunos internautas preguntaron quién sería responsable en caso de accidente.
Tras la reacción, las autoridades prometieron construir un puente oficial más cerca de la aldea Zhenlin. Sin embargo, hasta el momento el trabajo no ha salido de la mesa de dibujo y no hay más novedades sobre el caso.
Mientras tanto, los vecinos siguen enfrentando dificultades para cruzar el río, a la espera de una solución definitiva.
Puente reconstruido en Brasil resiste la lluvia
Mientras Huang enfrentaba problemas en China, en Brasil una situación similar tuvo un resultado diferente. En Nova Roma do Sul, en la Serra Gaúcha, los habitantes celebran la resistencia de un puente construido con recursos propios.
La estructura fue arrasada por una inundación en septiembre de 2023. Sin apoyo del gobierno, la comunidad se organizó para reconstruirla.
La obra se completó en 138 días y se reabrió en enero de 2024. El proyecto se financió con donaciones recaudadas por la Asociación Amigos de Nova Roma.
Heleno Pasuch, tesorero de la asociación, explicó que el nuevo puente se construyó 1,70 metros más alto que el anterior. Este detalle hizo toda la diferencia: a pesar de las fuertes lluvias recientes, la estructura permaneció intacta.
El 1 de mayo del año pasado, la ciudad fue azotada nuevamente por tormentas. Aun así, el puente se mantuvo firme, reforzando el valor de la iniciativa popular en la reconstrucción de la infraestructura esencial.