El buque de guerra de la Marina, de 32,8 toneladas y 265 metros de eslora, anclado desde 2017 en Río de Janeiro fue vendido y pasará a ser chatarra

El buque de guerra más grande de la historia de la Armada de Brasil, el NAe São Paulo, fue vendido la semana pasada por el precio de un automóvil Porche para ser convertido en chatarra. La venta se realizó a través de una subasta virtual, en el valor de R$ 10.550.000. El valor pagado por la nave corresponde al valor de un Porsche 918 Spyder, que varía entre R$ 10 y 12 millones. Hasta el momento se desconoce quién fue el comprador de la embarcación que fue desactivada.

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El NAe São Paulo fue la base de un escuadrón de aviones de combate McDonnell Douglas A-4, que fue rebautizado como AF-1 por la Marina. Ahora, las aeronaves se ubican dentro de una base aérea, aunque estén adaptadas para aterrizar y despegar de barcos.

Esta no era la primera vez que las Fuerzas Armadas "cambiaban el nombre" de un artículo. En 2020, el Portahelicópteros Multipropósito Atlântico pasó a llamarse “Buque Aeródromo”. En ese momento, la justificación dada por la Marina de Brasil para el cambio de nombre fue que el buque es capaz de recibir aeronaves de ala fija y despegue y aterrizaje vertical.

El buque de guerra, de 32,8 toneladas y 265 metros de eslora, está anclado en Río de Janeiro desde 2017, cuando el gobierno desistió de modernizar la embarcación y optó por venderla. Desde entonces, varias ONG intentaron convertirlo en un museo, mientras que la Armada de Brasil buscaba deshacerse del equipo.

El buque de guerra más grande de la historia de la Armada de Brasil se convertirá en chatarra

Con la venta, el comprador es responsable de transportar la nave, sin embargo, en el caso de NAe São Paulo, de la Marina, ya no será posible, ya que la nave ya no puede despegar por sus propios medios, lo que hace que el nuevo el propietario tiene que desmontarlo. De esta forma, podrá sacar provecho de la chatarra.

Por exigencia contractual de Francia, que construyó y vendió el barco a la Marina brasileña, debe ser desmantelado por astilleros de reciclaje aprobados por la Unión Unión Europea, que cumplen con la normativa de reciclaje y recogida de residuos tóxicos.