La Armada de Brasil, en respuesta a Argentina, planeó un crucero pesado en el siglo XX, con el objetivo de superar a los barcos argentinos de la clase Veinticinco de Mayo. Este proyecto, impulsado por la rivalidad naval y la ambición tecnológica, proponía un barco con armamento superior y blindaje robusto, diseñado para asegurar la supremacía naval brasileña.
Nn el escenario naval del siglo XX, la Armada de Brasil se propuso una hazaña grandiosa: construir un crucero pesado capaz de superar a los famosos barcos argentinos de la clase Veinticinco de Mayo. Este proyecto no sólo simbolizaba el poder naval, sino también una respuesta directa a Argentina, buscando garantizar la supremacía brasileña en aguas sudamericanas.
En la década de 1930, Brasil, observando el avance naval argentino con la adquisición de los cruceros pesados Almirante Brown y 25 de Mayo, comenzó a planificar un barco que no sólo igualaría, sino que superaría a estos formidables adversarios. El crucero brasileño, inspirado en la clase británica York, esFue una maravilla de la ingeniería. naval, con un desplazamiento estándar de 8.500 toneladas y armado con seis cañones de 203 mm.
Proyecto de crucero para la Armada de Brasil
Este ambicioso proyecto reflejaba la competencia regional y la carrera armamentista en América Latina. Los cruceros de la clase Veinticinco de Mayo, aunque imponentes, no igualaban al crucero brasileño planeado en términos de armamento y capacidad técnica. Con un armamento secundario superior y un robusto blindaje de 76 mm, el barco brasileño habría sido una formidable incorporación a la flota de la Armada brasileña.
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Sin embargo, intervino la realidad geopolítica y económica. oh Tratado Naval de Londres, firmado en 1930, impuso limitaciones a la construcción de nuevos buques de guerra, lo que, junto con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, cambió las prioridades de la Armada brasileña. Los recursos y la atención se redirigieron a construir destructores y defender la vasta costa brasileña.
La transición a la Segunda Guerra Mundial y la necesidad de defender la costa brasileña llevaron al abandono de este audaz proyecto de crucero. El sueño de un crucero brasileño, que rivalizaría con los de Argentina, seguía sin cumplirse, pero la historia de este barco sin construir es un testimonio del período de intensa rivalidad y ambición naval en América Latina.
¿Qué eran los cruceros?
Los cruceros, que surgieron en el siglo XVII, evolucionaron desde barcos de exploración hasta convertirse en poderosas unidades oceánicas. Originalmente más pequeños y más rápidos, con la innovación de la propulsión a vapor en el siglo XIX, se convirtieron en barcos más grandes y armados, capaces de realizar operaciones independientes y prolongadas. La introducción de los cruceros de batalla en el siglo XX, marcado por la carrera armamentista entre potencias navales, ejemplifica la evolución de estos buques, que culminó con el papel crucial que desempeñaron en conflictos como la Primera Guerra Mundial.
Históricamente, Brasil tuvo varios cruceros, como la clase Bahía, pero actualmente no tiene ninguno en servicio activo. La Armada de Brasil, a lo largo del tiempo, operó 16 cruceros, lo que refleja la importancia de estos buques en períodos anteriores. Hoy en día, su flota es diversa e incluye fragatas, corbetas y submarinos, pero sin presencia de cruceros.
Diferencias entre fragatas, corbetas y cruceros
Mientras que las fragatas son de mayor tamaño y están destinadas a misiones de escolta y defensa, equipadas para afrontar amenazas marítimas y aéreas, las corbetas son más pequeñas, centradas en patrullas costeras y misiones de seguimiento, con capacidades de combate limitadas. Los cruceros, en cambio, son buques de mayor tamaño y capacidad de armamento, diseñados para operaciones autónomas y de largo alcance, actuando en misiones ofensivas y defensivas a gran escala.
Actualmente, el buque más imponente de la Armada de Brasil es el PHM Atlântico (A140), un portahelicópteros multipropósito que destaca por su versatilidad y capacidad de proyectar fuerza. Con capacidad para transportar un gran número de marinos y equipos, el Atlántico representa el apogeo del poder naval brasileño en el escenario contemporáneo, simbolizando la evolución y modernización de las fuerzas armadas del país.