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El gobierno venezolano, en un comunicado publicado por el canciller Yván Gil Pinto, no se anduvo con rodeos al acusar a Brasil de “engañar” a la comunidad internacional al hacerse pasar por “víctima” de una situación que considera una agresión por parte de Itamaraty. Según el comunicado oficial, Venezuela expresó “sorpresa” ante la reacción del gobierno brasileño, lo que, a su juicio, sería un intento de distorsionar los hechos y manipular la opinión pública.
Según el gobierno venezolano, Brasil ha estado involucrado en acciones de “descarada y grosera injerencia” en los asuntos internos de Venezuela, especialmente en materia electoral y política. El comunicado afirma que Itamaraty había violado la Carta de las Naciones Unidas al violar la soberanía nacional venezolana y la autodeterminación del pueblo, principios que son reconocidos por la propia constitución brasileña. Para Venezuela, la postura de Brasil representa una clara violación de los preceptos de no injerencia en los asuntos internos de otros Estados.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela fue más allá al declarar que la iniciativa brasileña presentarse como “testigo” del acuerdo de Barbados “carece de veracidad” y representa una “estrategia” que es necesario detener. El gobierno venezolano enfatizó que los acuerdos fueron desarrollados “exclusivamente por venezolanos”, argumentando que cualquier intento de injerencia extranjera es inaceptable y contrario al espíritu de autodeterminación.
Tensión diplomática
Venezuela también destacó que Itamaraty debería “dejar de interferir en temas que conciernen sólo a los venezolanos” y sugirió que esta postura es esencial para mantener relaciones diplomáticas respetuosas y constructivas entre ambos países. Para Venezuela, Brasil debería adoptar una “conducta diplomática profesional y respetuosa”, según lo que, según el comunicado, ha demostrado Venezuela en su política exterior.
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La crisis en las relaciones bilaterales se ha intensificado desde el veto brasileño al ingreso de Venezuela al grupo BRICS, medida que fue duramente criticada por el gobierno de Nicolás Maduro. En respuesta, Maduro convocó a consultas al embajador de Venezuela en Brasilia, Manuel Vadell, un paso diplomático que marca el agravamiento de la tensión entre ambos países.
Además, desde la controvertida reelección de Maduro, el Brasil se niega a reconocer formalmente el resultado, lo que intensifica aún más las tensiones entre gobiernos. El Itamaraty, hasta el momento, no se ha pronunciado sobre las acusaciones.
