Incluso con salarios 5,7 veces superiores a la media, la industria petrolera sufre una falta de profesionales cualificados, lo que amenaza su crecimiento.
La industria petrolera en Brasil está en auge, pero la euforia podría verse frenada por un factor sorprendente: la falta de profesionales cualificados.
Incluso con salarios 5,7 veces superiores a la media de otros sectores, Las empresas se enfrentan a serias dificultades para cubrir puestos vacantes.
Un verdadero “apagón laboral” amenaza el crecimiento del sector, que ya está sintiendo los impactos de esta escasez, incluso con incentivos y salarios atractivos.
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Desde 2020, el sector petrolero en Brasil ha registrado un crecimiento significativo, con un aumento en más del 40% en empleo formal, según datos del nuevo Registro General de Personas Ocupadas y Desempleadas (Cated).
A pesar de las críticas de los ambientalistas, la exploración petrolera continúa batiendo récords, impulsada por la demanda global y el potencial de descubrimientos en el presal, lo que lleva a un aumento de la necesidad de mano de obra calificada.
La creciente demanda de vacantes en el sector
Según el secretario ejecutivo de Abespetro, Telmo Ghiorzi, Se espera que el sector siga creciendo al menos hasta 2029, respaldado por inversiones ya contratadas para plataformas petroleras.
Las petroleras que operan en Brasil comunicaron a la Agencia Nacional del Petróleo (ANP) sus planes de instalar 42 nuevas unidades de producción entre 2024 y 2028, que debería requerir más R$ 500 mil millones en inversiones en el periodo.
El sector de exploración, que busca nuevas reservas de petróleo, también atraviesa un momento acalorado, con la mayor número de bloques de exploración bajo contrato en la historia del país.
Sin embargo, el sector ya se enfrenta a un grave problema: la falta de profesionales capacitados. Según Roberto Ardenghy, presidente del Instituto Brasileño del Petróleo (IBP), en entrevista con el periódico Folha de S. Paulo, el crecimiento acelerado pone al sector en riesgo de sufrir un “apagón laboral”.
“No estamos capacitando a suficiente gente. Actualmente no existe una estrategia de formación de recursos humanos para este sector”, afirma.
El sector ofrece salarios atractivos, pero la cualificación sigue siendo una barrera
Lo que hace esta situación aún más alarmante es que a pesar de los altos salarios, Las vacantes siguen siendo difíciles de cubrir. Según Ardenghy, por Sólo 14 plataformas previstas por Petrobras, tarda aproximadamente ocho mil personas a bordo.
Destaca además que el sector paga 5,7 veces el salario medio de otros sectores para los mismos profesionales, lo que pone de relieve la gravedad del problema de la falta de cualificación.
La dificultad no es exclusiva de las grandes petroleras. Los proveedores de servicios, como Ocyan, enfrentan obstáculos similares. Este septiembre, según publicó el CPG, Ocyan abrió 500 vacantes para mantenimiento de plataformas.
Sin embargo, según la información, la empresa tiene dificultades para encontrar candidatos cualificados. “El gran cuello de botella, cuando hablamos del fuerte crecimiento del sector, es el laboral, cómo las empresas encontrarán en el mercado el número de profesionales que necesitan”, explica Jorge Mitidieri, presidente de Ocyan.
Segmentos más impactados por la falta de mano de obra
La situación es igualmente desafiante para las empresas que apoyan la producción de petróleo, que ofrecen servicios cruciales como el transporte de insumos y la instalación de equipos submarinos.
El sector pide apoyo a la Armada potenciar la formación de personal cualificado. Además, existen preocupaciones sobre el impacto de esta escasez de mano de obra en proyectos a largo plazo.
El Instituto de Estudios Socioeconómicos (Inesc) también cuestiona el uso masivo de subsidios gubernamentales que han impulsado el crecimiento del sector.
Según un estudio reciente, hubo R$ 260 mil millones en subsidios entre 2015 y 2023, un valor considerado alto para un sector que, para muchos, debería estar haciendo la transición hacia fuentes de energía más sostenibles.
“El gobierno sostiene que nuestro problema de emisiones está asociado a la deforestación y al uso de la tierra”, comenta Alessandra Cardoso, asesora política del Inesc, quien critica la falta de un debate más amplio sobre el tema.
La presión de los ecologistas y los retos del sector
Organizaciones ambientalistas como ONG 350.org, han estado presionando al gobierno brasileño para que incluya objetivos de reducción de combustibles fósiles en los compromisos internacionales.
Durante la presidencia brasileña del G20, que tendrá lugar en noviembre de 2024, el grupo aboga por que Brasil lidere un movimiento global para la transición energética.
Según la activista María Victoria Emanuelli, “Brasil tiene la inmensa responsabilidad de enviar señales audaces y ambiciosas a los países del mundo... debemos cortar de raíz la causa de la crisis climática: dejando de quemar petróleo, gas y carbón y financiando una transición justa”.
Según Ardenghy, sin embargo, la realidad es que el petróleo se seguirá consumiendo durante muchos años, y la producción brasileña, que emite menos gases de efecto invernadero, ayuda a descarbonizar la industria global. “Si Brasil deja de producir petróleo, el mundo emitirá más”, argumenta el presidente del IBP.
También destaca que el petróleo es un importante motor de la economía nacional. En los últimos años, el sector fue responsable de parte del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) brasileño, especialmente en el segundo trimestre de 2024, cuando el industria extractiva creció 1% en comparación con el año anterior, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
El futuro de la producción y el riesgo de desaceleración
Con las inversiones en curso, la producción nacional de petróleo debería crecer desde los niveles actuales. 4 millones a más de 5 millones de barriles de petróleo equivalente por día para 2030.
Sin embargo, para evitar una caída de la producción en la próxima década, el sector defiende la necesidad de explorar nuevas fronteras, tal como margen ecuatorial.
Ante esta realidad, ¿Brasil está preparado para enfrentar los desafíos de la calificación de la fuerza laboral y, al mismo tiempo, seguir siendo una referencia mundial en el sector petrolero?