Nueva planta en el océano revoluciona la captura de CO2 e hidrógeno verde: la innovación promete combatir el cambio climático, pero plantea el debate sobre el impacto ambiental y el futuro sostenible del planeta.
La lucha contra el cambio climático ha ganado un nuevo aliado: una planta de carbono oceánico diseñada para capturar dióxido de carbono y producir hidrógeno verde. Ubicada en el oeste de Singapur, esta innovación de la startup Equatic promete ser la mayor del mundo en eliminación de carbono procedente de los océanos. Pero, ¿es esta tecnología realmente la solución o podría traer nuevos riesgos?
¿Cómo funciona la planta de carbono en el océano?
El concepto es simple pero revolucionario. La planta toma agua del océano, aplica una corriente eléctrica y hace pasar aire a través de ella, lo que desencadena reacciones químicas que transforman el dióxido de carbono en minerales sólidos, como el carbonato de calcio (el material de las conchas) y el bicarbonato disuelto. Estos productos pueden devolverse al océano o utilizarse en tierra, con la promesa de almacenar carbono durante más de 10.000 años.
El proceso genera hidrógeno verde, un combustible limpio que se promociona como esencial para la transición energética global. De acuerdo a ecuatico, la instalación podrá capturar inicialmente 3.650 toneladas métricas de CO2 por año, con planes de aumentar a 100.000 toneladas para 2026 y millones de toneladas en las próximas décadas.
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Producción de hidrógeno verde en una planta de carbono oceánico
Uno de los principales aspectos destacados del proyecto es la producción de hidrógeno verde. A diferencia del hidrógeno convencional, que se obtiene a partir de combustibles fósiles, esta versión se produce de forma sostenible. Equatic ya ha firmado acuerdos con empresas como Boeing, que pretende utilizar hidrógeno para crear combustibles verdes y financiar la eliminación de toneladas de dióxido de carbono.
Este enfoque combina lo útil con lo necesario: reducir las emisiones de carbono y al mismo tiempo promover combustibles limpios. Sin embargo, la tecnología aún enfrenta desafíos, como altos costos iniciales y dependencia de energías renovables.
¿Solución o peligro para el océano?
Si bien es innovadora, la planta de carbono oceánico plantea preocupaciones sobre posibles impactos en los ecosistemas marinos. El procesamiento de grandes volúmenes de agua puede afectar la vida marina, como las larvas de peces y otras especies. Además, el movimiento masivo de agua de mar y los cambios químicos pueden desestabilizar el equilibrio natural de los océanos.
Expertos como Lili Fuhr, de Centro de Derecho Ambiental Internacional, resaltan que el cambio climático ya está ejerciendo presión sobre los océanos y agregar tecnología especulativa podría empeorar la situación. Jean-Pierre Gatusso, científico de la Universidad de la Sorbona, señala que la investigación científica va a la zaga del desarrollo industrial, lo que aumenta los riesgos.
¿Por qué el océano?
Los océanos ya absorben alrededor del 30% del CO2 emitido por la actividad humana, pero esta capacidad tiene límites. La idea de utilizar el océano como herramienta de mitigación climática está ganando terreno, con proyectos que van desde esparcir partículas de hierro para estimular el fitoplancton hasta hundir algas para almacenar carbono.
La planta Equatic se destaca por mantener el procesamiento fuera del mar abierto, lo que le permite monitorear los resultados y minimizar los impactos negativos. El agua devuelta al mar es tratada para que tenga la misma composición que el agua natural, cumpliendo estrictas normas medioambientales.
Un modelo reproducible y escalable
Una de las mayores ventajas de la planta es su escalabilidad. Según Equatic, la estructura se puede replicar en diferentes ubicaciones, apiladas en módulos como bloques de Lego. Esta flexibilidad facilita la expansión para satisfacer la creciente demanda de eliminación de carbono y producción de hidrógeno.
Sin embargo, los costos iniciales son altos y el éxito dependerá de la viabilidad económica de vender créditos de carbono e hidrógeno. Asociarse con grandes empresas como Boeing puede ser un paso crucial para asegurar la financiación y ampliar el impacto del proyecto.
¿lo que está en riesgo?
La iniciativa refleja un debate más amplio sobre el uso de tecnologías de geoingeniería para combatir el cambio climático. Por un lado, hay quienes sostienen que la gravedad de la crisis climática justifica acciones audaces, incluso con incertidumbre. Por el otro, Los críticos advierten que las soluciones rápidas pueden causar daños incalculables a los ecosistemas.
James Niffenegger, del Laboratorio Nacional de Energías Renovables, destaca la necesidad de monitorear de cerca los impactos ambientales. A pesar de las promesas, todavía queda mucho que aprender sobre los efectos a largo plazo de alterar la química de los océanos a gran escala.
La inacción no es una opción
Para Gaurav Sant, fundador de Equatic, el mayor riesgo es no actuar. Sostiene que, dada la gravedad del cambio climático, es fundamental tomar decisiones rápidas e implementar soluciones a gran escala. La instalación de Singapur es un ejemplo de cómo la innovación puede ayudar a mitigar el daño causado por el calentamiento global.
Con una inversión de 20 millones de dólares y tecnologías avanzadas, la planta de carbono oceánico representa una combinación prometedora de ciencia y sostenibilidad. Pero el camino a seguir requerirá un equilibrio entre innovación, seguimiento riguroso y respeto por los ecosistemas naturales.