La cantidad de barriles que se pueden extraer y el precio del petróleo por encima del promedio hacen que el presal sea la mejor fuente de inversiones en alta mar en el mundo.

El presal brasileño demostró ser muy popular entre los principales operadores petroleros del mundo, hecho confirmado por la 4ª ronda de subastas que tuvo lugar en el viernes pasado (8) con seis multinacionales luchando por las mejores ofertas (más información), con el fin de operar estos bloques de exploración. Toda esta codicia tiene una explicación muy lógica: Se estima que al menos cinco mil millones de barriles de petróleo podrían extraerse de estos activos, según informan profesionales de la geología y expertos en producción.

Los expertos dicen que hoy en día, las multinacionales petroleras ven la capa presal como el mayor y mejor activo de exploración en alta mar para la inversión en el mundo. También agregan que el mercado tiende a mantener el precio del barril por encima de los US$ 70,00 el barril, si se toman en cuenta las inestabilidades geopolíticas. Con la previsión de buenos precios futuros, las compañías petroleras, naturalmente, no quieren quedarse fuera de esta cuota de mercado.

Potencial del bloque Uirapuru

El consultor de ZG Consulting en Exploración de Petróleo, Pedro Zalán, quien también es geólogo, dice que de todos los bloques en disputa, el de Uirapuru fue el más atacado. Resulta que estudios sísmicos, entre otras investigaciones, señalan que estos bloques pueden contener reservas de petróleo entre 2 y 3 mil millones de barriles recuperables con las tecnologías actuales, que son capaces de extraer cerca del 30% de la reserva de un pozo.

Statoil apuesta todas las fichas

El bloque Uirapuru está ubicado en el sector norte del activo Carcará, en el presal de la Cuenca de Santos. Statoil (ahora Equinor) es el segundo operador con mayor participación de operaciones en este bloque, ya que Petrobras optó por ejercer su derecho de suscripción preferente porque en el grupo que estaba en disputa, había perdido las ofertas. La noruega informa que invirtió buena parte de su capital brasileño en Uirapuru, apostando al “todo o nada”.