La decisión establece que Aracaju devuelva 20,78 km² de su territorio a São Cristóvão, después de una disputa territorial de décadas por áreas anexadas a la capital en 1989 y 1999.
En una decisión histórica del Tribunal Federal de Sergipe, Aracaju deberá devolver un área de 20,78 km² – aproximadamente el 11,4% de su territorio – al municipio de São Cristóvão.
El juez Pedro Esperanza Sudário, del 3º Tribunal Federal de Sergipe, ordenó al Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) realizar una nueva demarcación de límites territoriales, con base en la legislación estatal anterior a la Constitución de 1989.
La decisión se tomó con base en un fallo de 2012, que pasó por varias instancias y llegó a un veredicto final.
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Según la orden judicial, además del IBGE, también se notificará a los tribunales de cuentas para que realicen ajustes a las transferencias de impuestos, afectando directamente los recursos que recibió Aracaju por las áreas en disputa.
La sentencia trae cambios significativos para ambas ciudades, especialmente para Aracaju, que perderá parte de su población e infraestructura, ahora integrada en São Cristóvão.
El cambio de territorio afecta a la población y a la infraestructura local
Con la nueva demarcación, alrededor de 30 mil personas que actualmente viven en la región se trasladarán oficialmente a São Cristóvão.
Datos proporcionados por la Municipalidad de Aracaju indican que un total de 6.727 edificios, 14 escuelas con más de 6.400 estudiantes matriculados, tres unidades de salud que atienden a 32.837 pacientes y 3.334 puntos de alumbrado público, además de 31 kilómetros de vías pavimentadas, serán transferidos a São Cristóvão y seis zonas consideradas en riesgo.
Estas áreas, que estaban bajo la administración de Aracaju, fueron anexadas a su territorio en 1989 y 1999, mediante la Constitución estatal y una Enmienda Constitucional, respectivamente.
La transferencia de estos servicios e infraestructuras tendrá importantes impactos tanto en la población como en los organismos públicos de ambas ciudades, que necesitarán adaptar sus presupuestos y políticas locales a la nueva realidad territorial.
Disputa por límites territoriales
La municipalidad de São Cristóvão basó su acción en el argumento de que los cambios de límites realizados en 1989 y 1999 eran inconstitucionales, ya que ocurrieron sin una ley complementaria específica y sin consulta popular.
La ciudad exige que se respeten los límites originales del territorio, definidos por la Ley 554 de 1954. Esta legislación original establecía una línea fronteriza más al este, desde la desembocadura del río Vaza-Barris hasta el barrio Jabotiana, en el norte, de acuerdo con la ruta del IBGE.
Ayuntamiento de Aracajú se opone a la decisión y sostiene que la delimitación de 1954, utilizada como referencia, no incluía técnicas modernas de georreferenciación, esenciales para garantizar la precisión en los límites.
Además, la administración afirma que el cambio perjudicará el sentido de pertenencia de la población local y podría perjudicar a la comunidad de Aracaju, que ve parte de su estructura urbana transferida a São Cristóvão.
Nueva etapa en la disputa territorial
Con la decisión judicial firme y sin posibilidad de apelación, Aracaju deberá iniciar el proceso de transición de áreas y servicios.
El impacto territorial y social de este cambio traerá desafíos logísticos y administrativos, ya que São Cristóvão absorberá una parte importante de la infraestructura y los servicios públicos que anteriormente estaban bajo la responsabilidad de Aracaju.
El resultado de esta disputa representa una victoria para São Cristóvão, que llevaba décadas buscando el reconocimiento de sus derechos territoriales sobre estas áreas.
La decisión refleja la necesidad de una mayor regulación en los procesos de definición y cambio de límites municipales, con el objetivo de evitar conflictos futuros y garantizar que las poblaciones locales sean consultadas adecuadamente sobre cuestiones territoriales que impactan directamente sus vidas.
Ahora, la expectativa es que el IBGE complete la actualización de los mapas y la nueva demarcación del territorio entre Aracaju y São Cristóvão, formalizar oficialmente la redistribución del área en disputa y garantizar que los impuestos y servicios públicos se realineen de acuerdo con la nueva configuración de los límites.