A pesar de la falta de pedidos del mercado offshore, los astilleros reciben pedidos de barcos y la construcción naval se centra en las oportunidades que se presentarán en los próximos años
Nuestra industria de construcción naval, centenaria y alguna vez muy elogiada, está abandonando gradualmente la "UCI" donde respiraba "con la ayuda de las máquinas". Después de que se aprobara y otorgara el financiamiento al Astillero Enseada de Maragogipe (BA), el optimismo está regresando gradualmente a todo el sector de la construcción naval.
Consulta los contratos ganados y las negociaciones de cada astillero
Cala, Maragogipe (BA)
Construirá 2 buques portacontenedores de 2.000 toneladas para Petrocity Portos S.Cuyo financiamiento fue aprobado por el Fondo Nacional de la Marina Mercante en julio pasado y ascendió a R$ 617 millones para los dos buques. La expectativa es generar 750 empleos directos, llegando a 3 empleos con empleos indirectos.
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Astillero Oceana, Itajaí (SC)
Construirá 4 fragatas clase Tamandaré para la Armada de Brasil y es, sin duda, el mayor contrato en esta nueva etapa de la construcción naval brasileña. Estimado en R$ 6 mil millones, el contrato ya se movió con la adquisición del astillero de Itajaí por parte de la alemana Thyssenkrupp y ya comenzó la contratación para la ingeniería de detalle. Se estima que se contratarán dos mil trabajadores y se generarán otros 6 mil empleos indirectos en el clúster naval de Itajaí.
Negociaciones en los Astilleros Brasfels (RJ), Jurong (ES), ERG y EBR (RS)
En el campo de las negociaciones, podemos mencionar, como obras con alta probabilidad de realización, los proyectos para la reanudación de las plataformas de Sete Brasil, vendidas al fondo inversor formado por Magni Partners y Mubadala, con la construcción detenida en Estaleiros Brasfels, en Angra. (RJ) y Jurong, en Aracruz (ES) y los pocos servicios del sector offshore que son los módulos MV-31 y MV-32 ganados por Brasfels (RJ) y EBR (RS).
También destacamos la negociación entre ECOVIX, controladora del astillero Rio Grande, en Rio Grande (RS) y el grupo chileno ASMAR para la construcción de un buque polar para la Marina de Brasil que podría generar 5 puestos de trabajo en el polo naval del sur.
Sin mencionar los proyectos en curso, como los del astillero ICN, en Itaguaí (RJ), que construye 4 submarinos convencionales y 1 submarino nuclear para la Armada de Brasil, con una Fábrica de Estructuras Metálicas instalada en el sitio.
Como pueden ver, las obras están ocurriendo en los astilleros, no al ritmo que quisiéramos y no generando empleos como antes, pero la lenta recuperación de la construcción naval brasileña viene haciendo que todos los que dependen de ella se sientan optimistas.
Por Renato Oliveira
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