Brasil financió la construcción y ampliación de los sistemas de metro de Caracas y Los Teques en Venezuela con una inversión de R$ 2,2 mil millones.
La historia del financiamiento del metro venezolano por parte de Brasil comienza en los años 90, bajo la administración de Fernando Henrique Cardoso, quien buscó promover el crecimiento económico brasileño estimulando la exportación de servicios de ingeniería. A través del BNDES, se pusieron a disposición grandes sumas de dinero para empresas empresas, incluida Odebrecht, para desarrollar proyectos internacionales.
Los metros de Caracas y Los Teques, financiados con R$ 2,2 mil millones del BNDES, prometieron facilitar el transporte de millones de pasajeros. Caracas, con su sistema inaugurado en 1983 y ampliado con el paso de los años, contaba con 48 estaciones y tenía más de 70 kilómetros de longitud. Los Teques, aunque más pequeños, también recibieron una importante extensión de línea.
Inversión brasileña en metros de Venezuela
Sin embargo, la crisis económica venezolana y los escándalos de corrupción que involucran a Odebrecht, especialmente revelados por Operação Lava Jato, comprometió gravemente la continuidad y finalización de los proyectos. Las revelaciones incluyeron enormes cantidades de sobornos y financiamiento ilegal para las campañas presidenciales venezolanas, lo que complica aún más la situación.
La inversión brasileña en los metros venezolanos destaca no sólo por su monto, sino también por la oportunidad perdida de aplicar dichos recursos a mejoras de infraestructura dentro del propio Brasil. El retraso en las obras y la dificultad de Venezuela para cumplir con sus compromisos financieros dejan una mancha en la política exterior y económica brasileña.
Venezuela, que atraviesa una grave crisis económica desde 2010, enfrenta dificultades para cumplir sus compromisos financieros con Brasil. Esto incluye el pago por el desarrollo de proyectos de metro, que forman parte de una deuda mayor que supera los 5 millones de dólares.
Déficit en transporte público supera los 850 kilómetros en Brasil
En comparación con las necesidades brasileñas, donde el déficit en transporte público supera los 850 kilómetros en metros y trenes, la decisión de financiar tales proyectos externos plantea interrogantes sobre las prioridades y la gestión de los recursos públicos.
Mientras Brasil continúa enfrentando retrasos en la recepción de los pagos adeudados por proyectos, la historia del metro financiado en Venezuela sirve como un ejemplo de advertencia de los riesgos de las grandes inversiones internacionales sin garantías adecuadas de retorno o beneficio directo para la población brasileña. Es probable que persista el debate sobre la eficacia y las motivaciones detrás de esta financiación, según los nuevos desarrollos y siguen surgiendo novedades.