La propulsión helicoidal, con su innovador motor, revoluciona la locomoción en terrenos difíciles, demostrando que nada puede detenerla.
En los años 70, un equipo de cosmonautas aterrizó en Siberia y esperaba un rescate convencional. Para su sorpresa, el rescate se produjo en un vehículo con dos tornillos gigantes, como sacados de una película post-apocalíptica. Esa es la magia de la propulsión helicoidal.
La idea de utilizar tornillos para la locomoción no es nueva. A finales del siglo XIX, Jacob Morath desarrolló en Estados Unidos una máquina agrícola que utilizaba tornillos para moverse. A lo largo de las décadas se han creado diversas versiones, desde locomotoras de vapor hasta tractores diseñados para circular sobre la nieve. Pero fue en la Unión Soviética donde la propulsión helicoidal encontró su verdadero hogar.
La increíble historia de la propulsión helicoidal
En los años 60, la empresa Sasil desarrolló los primeros vehículos soviéticos con propulsión helicoidal. El modelo más impresionante, el ZIL 4904, era un monstruo de 8,27 metros que podía transportar más de 9 toneladas. Navegaba con facilidad por la nieve y el barro, pero era difícil de transportar por carreteras normales.
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Para solucionarlo, apareció en 2906 el ZIL 1975. Más pequeño y ágil, se utilizó durante años para rescatar a cosmonautas y a sus acompañantes. Cápsulas Soyuz en la despiadada Siberia. ¡Imagínese regresar del espacio y ser rescatado por un vehículo tan futurista!
El motor de propulsión de tornillo.
El corazón de estos vehículos es el motor que impulsa los tambores helicoidales. En modelos soviéticos como el ZIL 29061, se instalaron dos motores para mejorar el rendimiento. Estos motores son esenciales para convertir la potencia en movimiento de rotación, que luego se transforma en locomoción a través de los tambores.
Los motores generalmente tienen una potencia significativa, y los modelos más modernos utilizan motores diésel de 120 a 137 caballos de fuerza. Este tipo de motor es robusto y capaz de generar el torque necesario para mover los pesados tambores helicoidales a través de terrenos difíciles como nieve, barro e incluso agua.
La eficiencia del motor en diferentes terrenos es notable. En terreno blando, el vehículo alcanza velocidades de hasta 45 km/h, mientras que en agua puede alcanzar velocidades de 16 km/h. Esta versatilidad es lo que hace que la propulsión por tornillo sea tan especial, ya que le permite atravesar áreas donde los vehículos convencionales fallarían.
El futuro de la propulsión por tornillo
A pesar de no ser habituales, estos vehículos son insustituibles en terrenos pantanosos y nevados. Rusia continúa produciendo versiones modernas, como el CVM 2901, que se utiliza en operaciones de petróleo y gas en Siberia y tiene un potente motor que lo hace ideal para condiciones extremas.
Propulsión por tornillo es una maravilla de la ingeniería que demuestra que, en terreno difícil, nada puede detenerlo. Desde el rescate de cosmonautas hasta aplicaciones industriales, estos vehículos demuestran que la innovación puede superar cualquier obstáculo. Entonces, ¿qué te pareció esta tecnología revolucionaria?
Siempre es bueno tener alternativas en situaciones de desastre.
¡Sensacional, sería ideal para usar contra incendios en el Pantanal!