El nuevo salario mínimo de 2025, que entrará en vigor en unos días, aún genera dudas sobre el valor oficial
O salario mínimo Es uno de los pilares de la economía de Brasil y afecta a millones de trabajadores y jubilados. En las últimas semanas se han intensificado los debates sobre un posible cambio en la fórmula de cálculo, con propuestas que podrían impactar en el valor final del salario mínimo en 2025.
Los cambios apuntan a controlar el gasto público, pero plantean dudas sobre la efectos en los ingresos de la población, desde el salario mínimo en 2025 debería ser menor de lo previsto inicialmente.
el escenario actual
Durante este año 2024, el salario mínimo se fijó en U$D 1.412, con un incremento del 7,7% respecto al año anterior.
- El crecimiento del PIB brasileño alcanza el 2,8% en 2024, pero el Banco Mundial advierte sobre desafíos fiscales por el gasto en pensiones y la deuda pública
- Esta es la nueva finca MÁS GRANDE de Brasil, impresionante por su sorprendente tamaño, está valorada en 30 MIL MILLONES, tiene 970 km de carreteras y puede albergar 10 países juntos
- Un proyecto de autopista ignorado durante 50 años resurge de las cenizas y promete transformar radicalmente la región con muchos empleos, turismo y una economía fuerte; Los riesgos medioambientales, sin embargo, aterrorizan a los expertos
- ¡Para poner celoso a Brasil! Argentina logra hazaña económica que no había logrado en años
Según la regla de valoración actual, el ajuste del salario mínimo en 2025 sería U$D 118, elevando el valor a U$D 1.530 — un aumento del 8,36%.
Sin embargo, el gobierno propuso una nueva norma que reduce el aumento a U$D 107, lo que resulta en un salario mínimo de U$D 1.519.
Aunque la diferencia parece pequeña, simboliza un intento de controlar el crecimiento de la deuda pública.
El cambio también refleja un nuevo enfoque gubernamental sobre el marco fiscal, aprobado en 2023, que limita el aumento del gasto público.
El impacto en la economía del salario mínimo en 2025
El salario mínimo juega un papel crucial en el ajuste de las prestaciones sociales, como las pensiones y el Beneficio de Pago Continuo (BPC).
Se estima que el ahorro para las arcas públicas alcanzará los 110 mil millones de reales en 2030, y 2 mil millones de reales ya en 2025. Este ahorro puede utilizarse para reducir la presión sobre el presupuesto federal, pero también puede reducir el poder adquisitivo de las familias que dependen de el mínimo para sobrevivir.
La nueva fórmula propuesta
Actualmente, el salario mínimo se ajusta con base en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) acumulado en 12 meses, sumado a la variación del Producto Interno Bruto (PIB) consolidado de los dos años anteriores.
Con la nueva propuesta, el cálculo incluiría sólo la inflación medida por el INPC y un “bloqueo” del PBI, limitado al 2,5%. Si bien el PIB de 2023 registró un crecimiento del 2,9%, esta limitación se presentó como una forma de contener el gasto público.
¿Cuándo entrará en vigor el nuevo valor?
Independientemente de la norma aprobada, el nuevo salario mínimo entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2025. El gobierno tendrá hasta finales de 2024 para decidir si mantiene la fórmula actual o implementa la nueva metodología.
En otras palabras, si el gobierno no logra cambiar la fórmula de cálculo, el valor del salario mínimo en 2025 será U$D 1.530.
Desde su creación en 1936, durante el gobierno de Getúlio Vargas, el salario mínimo se ha ido ajustando periódicamente. La historia reciente muestra variaciones que reflejan cambios económicos y políticos a lo largo de las décadas:
- 2024: R$ 1.412 (aumento del 7,7%)
- 2023: R$ 1.320 (aumento total del 8,9%)
- 2022: R$ 1.212 (aumento del 10,18%)
- 2015: R$ 788 (aumento del 8,84%)
- 2010: R$ 510 (aumento del 9,68%)
- 1995: R$ 100 (aumento del 42,86%)
Estas cifras muestran cómo ha evolucionado el salario mínimo, siguiendo la inflación y el crecimiento económico, pero también enfrentando desafíos relacionados con el control fiscal.
El debate sobre el futuro
La propuesta de limitar el ajuste del salario mínimo no es unánime. Por un lado, busca garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas.
Por otro lado, genera preocupación por el impacto en la calidad de vida de los brasileños, especialmente aquellos que dependen directamente del salario mínimo.
Para muchos economistas, el equilibrio es esencial. Una política de valoración que considere tanto el crecimiento económico como la inflación puede ayudar a proteger los ingresos familiares sin comprometer el presupuesto público.